-¿Cómo está siendo su aterrizaje en la alcaldía y los primeros días de un grupo de gobierno tan numeroso y con integrantes, a priori, que tienen posiciones ideológicas tan diversas?

-Está siendo muy fructífero porque los cinco partidos suscriptores del grupo de gobierno (PSOE, NC-AMF, Podemos, AEP y C’s) comparten la voluntad de cambio que emanó de las elecciones del 26 de mayo. Con independencia del sustrato ideológico que tenga cada cual, estamos hablando de gestionar servicios públicos y no hay ningún problema a la hora de coordinarse y de entender que ese es el objetivo común.

-¿Tiene el grupo de gobierno margen para empezar a dejar su propia huella en el Ayuntamiento en los 100 primeros días de mandato, que suele ser el periodo de prueba que se le da a los nuevos gestores?

-Es un periodo de tiempo corto. Estamos ya afrontando alguna solución de choque con carácter inmediato, con el objetivo de acortar los tiempos de respuesta para los vecinos y vecinas que efectúan cualquier solicitud al Ayuntamiento o tienen que hacer alguna gestión. Tenemos que dar una respuesta rápida. La plantilla debe entender que, más allá de la acción política del grupo de gobierno, los trabajadores son la cara visible de la institución.

-Durante la pasada campaña electoral, los sindicatos pusieron el acento en carencias en la atención, por ejemplo en servicios sociales, por falta de medios, y en el último mandato fueron constantes las quejas de la Policía Local. ¿Hay solución?

-Nuestro objetivo es incrementar, como mínimo hasta el seis por ciento del presupuesto el gasto en servicios sociales porque no podemos permanecer en el porcentaje actual del 2,3 por ciento, que supone unos 840.000 euros. Se trata de un área muy sensible en la que se deben afrontar medidas para cuestiones como los menores, violencia de género, familias en exclusión social o bajo el umbral de la pobreza. Hay muchas necesidades en Puerto del Rosario y no podemos afrontarlas con tan escasos recursos económicos como los destinados en el último presupuesto. Pretendemos triplicar, al menos, lo que destinamos a esta materia. Y en cuanto a la Policía Local, hay un problema enquistado que necesita una solución rápida porque la seguridad ciudadana es un servicio esencial. El Gobierno puede modificar las relaciones de puestos de trabajo para incrementar la plantilla y recurriremos a esa alternativa, al margen de la convocatoria que haga el propio Ayuntamiento. Necesitamos cubrir alrededor de 25 puestos más para que la institución funcione como debería.

-¿En qué cuestiones concretas puede beneficiar a Puerto del Rosario la sintonía política en las instituciones, desde el Ayuntamiento al Gobierno central?

-En todo. El Ayuntamiento es el último eslabón de la cadena y confiamos en la captación de recursos económicos de otras administraciones, incluso fondos europeos. Nuestro objetivo es crear una oficina que rastree posibilidades para obtener recursos para inversiones sostenibles que sitúen a Puerto del Rosario como la capital que los ciudadanos se merecen.

-El verano pasado se produjo la demolición de varios inmuebles que podrían tener valores para el Patrimonio histórico de la ciudad. El Ayuntamiento todavía no ha aprobado su catálogo arquitectónico. ¿Puede garantizar que no va a haber más derribos?

-Desde la Consejería de Patrimonio Histórico del Cabildo se articularon convenios con los ayuntamientos para ayudarles a elaborar los catálogos que recojan los más de 1.200 inmuebles que en la Isla son susceptibles de ser conservados y protegidos de alguna manera. En Puerto del Rosario hay bastantes. Se ha modificado la Ley de Patrimonio Histórico, que confiere a los ayuntamientos una serie de competencias que antes no tenían. Eso nos va a ayudar también a delimitar claramente cuáles son los elementos, bien inmuebles o no, que en el municipio se puedan proteger. La administración está para cumplir la ley. No podemos salirnos de la norma y conculcar ese precepto mediante el cual el patrimonio histórico, etnográfico y cultural debe estar al margen del desarrollo socioeconómico del municipio. Se debe observar esa realidad como parte de la identidad que no se puede olvidar.

-Dentro de la distribución de áreas de gobierno hay denominaciones que no hace mucho eran impensables, como Feminismo, LGTBI o Bienestar Animal.

-En su día, Zapatero impulsó un Ministerio de Igualdad, cuando nadie pensaba que eso era necesario y hoy en día el marco normativo estatal tiene a la igualdad como eje transversal y es algo que ya nadie se cuestiona. El espacio LGTBI siempre ha buscado visibilidad social y, con el tiempo, que un ayuntamiento le dé esa relevancia se verá como algo absolutamente normal. Respecto a Bienestar Animal, es creciente la concienciación social sobre el mundo de los animales y las mascotas y hemos dado respuesta a ese requerimiento.

-Viene de gestionar cultura en el Cabildo. ¿Será más pujante Puerto del Rosario en esta materia?

-Sin duda alguna. Nuestra intención es que Puerto del Rosario sea también una capital cultural y que se convierta en una referencia en este ámbito, más allá incluso de Fuerteventura. Habrá un incremento de recursos y se articularán eventos que despunten una agenda anual. Queremos llegar a convenios con el Cabildo para la utilización de sus equipamientos y que Puerto del Rosario sea un eje que vertebre la cultura en la Isla.

-¿Qué lectura política hace de la reacción que se está viendo con el cambio de rumbo, desde el Ayuntamiento al Gobierno de Canarias?

-CC pierde el Gobierno de Canarias después de 26 años, el Cabildo después de 20 años y el Ayuntamiento también después de más de dos décadas. Por regeneración política y por alternancia democrática es sano que se produzcan estos cambios. Incluso es bueno para estos partidos, que han estado tanto tiempo gobernando, que puedan fiscalizar desde la oposición la labor de quienes vamos a gobernar ahora. Las reacciones airadas, que se han producido, nunca son buenas e indican cierta patrimonialización de las instituciones, algo que no es bueno. Entiendo su frustración, pero esto forma parte del juego democrático y, al fin y al cabo, todos estamos para remar en la misma dirección, ya sea en el gobierno o en la oposición.