CLAVES
Por Manuel Riveiro
El propio estudio de alternativas de los promotores puntúa mejor ambientalmente dos opciones distintas a la pieza de suelo rústico a 400 metros del espacio natural de las Dunas de Corralejo
Dreamland se ha convertido ya en el debate territorial de Fuerteventura más importante de la última década. El parque temático y comercial, a apenas 400 metros del Parque Natural de las Dunas de Corralejo, supondría urbanizar 160.001 metros cuadrados de suelo rústico, en la actualidad virgen, para construir edificios que llegan a superar los 24 metros de altura.
La declaración de interés insular –con el desempate del presidente del Cabildo, Sergio Lloret, y la “traición” a Fuerteventura de Andrés Briansó, como ha calificado Podemos su voto a favor- ha desatado ya una oleada de críticas y la tramitación se prevé convulsa.
Diario de Fuerteventura ha accedido a la documentación del expediente y estas son algunas de las principales claves:
Impacto territorial. La primera objeción del Órgano Ambiental de Fuerteventura a Dreamland, plasmada en un acuerdo del pasado mes de mayo, fue cuestionar el propio interés insular del proyecto, sus beneficios a la población y la idoneidad ambiental de la ubicación propuesta: una pieza de suelo rústico “con valores naturales esenciales y únicos”. El Órgano Ambiental también resalta la “fragmentación del territorio” que supondría el parque temático y comercial en una zona “alejada de áreas urbanas”.
La Ley del Suelo de Canarias que se está utilizando para la reclasificación de la pieza de terreno rústico, vendida el 10 de diciembre de 2020 por la cadena hotelera RIU a la empresa promotora, encabezada por José Antonio Newport, a 50 céntimos el metro cuadrado, deja claro que los proyectos de interés insular “pueden ejecutarse en cualquier clase de suelo”.
Sin embargo, el planteamiento de partida del Estudio de Alternativas de Ubicación, que lleva la firma del ingeniero Francisco González-Jaraba y del biólogo Rosendo López, fechado este pasado mes de octubre, pese a que define el complejo Dreamland como un “equipamiento turístico estratégico”, reduce al suelo rústico común como el único que pudiera “albergar” el parque temático y comercial, y descarta otras opciones, como el suelo urbano o el urbanizable.
Es más, rechazan Puerto del Rosario como emplazamiento con el argumento de que su suelo rústico común está “en el entorno exterior de la circunvalación y muy cercano a un entorno eminentemente urbano”, en contra de lo planteado por el Órgano Ambiental.
El documento de los promotores también descarta el área costera de Parque Holandés, que dicen que está “destinada a zona turística estratégica” y a “la posible expansión del suelo residencial” de la localidad.
En cambio, en el último trámite de información pública del Plan Insular de Ordenación de Fuerteventura (PIOF), el empresario Carlos Cebriá, en representación de la compañía Gestión Empresarial Rudy, presentó una propuesta de ordenación de esa franja urbanizable que incluía la construcción de un plató de cine. Se llegó a cuantificar una inversión de 4,8 millones de euros para una zona dedicada al mundo audiovisual de 96.500 metros cuadrados.
Mala valoración. En el estudio de alternativas encargado por los promotores de Dreamland, las opciones se reducen a cinco: una bolsa de suelo en Corralejo (contigua en parte a la Avenida Juan Carlos I); los terrenos entre la autovía del norte y Parque Holandés; la finca de RIU donde compraron, tras segregarse, los 160.001 metros cuadrados elegidos; un espacio entre Nuevo Horizonte y El Castillo; y Matas Blancas, en el municipio de Pájara.
El estudio se divide en dos bloques: por un lado, el análisis de criterios técnicos, territoriales y socioeconómicos, y, por otro, los criterios ambientales. Las notas las ponen los profesionales contratados por los promotores de Dreamland.
En el primer bloque, en uno de los apartados valoran mejor la ubicación elegida junto al Parque Natural de las Dunas por el hecho de que la empresa de Newport ya es la propietaria de los terrenos.
Las localizaciones junto al pueblo de Corralejo y al lado de El Castillo tienen mejor valoración ambiental, según el propio estudio encargado por Newport
Sin embargo, en la parte del análisis estrictamente ambiental de las cinco alternativas, reconocen que, en esa zona, “en relación con la flora y fauna, se advierten especies sometidas a protección”, y citan especies en peligro de extinción, como la hubara, el guirre y el cuervo, o el alcaraván majorero, con un régimen de protección especial.
También admiten que, aunque “la superficie no está dentro de ninguna figura” de espacio natural, “colinda con algunos espacios catalogados como tal”, como el Parque Natural, la Zona de Especial Conservación (ZEC) y la Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA).
De hecho, una de las “medidas ambientales” introducidas en el proyecto antes del polémico pleno del Cabildo de noviembre ha sido incorporar un “mirador de acceso público, donde además de contemplar las aves esteparias de la zona, se pueda admirar la belleza del paisaje de la costa nordeste de Fuerteventura”. “Se trata de una puesta en valor”, argumentan los promotores, “de las cualidades naturales del emplazamiento del proyecto Dreamland, tanto con fines científicos como turísticos”.
Estudio de alternativas encargado por los promotores de Dreamland a Rosendo López y Francisco González-Jaraba, que admite que la posibilidad de un suelo junto al pueblo de Corralejo (A1) y otro entre Nuevo Horizonte y El Castillo (A3) son más idóneos desde el punto de vista ambiental.
Según el propio estudio de alternativas de los promotores, el emplazamiento que han elegido junto al Parque Natural de las Dunas es el tercero en valoración ambiental de entre cinco posibilidades, por detrás de la zona de Corralejo y de los terrenos entre Nuevo Horizonte y El Castillo, que tienen mejor puntuación en este bloque.
Una conclusión del documento de los profesionales contratados por la empresa de Newport es reveladora de su vara de medir: “Cabe atribuir al proyecto (Dreamland) un potencial efecto enriquecedor del paisaje”.
Contradicciones sobre el acceso. Uno de los aspectos más controvertidos que se aprecia en el expediente tiene que ver con el acceso a ese paraje rústico que se pretende urbanizar. En una “aclaración” fechada este pasado 16 de noviembre, el ingeniero González-Jaraba especifica que “la opción seleccionada” es utilizar la carretera secundaria que parte de la glorieta de la FV-101, en frente de la urbanización Casilla de Costa, en el límite de Villaverde, denominada carretera de Los Risquetes.
El estudio ambiental reconoce la existencia de “especies sometidas a protección” y cita la hubara, el guirre, el cuervo o el alcaraván majorero
Se trata de una vía estrecha -“con un ancho total que no llega a los seis metros”, admite el ingeniero- por la que, según las previsiones del proyecto, pretenden que circulen guaguas de turistas, que uno de cada cuatro visitantes a Fuerteventura pase por allí para acudir al parque temático y comercial (a 50 euros la entrada para los no residentes) y también utilizar la “cercanía” con Lanzarote para atraer a visitantes que llegarían por esa carretera local.
En el proyecto se contempla que la isla vecina “sea parte importante de la potencial clientela de Dreamland con excursiones programadas de un día”, mediante “paquetes a ofrecer a hoteles y touroperadores”.
En la citada aclaración del ingeniero González-Jaraba se señala que, al utilizarse esa carretera secundaria tal y como está, “inicialmente no supondrá una inversión adicional”. El coste mínimo de la rehabilitación de esa vía pública supondría más de 1,8 millones de euros de inversión.
La puntualización sobre los accesos, registrada unos días antes del pleno de la declaración de interés insular, abre más dudas, porque el expediente está plagado de referencias a que Dreamland tendrá “acceso directo” desde la autovía de Corralejo.
Así se refleja en otro documento de los promotores fechado en octubre para contestar al Órgano Ambiental de Fuerteventura y en el propio Estudio de Alternativas de Ubicación, que como primera razón para justificar la idoneidad del suelo junto a las Dunas frente a otras posibilidades destaca que es la opción “más óptima desde el punto de vista de la conectividad con la FV-1”.
Alturas de las edificaciones previstas junto al Parque Natural de las Dunas, con hasta 24,2 metros de alto, reflejadas en uno de los documentos de Dreamland presentados en el Cabildo.
Impacto visual. Los reparos que ya puso sobre la mesa el Órgano Ambiental de Fuerteventura al proyecto hace seis meses tienen que ver, en gran medida, con la “alteración visual del entorno”.
El citado órgano considera que no se justifica “la necesidad de realizar el proyecto en esa ubicación” y, en contra de lo defendido por los promotores, que sostienen que habría un “impacto visual mínimo”, con edificaciones e instalaciones de “hasta tres y cuatro plantas en algunos casos” se comprueba que “el impacto visual será de muy alto grado” en un lugar “nada antropizado y lejos de los núcleos de población”.
La respuesta de los promotores básicamente ha sido no admitir enmiendas al proyecto Dreamland, que consideran que supondría “la creación de un icono, un referente y un reclamo para Fuerteventura”.
Frente a la objeción del Órgano Ambiental sobre construir en un suelo virgen, los promotores dicen que “la imperiosa necesidad de no saturar ni sobrecargar las áreas más urbanizadas de la Isla ha llevado a descartar la ubicación de Dreamland en zonas más urbanizadas”.
Y frente a la opción de semienterrar las edificaciones, como planteó el Órgano Ambiental, para “reducir el impacto visual sobre su entorno”, replican que “la presencia de una capa basáltica de terreno”, a poca profundidad, “coarta” esas “pretensiones”.
En la documentación de Dreamland se identifican hasta 18 edificaciones: la más grande, que ocupa más de 5.600 metros cuadrados de superficie, alcanzaría los 24,2 metros de altura
En la documentación de Dreamland se identifican hasta 18 edificaciones, algunas con 19 metros de alto, otras con 19,5 y la más grande, que ocupa más de 5.600 metros cuadrados de superficie, alcanzaría los 24,2 metros de altura.
En la ficha general del complejo que se asentaría sobre actual suelo rústico se especifica una edificabilidad de 112.000 metros cuadrados construidos, con vía libre para cuatro plantas, uso global terciario y uso compatible comercial, de restauración y administrativo. Los únicos usos incompatibles que figuran en la ficha son el residencial y el industrial “no vinculado a la producción audiovisual”.
El empleo. La diversificación económica, “dejando atrás el monocultivo de turismo”, y la generación de empleo han sido los dos elementos a los que se han agarrado los partidos que defienden la declaración de interés insular (PSOE y AMF votaron a favor, mientras que los consejeros de Podemos y Nueva Canarias han sido desautorizados por sus partidos).
Las cifras del proyecto demuestran que la base de Dreamland serán los turistas: de 23,7 millones de euros en ingresos en el décimo año de explotación, unos 18,3 millones procederían del parque temático, unos 3,1 millones de los estudios de cine y alrededor de dos millones de la academia de formación.
La parte comercial y de restauración –al menos 4.000 metros cuadrados- se pretende externalizar. La cifra dada, 15.000 euros al mes, está muy por debajo de los precios de mercado. Y, en cuanto a la unidad de negocio utilizada para justificar la declaración de interés insular, los estudios de cine, sería la menos rentable: apenas 15.000 euros en positivo en el octavo año de explotación y menos de medio millón en el décimo ejercicio de Dreamland.
Listado de empleos que crearía Dreamland, según la memoria del proyecto, que cita 10 en los estudios de cine, que es la línea de negocio utilizada principalmente para la declaración de interés insular. En el estudio de viabilidad se contradice y menciona 17 empleos.
El documento de viabilidad económica solo prevé 17 empleos en el estudio de cine y, de los apenas 150 empleos directos, más de 100 son trabajos comunes
En cuanto al empleo, la memoria del proyecto afirma que “se prevé una creación de unos 150 puestos de empleo directo de alta cualificación”, entre los estudios de cine, el parque temático y la academia de formación. Sin embargo, en la relación de los puestos de trabajo, más de 100 son de empleos comunes, como 69 trabajadores para gestionar las visitas de los turistas, 21 vigilantes de seguridad o 14 profesionales de limpieza.
Para la explotación de los estudios de cine tan solo se contaría “con un total de 17 empleados desde un primer momento, pudiéndose incrementar en función de la evolución que experimente el negocio”, según se apunta en el estudio económico, aunque en otro de los documentos, la memoria del proyecto, se menciona la contratación de 10 empleados para los estudios de cine.
En cualquier caso, las previsiones económicas de Dreamland apuntan a que el gasto en personal de los estudios de cine rondará tan solo el medio millón de euros al año y no escalará más en esa primera década.
La financiación. En una entrevista el año pasado, Newport soltó que en Dreamland se invertirían 120 millones de euros. En la documentación del proyecto presentada al Cabildo, el presupuesto se reduce a 76,8 millones a ejecutar en cinco fases, aunque esperan generar ingresos desde el segundo ejercicio.
La empresa ha comprometido “la total y absoluta implicación de sus accionistas”, que han constituido un capital social de cuatro millones. “Actualmente, se mantienen negociaciones con diversas entidades de crédito”, a las que han sondeado para obtener “entre los 10 y los 20 millones”.
Estudio de viabilidad económica presentada por los promotores de Dreamland para la declaración de interés insular.
Newport señala en un documento que hay “gran interés” de compañías audiovisuales, “como es el caso del grupo francés Banijay”, y que negocia la entrada de socios, lo que supondría “la entrada de más de 20 millones”.
Esto, dice, “permitirá afrontar con garantías las primeras fases del proyecto”, pero da a entender que no se contaría con toda la financiación global necesaria, que se fía a que Dreamland inicie su actividad “y con ello generar los recursos restantes con los que afrontar la totalidad de la inversión”.
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