El alumno no encuentra la palabra exacta; trata de explicar el simbolismo de uno de los personajes principales de la novela ‘Vagos y maleantes’ de Ismael Lozano Latorre. El protagonista es pieza clave para el relato histórico sobre el que planea la novela, esto es, la prisión de Tefía en tiempos del franquismo; sin embargo, el personaje es un anciano afectado por alzhéimer y las lagunas que se suceden en la memoria le impiden recuperarlo. La profesora sonríe y escribe “Memoria histórica” en la pizarra; luego le guiña el ojo a su alumno.

Se llama Rita Hernández y es la docente que imparte Historia de Canarias en 4o de Educación Secundaria Obligatoria del IES San Diego de Alcalá (Puerto del Rosario). En concreto, el grupo que la recibe es 4ºB, el equipo que ha trabajado durante varias semanas en torno a la novela de Lozano Latorre y construido un trabajo audiovisual, a modo de documental, sobre la historia del campo de concentración de Tefía.

El proyecto, que desarrollaron de forma colaborativa y por equipos, se enmarca en el Congreso de Jóvenes Lectores de la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, una iniciativa que promueve el desarrollo de productos culturales, escénicos y artísticos por parte del alumnado a partir de la lectura de una obra literaria. El programa se celebra por convocatoria anual y contempla un encuentro final con el autor o autora de la obra escogida, que desde la llegada de la pandemia ha pasado a celebrarse en formato virtual.

La novela ‘Vagos y Maleantes’, que centró el trabajo del alumnado del IES San Diego de Alcalá, planea sobre la historia de la antigua colonia agrícola penitenciaria de Tefía, la prisión de trabajos forzados fundada en 1954 bajo la Ley de Vagos y Maleantes, y sobre el relato de la persecución a personas homosexuales al amparo de la misma ley.

“Lo más impactante fue saber que se apresaba a personas por ser homosexuales, no tiene ninguna lógica”; “no conocíamos la historia”; “me hizo pensar que es un sitio al que vamos de excursión, o en campamentos, y, en realidad, fue un sitio donde sufrió mucha gente”. Las reacciones del alumnado responden a sus primeras impresiones tras iniciar la fase de investigación, un proceso en el que acudieron a fuentes periodísticas, piezas de prensa, realizaron el visionado de los documentales ‘Testigos de un tiempo maldito’ y ‘Memorias aisladas’ y analizaron los cambios aplicados durante el franquismo a la Ley para incluir a quienes mantuvieran, o fueran sospechosos de mantener, relaciones con personas de su mismo sexo.

A partir de aquí, comenzaron a tocar puertas: “Conseguimos las entrevistas a través de familiares, abuelos... Y fuimos nosotros mismos a grabar”, cuentan. Los testimonios reales de vecinos que aún conservan recuerdos de los popularmente conocidos como ‘los presos de Tefía’ figuran en este pequeño documental, relatando vivencias en que fueron testigos del maltrato o de los trabajos forzosos a los que se sometía a los presos; su relato se entrelaza en el documental con la lectura de fragmentos de la novela de Lozano Latorre, en un paralelismo entre la realidad ficcionada de lo literario y el testimonio real de la historia rescatada por los equipos de este modesto equipo de documentalistas.

“Nos llamó la atención que en Tefía no hubiera mención a nada de la historia”

Entre las acciones que desarrollaron los distintos equipos para la elaboración conjunta de la pieza documental y, en particular de la voz en off, se suman la búsqueda de información y las entrevistas personales, la visita a las instalaciones del actual albergue de Tefía, antiguo campo de concentración, y a la exposición temporal “Ni vagas ni maleantes”, una recreación artística desarrollada por Axis Mundi para visibilizar la represión del colectivo LGTB durante el franquismo, y que se mantuvo expuesta hasta el 12 de marzo en la Casa de la Cultura de Puerto del Rosario.

“Nos llamó la atención que en Tefía no hubiera mención a nada de la historia, solo una placa”, explica una alumna; “por un lado es bonito que hoy podamos usar el albergue, sin relación con su pasado. Pero creo que tampoco está bien olvidar, nosotros no conocíamos nada de esto”, se suma un compañero.

La profesora observa en silencio la opinión de su alumnado, jóvenes que, aún tras investigar, filmar y montar su pieza audiovisual, continúan mostrando perplejidad ante su propia historia. “Nos surge una pregunta: ¿Esta será la forma de borrar un hecho histórico?”, es la frase que escogieron como cierre a su documental. Una pregunta antigua, repetida generación tras generación, se cuela en un aula de 4º de ESO en 2022. Y queda en el aire.

Fotogramas del documental.