CLAVES
Por Manuel Riveiro
Proteger el antiguo Hotel Oriental y el Mercadillo impide su demolición interior y salva sus valores, y mientras la alcaldesa incita a los vecinos a oponerse, el Ayuntamiento no saca su catálogo
El Patrimonio de la capital de Lanzarote se ha convertido en el nuevo tablero del juego político. La tensión dialéctica entre el Ayuntamiento y el Cabildo va en aumento, la falta de coordinación en las medidas para proteger los vestigios del viejo Arrecife es total y el conflicto entre ambas instituciones tiene todos los ingredientes para empeorar. Estas son las principales claves:
Bienes de interés cultural. El Cabildo ha iniciado la declaración de tres bienes de interés cultural (BIC) en la calle Real de Arrecife, con la categoría de monumento, contra los que la alcaldesa de Arrecife, Ástrid Pérez, ya ha manifestado su oposición: el Mercadillo; el Hotel Oriental, en el número 37; y el edificio del antiguo comercio Tamaragua, en el número 35.
El primero de estos inmuebles, en el número 14 de la calle principal de Arrecife, ya fue BIC entre junio de 2006 y febrero de 2012. Una sentencia anuló su declaración por una cuestión meramente formal –se superó el plazo de tiempo para resolver los trámites- pero no se pusieron en tela de juicio los valores históricos del inmueble. Construido por Juan Antonio de Brito y su esposa Agustina de Acuña, una familia de agricultores que hizo fortuna con el comercio de la barrilla, las primeras referencias de este edificio de porte señorial se remontan a 1806. Fue sede de la Sociedad Democracia desde el siglo XIX hasta 1967 y sus paredes acogieron la primera proyección de cine en Lanzarote, en 1903.
Imagen antigua de los números 33, cuyo derribo fue objeto de investigación penal, y 35 de la calle Real. Para este último edificio se ha iniciado la declaración de BIC, junto al 37, el antiguo Hotel Oriental.
Por su parte, el antiguo Hotel Oriental está considerado por el Servicio de Patrimonio Histórico como “uno de los mejores exponentes de la arquitectura burguesa urbana” de Arrecife. Fundado por Claudio Toledo Cabrera a principios del siglo XX, fue “el primer y único hotel de cierto rango que existía en la Isla”, con un “magnífico comedor con ventana al exterior”. El escritor Agustín Espinosa se alojó en el establecimiento cuando dio clases en el Instituto de Arrecife y allí escribiría su obra vanguardista Lancelot 28º-7º.
La alcaldesa de Arrecife alienta a los vecinos a enfrentarse al Cabildo por tramitar tres BIC
Al lado del Hotel Oriental, el antiguo comercio Tamaragua es “uno de los últimos ejemplares” de las denominadas “casas altas de Arrecife” que se conservan, de estilo tradicional, para la clase acomodada de la ciudad, y del que destaca su patio interior. El inmueble perteneció a la familia de Bienvenida de Páiz, quien donó un solar a la parroquia de San Ginés para la construcción del que luego sería el colegio de Las Dominicas.
¿Qué es lo que en realidad se puede hacer? En un encuentro con vecinos y empresarios para mostrar su oposición a la tramitación de los tres nuevos BIC en la calle Real, Ástrid Pérez escenificó su “frustración” porque entiende que se están colocando “pedruscos en el camino” para que los empresarios “puedan invertir”. “Para proteger no hace falta una declaración de BIC, que lo que hace es paralizar la rehabilitación”, pregonó la alcaldesa, quien animó a abrir un frente contra el Cabildo con la presentación de alegaciones.
Mientras la alcaldesa se ha movilizado, la presidenta del Cabildo, Dolores Corujo, pretende pasar de perfil: los decretos se firmaron desde principios de marzo y se han ido conociendo a cuentagotas a través del boletín oficial, sin que la institución insular haya explicado su hoja de ruta en materia de Patrimonio Histórico.
Con todo, estos tres nuevos bienes de interés cultural no son los primeros de la calle Real. Esta categoría la tiene el Cabildo viejo, declarado BIC en 2004 y que, con posterioridad, hace una década, experimentó una rehabilitación. El edificio de la antigua fábrica La Defensa, luego conocido por albergar el comercio Segarra, fue protegido como BIC en 2005 y, después de ello, su fachada fue reconstruida y tiene uso comercial.
En ese sentido, los nuevos BIC no suponen congelar el estado actual de los edificios. Un experto en Patrimonio apunta a que no hay prácticamente diferencias con un inmueble incluido en un catálogo arquitectónico municipal con protección integral.
Aspecto actual de los números 35 y 37 de la calle Real, propuestos como BIC por el Cabildo de Lanzarote.
El Hotel Oriental se salva de su demolición interior, aunque se permite modificar la planta baja
De hecho, en el Hotel Oriental y en el antiguo comercio Tamaragua se permite modificar la actual fisonomía y volumen de las edificaciones. En el número 37 se contempla la remonta de plantas y ampliación, “hasta dos alturas máximo”, retranqueadas respecto a la calle Hierro, y se da libertad en el interior de la primera planta, “teniendo en cuenta que su interior ha sido alterado”.
Además, en el número 35 también se autoriza, en la parte trasera de la parcela, la remonta con un retranqueo respecto a la fachada. Y, en líneas generales, se plantea “recuperar la imagen original” de las fachadas, retirar cableados y carteles “o, en su defecto, integrarlos estéticamente”. En cambio, en el Mercadillo “no se permite el aumento de plantas, debiendo conservar el volumen actual”.
“Reestructurar” no es rehabilitar. La Ley de Patrimonio Histórico de Canarias define las intervenciones posibles en los inmuebles protegidos. El abanico de posibilidades es amplio, pero en términos coloquiales, y con trazo grueso, se utiliza la expresión rehabilitar. La alcaldesa echa mano de ella de forma constante: “Siento mucho [las declaraciones de BIC] porque hemos trabajado para rehabilitar el Patrimonio y evitar que se caiga ningún edificio y no se deben parar las rehabilitaciones sino activarlas”.
Pero una cuestión es rehabilitar, es decir, mejorar las condiciones de habitabilidad o redistribución del espacio interior, manteniendo las características del inmueble, y otra bien distinta es reestructurar, que es una intervención de carácter “excepcional” para la “construcción de una nueva estructura” manteniendo básicamente la fachada.
La alcaldesa también dice que su gobierno “nunca” ha dado licencia de obras en un edificio con valores “sin informe” del Cabildo. Esta última afirmación tiene truco: en el Hotel Oriental, el informe de Patrimonio era totalmente desfavorable.
Área de influencia del BIC del Hotel Oriental.
El caso del Hotel Oriental es el ejemplo perfecto de esta amplia gama de matices en el debate sobre el Patrimonio. El Cabildo paralizó el pasado mes de septiembre, de forma cautelar, la licencia de obras otorgada por el Ayuntamiento para la intervención solicitada por la propiedad del inmueble, vinculada a la familia González Berriel, que consistía básicamente en el vaciado de su interior.
El Cabildo no impide obras en las áreas de influencia de los BIC, pero las tiene que autorizar antes
El Servicio de Patrimonio Histórico señaló que se trataba no de una rehabilitación sino de la “reestructuración” del edificio e insistió en la importancia de conservar la segunda planta, sus “carpinterías”, los “enfoscados originales a base de cal, alacenas y armarios empotrados”, los “techos y suelos de madera”, todos ellos “elementos de alto valor patrimonial”. También rechazaba de forma tajante sustituir la escala original, “de gran antigüedad y valor”.
Todos estos elementos habrían desaparecido con la licencia de obras del Ayuntamiento de Arrecife, según Patrimonio, que casi un año antes del permiso urbanístico, en noviembre de 2020, ya manifestó en un informe técnico la necesidad de incoar el BIC del Hotel Oriental.
Aspecto actual del exterior del Mercadillo, que ya fue Bien de Interés Cultural entre los años 2006 y 2012, protección anulada por una cuestión de procedimiento por los tribunales, que no cuestionaron los valores del edificio.
Áreas de influencia. “Teníamos prevista la renovación del pavimento y de unas jardineras que iban a quedar súper bien, pero el BIC establece que el mobiliario sea de diseño único y tendríamos que plantear un concurso de ideas para hacer una cosa chula, pero cuesta dinero y no va a ser ni a corto ni a medio plazo”. Esto es lo que decía la alcaldesa en un encuentro vecinal que convocó bajo la premisa de que la calle Real soportará “todo tipo de inconvenientes” con los nuevos edificios protegidos y un “paréntesis en la mejora del aspecto de la céntrica y popular” vía del centro de Arrecife.
¿Pero, qué es lo que establecen los decretos de Patrimonio Histórico? En el caso del Hotel Oriental y del antiguo comercio Tamaragua, el área de influencia engloba solo un edificio más: el número 33, otra “casa alta” del siglo XIX, vivienda del doctor José Molina Orosa, que fue derribada en la alcaldía de María Isabel Déniz y cuya demolición fue objeto de una investigación penal. También incluye un tramo de menos de 70 metros de la calle Real, la pequeña calle Hierro y la trasera de los edificios en la calle Colegio.
En ese espacio, Patrimonio plantea prestar “especial atención al mobiliario urbano”, con “modelos únicos” y “rechazando elementos industriales y estandarizados” y, en el pavimento, buscar “soluciones” con materiales y acabados de carácter histórico, como “los adoquines de basalto”. Aunque todavía estén en trámite, los BIC despliegan efectos como si ya estuviesen declarados. Esto no impide las obras, tanto en el espacio público como en inmuebles dentro del área de influencia, pero los proyectos deberán ser autorizados antes por el Cabildo, previo dictamen de la Comisión Insular de Patrimonio.
Área de influencia propuesta para el BIC del Mercadillo.
La parte que ya está alentando la alcaldesa de Arrecife como la más polémica es el área de influencia del Mercadillo, que engloba una manzana compuesta por un frente de unos 110 metros de la calle Real, la calle Otilia Díaz hasta el inicio de la Plaza de Las Palmas, la calle Aquilino Fernández y la calle Nicolás Martín Cabrera, dejando en medio la calle García de Hita. En ese entorno “se conservarán los volúmenes ya existentes”, “permitiendo en las nuevas construcciones que pudieran autorizarse un máximo de dos plantas, por ser la pauta constructiva del bien protegido” del Mercadillo. Las fuentes consultadas destacan que se trata de la misma área de influencia del anterior BIC que protegía el Mercadillo.
Tareas pendientes. El catálogo arquitectónico en vigor de Arrecife, de 2004, incluye apenas 19 bienes, incluyendo los castillos. El Ayuntamiento asegura que ha encargado uno nuevo a Gesplan, pero no hay hoja de ruta para su aprobación ni se han dado detalles acerca de ese documento.
Fuentes del Cabildo señalan que este año saldrá el catálogo insular, de acuerdo con la nueva Ley de Patrimonio de Canarias. Tanto del catálogo municipal como el insular son dos instrumentos que deberían ser complementarios pero por la falta de sintonía se antojan como más munición en la batalla entre Ayuntamiento y Cabildo.
Y mientras en otras islas son habituales subvenciones para la rehabilitación de inmuebles con valor histórico y la bonificación de tributos, en la capital lanzaroteña las medidas brillan por su ausencia.
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