Un megaproyecto magnífico, digno de contar con todos los apoyos posibles. Pero está ocurriendo todo lo contrario de lo que el mismo se propone: África pierde velozmente sus bosques y cualquier otro tipo de cubierta vegetal. La causa principal de este hecho terrible, es la escalofriante explosión demográfica que padece todo el continente, desde el Mediterráneo a El Cabo de Buena Esperanza; desde el Índico al océano Atlántico: ¡ una auténtica "bomba" que amenaza con arrasarlo todo, con "desarreglarlo" todo en el continente negro ! Esa "explosión" tan perjudicial y amenazadora para los africanos (Y resto del globo), se debe a que una de las dos variables principales que definen un régimen demográfico, la natalidad, en África continúa comportándose como propia de la de un régimen demográfico antiguo: Natalidad y fecundidad, muy altas, muy altas; mientras que, por el contrario, la otra variable, la mortalidad (Especialmente la infantil), cae continua y, relativamente, fuertemente. (Afortunadamente). El fruto de todo esto, no puede ser otro que una EXPLOSIÓN DEMO- GRÁFICA, un crecimiento de población que se lo "come todo" - incluso, la ayuda exterior - sólo para alimentarse (y muy mal), no quedando nada, o muy poco, para crear y fomentar las bases de un desarrollo social y económico auténticos, sostenible, con futuro: educación, sanidad, viviendas, infraestructuras... Sin estos cimientos, entre otras cosas, la mujer seguirá siendo considerada como un ser inferior al hombre, sometida a él y a las tradiciones y los mandatos religiosos de sus respectivas culturas ancestrales. Unas meras reproductoras - cuanto más, mejor -, trabajadoras... Sin la liberación de las mujeres, su derecho a controlar sus propios cuerpos, su conocimiento de los anticonceptivos, sin el acceso a los mismos y sin la libertad de usarlos, todo seguirá igual. O peor. "Ayudas", como las alimentarias, etc, sin más, desde los países ricos, solamente contribuirán a alargar y aumentar la agonía.