Es una voz libre y autorizada en el campo de la geoestrategia. El coronel del Ejército de Tierra, Pedro Baños, cerró las V Jornadas de Archivos de Teguise con su conferencia Información y defensa en el siglo XXI: la batalla en el ciberespacio. Su último libro se titula El poder. Un estratega lee a Maquiavelo. Las jornadas están organizadas por el Ayuntamiento de Teguise y dirigidas por Víctor M. Bello.

-Después de bucear en la obra de Maquiavelo y en el poder, ¿cree que hoy solo existe el poder por el poder? ¿La política se ha convertido solo en estrategia?

-Podemos decir que siempre lo ha sido, lo es y lo va a seguir siendo. Cambiará la tecnología pero hay algo que no va a cambiar nunca, que son las ambiciones humanas o los pecados capitales humanos, y uno de ellos es el poder. ¿Qué es el poder? Tratar de que los demás hagan lo que nosotros queremos, incluso en contra de su propia voluntad. Ese es el verdadero poder, que puede tener un aspecto económico. El dinero consigue comprar bienes, servicios y voluntades, pero también está el poder político, que te obliga a hacer cosas que no te gustan. Y esas ambiciones de poder, que se dan en todas las relaciones, van a seguir existiendo. Y lo vemos en Ucrania, que no es más que una lucha de poder, o con Estados Unidos, que hasta ahora era el poder omnímodo y otras potencias quieren ocupar ese poder o que se reparta.

-Dijo en su conferencia que las democracias occidentales tienen serios riesgos en un camino hacia el totalitarismo, y por otro lado que hay unos 7.000 millones de personas que viven en otras formas de gobierno y no podemos imponerles nuestro sistema. ¿Cómo encajamos esto? ¿No es la democracia la mejor alternativa?

-Lo que nosotros consideramos como algo positivo no es la percepción que tiene todo el mundo para su vida, que sea el sistema más perfecto. Igual que ahora la religión en Europa no es uno de los pilares fundamentales de nuestra vida, para miles de millones de personas sí lo es. Son mentalidades diferentes. Mientras nosotros aspiramos a tener unos valores o principios, otras personas quieren seguir manteniendo otros valores o principios. Democracias que se consideren perfectas, estamos hablando del seis por ciento de la población mundial, según la Unidad de inteligencia de la revista The Economist, que considera que hay unas 20 democracias perfectas; después están las imperfectas, a las que este año ha pasado España; los regímenes híbridos y los autoritarios, donde vive la mayor parte del mundo. Y los autoritarios, aunque hagamos negocios con ellos, son terribles. Las mujeres no tienen derechos, los homosexuales son condenados a muerte o encarcelados y hay un estado de semiesclavitud para muchas personas. El mundo es muy diverso. Si no queremos caer en esas tentaciones de otras partes del mundo, lideradas por unas élites y donde la población vive en condiciones penosas, tenemos que reforzar una democracia que nos ha costado muchos años conseguir, que es una flor maravillosa, pero tenemos que seguir regándola para que no se convierta en un cactus.

“Cambiará la tecnología, pero no las ambiciones humanas, y una de ellas es el poder”

-¿Por qué nos debe preocupar más la guerra en Ucrania que otras guerras?

-Nos debe preocupar, primero, porque es un territorio europeo y porque nos afecta económicamente cada vez más. Están subiendo los precios y la Comisión Europea está hablando ya de racionar la energía. No debemos olvidar que tenemos que prestar nuestro apoyo a los refugiados, pero que hay seis millones de refugiados sirios en el mundo, en muchos casos viviendo en condiciones infrahumanas en los países de alrededor, como Turquía o Líbano; además de tres millones y medio de refugiados afganos, algunos de los cuales tuvieron que salir cuando ahora los europeos y Estados Unidos hemos abandonado su país, y el 95 por ciento viven en Pakistán o Irán en condiciones infrahumanas. Nos tenemos que preocupar de muchas personas, no solo de las que nos afectan más, pero como humanos que somos caemos en la tentación de darle más importancia a aquello que nos afecta más.

-¿Cómo puede afectar a Canarias el cambio de política sobre Marruecos y el Sahara Occidental y la presencia de minas submarinas o de petróleo?

-Está confirmado que hay esas minas, igual que las bolsas de petróleo en las que Marruecos acaba de dar una concesión para extraer 100.000 barriles de petróleo y probablemente parte de esa zona sea también aguas canarias. Y hay otra cuestión. Los planes de Marruecos para el Sahara afectan directamente a Canarias. Uno de sus sustentos es dar servicio a los buques que transitan por la costa africana, que se desplazan a Canarias porque no hay buenas instalaciones en otra parte, pero eso lo puede montar mañana Marruecos en el Sahara. O centros turísticos, que los puede montar Marruecos, a la misma altura, con la misma temperatura, con instalaciones más modernas, pero más baratos, en el Sahara. Y pensando en un contexto más nacional, gracias al apoyo de Israel, van a convertir una parte del desierto en un vergel a través de sistemas muy sofisticados que tiene Israel, por goteo, que inyectan los nutrientes de manera quirúrgica. Va a ser una realidad aún mayor en frutas, verduras y hortalizas. Ya lo es y parece mentira que la UE permita comprar a países que no cumplen con ninguna de las normativas europeas, empezando por las laborales y siguiendo por las fitosanitarias, que sí exigen a nuestros agricultores. Si encima se lleva a cabo en el Sahara... Y más allá del Sahara, Marruecos va a seguir reivindicando Ceuta y Melilla.

-¿Canarias es uno de los puntos calientes para España en cuanto a posibles amenazas del exterior?

-Canarias siempre ha sido uno de los ejes estratégicos para España y lo va a seguir siendo. Otra cosa es que esto nos debería servir para tener una relación más intensa con África, y ayudar a que se desarrolle y no a seguir explotándola como hace el resto del mundo.

-¿Sigue estando justificada la presencia militar en Canarias? El Senado aprobó en 2010 el proyecto de creación en Canarias de una Zona Internacional para la Cultura de Paz y los Derechos Humanos ¿No hay planes de que algunos cuarteles puedan cederse a las instituciones locales?

-Que yo sepa, no está previsto que desaparezcan. Además, es curioso porque los lugares que más reivindican que no haya presencia militar, cuando el Ministerio dice que se van, dicen que no, por la repercusión económica que tiene. Canarias, ahora mismo, no está en una situación económica boyante como para, además, prescindir de los cuarteles, que dejan mucho dinero.

“Democracias que se consideren perfectas son el seis por ciento en el mundo”

-En este caso, en Lanzarote están infrautilizados...

-Bueno, también está la Unidad Militar de Emergencias, que realiza una muy buena labor, y más por la inmediatez, para cualquier catástrofe.

-¿Salir de la OTAN es posible, es realista o recomendable?

-Hoy es impensable, y más cuando se están uniendo países. Pero deberíamos entender, como siempre, que el hecho de pertenecer a una organización, que es lo que hacen los países serios, no significa que tengas que aceptar cualquier decisión de esa organización. Lo que tenemos que hacer es pensar de verdad cuáles son nuestros intereses nacionales y primarlos por encima de cualquier interés foráneo, y participar en aquellas intervenciones que de verdad redunden en tu beneficio y exigir que, si participas, haya contrapartidas. Ahora, en junio, que será en Madrid la cumbre de la OTAN, sería el momento adecuado para exigir una vez más lo que no exigimos en su momento, que se incorporen Ceuta y Melilla bajo el paraguas de la OTAN, porque, si no, estamos en una zona esencialmente sensible y las dejamos desamparadas.

-¿Está justificado el anuncio del aumento del gasto militar? ¿No sería conveniente reestructurar primero el Ejército?

-Lo primero que tenemos que entender es que el Ejército y las Fuerzas Armadas siguen siendo necesarias y hay muchas misiones que son grandes desconocidas. Hemos hablado aquí de la ciberseguridad. Tener una buena estructura de ciberdefensa es fundamental. O misiones de la Armada de apoyo a pesqueros. Hay muchas misiones que son necesarias más allá de pensar en carros de combate. Hay que tener en cuenta que hay grandes deficiencias presupuestarias en las Fuerzas Armadas, pero también hay que pensar que estamos en un momento de declive económico y que habría que plantearse si de verdad es el momento para incrementar de forma notable los presupuestos en defensa. Hay que ser muy serenos y pensar una vez más por qué este momento y quién tiene interés en que aumenten esos presupuestos de defensa y quién nos va a vender el armamento. Hay que ver una vez más cuáles son los intereses nacionales y cuál es el contexto nacional por encima de cuál es el contexto internacional.