BLOG EL PASEO
Por Saúl García
Los hoteles ilegales de Lanzarote, sin ir más lejos, siguen en su sitio. No se ha demolido nada, no se ha cerrado ninguno y se han seguido llenando
¡Qué tiempos aquellos en que El País dedicaba un par de buenos artículos a la situación urbanística o a la corrupción en la Isla (valga la redundancia) y se venía el Apocalipsis! En esta ocasión, además, han añadido un buen análisis de la situación de dependencia absoluta del exterior y de lo que supuso el PIO de 1991.
Ha pasado tanto tiempo que han cambiado muchas cosas. Las portadas de El País, ni de ningún otro periódico, tienen el efecto que tenían. La portada de la edición digital no es lo mismo. Ha pasado tanto tiempo que ya ni Asolan es Asolan, disfrazada dentro de la federación Turística. En 2008, cuando El País habló de que una Marbella emergía en Lanzarote, se reunieron ese mismo día de urgencia con la presidenta del Cabildo, preocupados por el daño a la imagen de la Isla.
También se echa de menos que San Ginés exija una rectificación al periódico, como cuando, siendo presidente, dijo que iba a hacer eso y a enviar una queja formal a la Embajada británica por dos artículos de Financial Times “por el grave daño que el bulo publicado por Financial Times ha hecho a la imagen de la Isla”.
Y, sin embargo, a pesar de que ha pasado tanto tiempo, algunas cosas siguen igual. Los hoteles ilegales, sin ir más lejos, siguen en su sitio. No se ha demolido nada, no se ha cerrado ninguno y se han seguido llenando. El supuesto grave daño a la imagen de la isla no les ha afectado. Al contrario. El año anterior a la pandemia supuso el récord de turistas. Habrán cobrado los ERTE y cobrarán las ayudas oportunas, como cobraron en su día las ayudas europeas. Y todo ello sin licencia. Tuvieron, en su día, al Ayuntamiento de Yaiza como cómplice y defensor y parece que lo están volviendo a tener.
Un sistema judicial que es incapaz de ejecutar sus sentencias es un fraude. Si se permite que la ejecución de una sentencia se demore más que el procedimiento (que ya es largo) es que es una estafa legal. Algunos de los niños que nacieron cuando José Francisco Reyes firmaba esas licencias ya serán padres...
Pero, en fin, es cierto que ha pasado tanto tiempo que muchas cosas ya no son iguales. Mientras unos han vendido sus hoteles y otros han solucionado sus problemas, algunos los han agravado. Se les ha caído la careta, han pasado por el Juzgado, no tienen la influencia que tenían y ya no es tan sencillo que les defiendan públicamente sin complejos. Lo del daño a la imagen ya no cuela. Han ganado tiempo y dinero pero han perdido todo lo demás.
Añadir nuevo comentario