El arqueólogo destaca que no se tiene noticia de espacios en las Islas con tanta “ocupación” continuada a lo largo de los siglos y señala que los nuevos hallazgos ponen en duda tesis anteriores
Marco Moreno: “Ya conocemos el límite espacial del yacimiento de Zonzamas”
El arqueólogo destaca que no se tiene noticia de espacios en las Islas con tanta “ocupación” continuada a lo largo de los siglos y señala que los nuevos hallazgos ponen en duda tesis anteriores
Durante dos décadas, en Zonzamas no se movió una piedra. Un manto de silencio frenó la investigación de uno de los considerados yacimientos arqueológicos más importantes, no solo de Lanzarote, sino de Canarias. Desde 2015 se han llevado a cabo continuas campañas que han llevado a dudar de conclusiones anteriores y a poner sobre la mesa otras nuevas.
Un objetivo fundamental era tratar de aproximarse a las dimensiones reales del antiguo poblado. “Ya conocemos el límite espacial del yacimiento de Zonzamas”, indica el arqueólogo Marco Moreno, de la compañía Tibicena, que se ha encargado de llevar a cabo los trabajos.
Metafóricamente, dice Moreno, hoy en día se sabría “dónde poner la valla” para delimitar Zonzamas y recuerda que, en 1995, tras una campaña de estudio, se puso, sin saberlo, “el agarre del invernadero” para cubrir los restos dentro de una estructura del poblado.
“Nuestra obsesión en estos últimos años era saber hasta dónde llega el yacimiento. La idea era tener un gran mapa de Zonzamas”, señala el experto. Ese mapa divide el yacimiento en seis complejos estructurales. El número cero es el que la mayoría de la población identifica con Zonzamas, en la zona de la peña y hacia la carretera.
El número uno es el más grande, el número dos es el de las arquitecturas polilobuladas o casas hondas, el número tres contiene estructuras históricas, el número cuatro es el que bautizaron como Mickey Mouse, por la forma de la excavación, que se asemejaba a las orejas del personaje de Disney, y el número cinco es otra área con restos históricos.
La tesis que siempre ha imperado es que la construcción y ocupación de Zonzamas se produjo sobre el siglo V y que, sobre el siglo X, se dio un abandono del mismo, abriendo una especie de “hiato temporal” en el que estaría deshabitado, para volver a ocuparse en los siglos XIV a XVII. “La datación más antigua que tenemos es del siglo VIII”, señala Moreno, que no puede “confirmar ni negar” que el origen fuese anterior. Sin embargo, lo que sí tiene claro, al acreditar restos de los siglos XI, XII y XIII, es que Zonzamas “no se cierra, como se decía, en el siglo X”, sino hasta mucho tiempo después.
En las campañas realizadas en los últimos años, impulsadas por el Cabildo de Lanzarote, se han localizado siete estructuras arquitectónicas aborígenes, “que parecen estar reutilizadas a posteriori”, y “dos, eminentemente históricas”. En las investigaciones se han localizado “más de 340.000 materiales registrados”, desde cerámicas a monedas, pasando por restos óseos, y se han confirmado siete dataciones distintas en el área del yacimiento. “Han sido cinco años tratando de recuperar la memoria de este espacio”, subraya Moreno.
En aquella campaña de 1995, que llevaron a cabo las universidades canarias, Marco Moreno participó como estudiante. En esa investigación “apareció una costilla enorme de ballena”, se hicieron sondeos para estudiar la estructura del poblado y se hizo “una campaña de dibujo bestial”. Lo descubierto se tapó, porque no había ningún proyecto que diese continuidad a la investigación. Los anteriores trabajos históricos llevaban la firma de la arqueóloga Inés Dug Godoy, que desde los años 60 investigó Zonzamas. Sus excavaciones finalizaron en 1985.
“Zonzamas no es solo un yacimiento indígena, sino histórico”
Al retomarse los trabajos en 2015, de 16 sondeos realizados para delimitar Zonzamas, “en 14 tocamos yacimiento”, detalla Moreno. “Lo descubierto en 1995 crecía”, añade. “Tuvimos suerte porque aparecieron restos de neonatos”, señala. Así, en 2017 aparecieron los restos de un bebé de mes y medio, que posiblemente estuvo embolsado, “lo que permitió que se salvara de acabar totalmente desarticulado y que el movimiento de las costillas no fuera excesivo”.
También se han descubierto casas históricas, con material adherido al suelo. “Siempre vemos Zonzamas como un yacimiento del mundo indígena, pero el apartado histórico es muy potente”, dice Moreno, en referencia a la época posterior a la Conquista. Aparecieron monedas, como un maravedí, de la primera mitad del siglo XVI, en la estructura de una casa.
Además, aparecieron ocho monedas portuguesas de mediados del siglo XV, medallas con santos, dedales en buen estado y botones, lapas con perforaciones y burgados “trabajados, a los que les quitaron la parte exterior y les dejaron el nácar. En Gran Canaria hay cuatro o cinco y aquí ya se han encontrado dos”, señala Moreno. Entre los miles de fragmentos encontrados tras levantar la alfombra en Zonzamas también han aparecido innumerables muestras de cerámica de El Mojón, o de La Candelaria, punzones o calcedonias.
Espacio ocupado
Las crónicas apuntan que el marino Martín Ruiz de Avendaño visitó Lanzarote en el último cuarto del siglo XIV. Durante su visita, habla del rey Zonzamas y de su residencia real, el Palacio de Zonzamas. En Le Canarien se narran los encontronazos entre los conquistadores normandos y el rey de Lanzarote, Guadarfía, y se afirma que residía también en el Palacio de Zonzamas.
Tras la Conquista, se considera que se siguieron utilizando los espacios de Zonzamas, incluso después de la erupción de Timanfaya, que se inició en 1730 y que dejó una importante huella en el lugar. Hasta el siglo XIX aparecen referencias del uso de Zonzamas. Se trata de un lugar, destaca Moreno, con un uso prácticamente continuo durante siglos. “No sé si hay un espacio en Canarias que tenga tanta ocupación” a lo largo del tiempo, subraya el arqueólogo.
Futuro de Zonzamas
Los deseos de Moreno para este 2022 son seguir con el trabajo que se viene realizando en Zonzamas. “Por primera vez valoramos la importancia histórica del lugar”, señala Moreno. Pero habría que ir más allá: “Ahora sabemos poco de muchas partes del yacimiento y toca investigar en profundidad estructuras, de forma tranquila y relajada, para saber mucho de cada zona en concreto. Ahora sí podríamos cerrar y proteger el yacimiento tan excepcional que es Zonzamas”, destaca.
Incluso después de la erupción de 1730 aparecen referencias del uso de Zonzamas
El futuro, en su opinión, pasa por un “plan de conservación y difusión” porque “toda persona que lo conozca, se va a vincular emocionalmente a Zonzamas y lo va a proteger”. Sobre el museo de sitio, del que hay un edificio a medio construir, considera que aún falta “mucho trabajo administrativo”, pero quizá se está “más cerca ahora que hace cinco años”.
“Después de casi 20 años sin excavaciones, durante cinco años ha habido un trabajo continuado”, subraya Moreno. “No podemos pensar que ese trabajo nace de la nada y un día florecen los resultados, sino que se trata de una labor continuada”, apostilla. “Se está yendo por el buen camino”.
“Registro arqueológico brutal”
“Lanzarote tiene un registro arqueológico brutal. La Isla necesita y tendrá su museo arqueológico, pero las cosas pensadas con prisas salen mal”, sentencia el experto Marco Moreno. La legislación de Patrimonio establece que cada isla debe tener un museo arqueológico, aunque es algo que no siempre se cumple.
En el edificio de la calle Fajardo adquirido para esa finalidad solo se llegó a abrir una nave lateral para una exposición. Ni Lanzarote, ni El Hierro ni Gran Canaria tienen museos públicos de este tipo, aunque cabe reseñar que el Museo Canario funciona como tal, pese a ser de una fundación privada.
La gente entiende que un museo arqueológico es un lugar lleno de cachivaches y es una institución que necesita ser, jurídicamente, aprobada. Tiene que haber una declaración institucional con un proyecto, con un restaurador, un conservador…, en definitiva, con personal especializado”, aclara Moreno.
Marco Moreno es uno de los tres socios fundadores de Tibicena Arqueología y Patrimonio. Hace 20 años que comenzaron su labor, con el firme objetivo de descubrir y acercar a los canarios su propia historia y, desde 2015, es la empresa encargada de los trabajos realizados en el yacimiento de Zonzamas. Moreno, nacido en Gran Canaria, es historiador y posee un máster en museología. Su primer contacto con Lanzarote fue mientras era estudiante de segundo año de Historia en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, en 1995, cuando, junto con la Universidad de La Laguna, se hicieron trabajos en el poblado de Zonzamas. “Luego, ya con Tibicena, tuvimos varias actuaciones pequeñitas en Tías y en Uga para sondeos y estudios de impacto y, después, lo más grande fue Zonzamas desde 2015”, comenta.
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