El sistema no es perfecto. Tiene desajustes que se manifiestan, cada vez, de forma más evidente. Guerras, cambio climático, hambrunas, diferencias abismales de nivel de vida… La cosa es imparable. Da igual que sea en el centro de África, en el Norte, en la valla o en el mar. La muerte es una de las opciones más probables del viaje. Va a ocurrir, más cerca o más lejos, lo veamos o no.

Como no parece que haya mucho interés en atajar el problema de raíz o quizá porque precisamente la explotación de unos países sobre otros es lo que garantiza el funcionamiento, en lugar de buscar soluciones más acordes, reanudamos relaciones diplomáticas para protegernos.

El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones acaba de presentar una propuesta para reformar el reglamento de Extranjería para facilitar la entrada de miles de trabajadores al mercado laboral. No lo hace porque esté muy preocupado por las condiciones de los potenciales trabajadores en África, sino por las dificultades para encontrar mano de obra en sectores como la hostelería, el transporte o la construcción.

Reconocemos que necesitamos mano de obra barata (porque como el sistema no es perfecto, parece que no se pueden subir los sueldos) y preparamos un plan para facilitar la entrada, pero al mismo tiempo llegamos a un acuerdo con Marruecos para que haga el trabajo sucio y no les deje acercarse.

Ante la barbarie que ha ocurrido en Melilla este fin de semana, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha dicho esto: “Apoyamos totalmente los esfuerzos de España y otros países en primera línea para proteger las fronteras de la Unión Europea”. Ha sido un poquitín menos miserable que el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, que ha dicho esto: “Ha sido un asalto violento, bien organizado, bien perpetrado y en este caso, yo creo que bien resuelto por parte de los dos cuerpos de seguridad, tanto de España como de Marruecos”.

Hoy se acaba de conocer que en la Cumbre de la OTAN que se celebra en Madrid esta semana se aprobará un nuevo Concepto Estratégico, que supone, como gran novedad, que las ciudades de Ceuta y Melilla pasarán a estar protegidas por el paraguas de la OTAN.

La OTAN nos protegerá de unos violentos que, curiosamente, son las únicas víctimas de esa violencia. Ya está más claro. Solo nos falta saber quién nos protege a todos de la OTAN.