Juan José Rodríguez, concejal de Coalición Canaria en La Oliva
“Tenemos claro que el Plan General de la alcaldesa de La Oliva no va a salir”
Juan José Rodríguez, concejal de Coalición Canaria en La Oliva
-En el anterior mandato fue concejal de Hacienda de La Oliva, una responsabilidad que repitió en el actual hasta la moción de censura a Isaí Blanco. A menos de 10 meses para las elecciones, ¿qué diagnóstico hace del ayuntamiento?
-Cuando llegamos al Ayuntamiento de La Oliva nos encontramos con un presupuesto de 18 millones de euros, de los que 15 millones estaban comprometidos desde el primer día del año, y había un margen escasísimo. Se hizo un trabajo importantísimo de recaudación e hicimos frente a una abultada deuda por sentencias judiciales. También incorporamos a juristas, arquitectos e ingenieros, para desbloquear la Oficina Técnica, que acumulaba un importante retraso. A veces cuesta ver la dimensión del cambio que imprimimos, pero le doy dos ejemplos: nos encontramos 10.000 euros para playas y dejamos 800.000 euros para garantizar la seguridad con socorristas e inversiones. En Educación, la partida pasó de 10.000 a 200.000 euros. Estas eran algunas de nuestras prioridades.
-Desde la oposición, a la que pertenece su grupo político, se ha criticado el aumento del gasto en fiestas. ¿Por qué?
-Las fiestas se han hecho toda la vida con 190.000 euros... y ahora las partidas de gastos ya van por más de 700.000 euros. Lo grave es que en las dos primeras fiestas del año ya se habían gastado el 85 por ciento del presupuesto de Festejos, que ascendía a 590.000 euros, el más alto de la historia y prácticamente el doble del que hicimos nosotros en 2019. Y nos mienten en el pleno cuando preguntamos y nos dicen, por ejemplo, que las atracciones que había en la fiesta de La Oliva no le costaban nada al ayuntamiento y era falso. Lo peor es que en carnavales se gastaron unos 300.000 euros y los grupos del carnaval fueron bastante críticos porque no gustaron a nadie.
-Ahora la oposición tiene mayoría con CC, En Marcha y NC, y hay acuerdos como las modificaciones del presupuesto, para los que es imprescindible contar con la oposición. ¿Considera que se está produciendo un expolio de dinero público en el ayuntamiento?
-Nuestro grupo actúa con la misma responsabilidad en el gobierno y en la oposición, estando en mayoría o en minoría. Hay modificaciones presupuestarias que son pertinentes y otras que no. De los más de 30 millones de euros que dejamos de remanente, quedan unos ocho millones de euros, y el interventor ha advertido de que no se debería usar más para cuestiones ordinarias porque el ayuntamiento se enfrenta a procedimientos judiciales que pueden acarrear deudas a la institución. En el ayuntamiento, más que expolio, la palabra que prefiero utilizar para definir lo que está sucediendo es despilfarro. Y disparates como que cuatro empresas vinculadas facturen en un año medio millón de euros mediante contratos menores.
-Con la salida de En Marcha del gobierno municipal, salvo el concejal Jerónimo Lozano, ¿estuvo sobre la mesa una moción de censura a Pilar González?
-No, porque no tiene sentido otro cambio a las alturas que estamos de mandato. Tendrían que dimitir concejales [que habían firmado la moción de censura a Isaí Blanco], que se incorporaran otros... Era enfangar la situación política del Ayuntamiento de La Oliva, sin que fuera seguro que se pudiese articular un nuevo grupo de gobierno.
-Colectivos y ciudadanos de La Oliva han criticado el proceso de revisión del Plan General de Ordenación, cuyas propuestas iniciales han tachado de desarrollistas. También han planteado dudas sobre si hay contrato en vigor con el urbanista que firma el documento, Francisco González-Jaraba. ¿Cuál es su criterio?
-Los colectivos están preocupados y nosotros también. Con un contrato para la elaboración de alternativas, que se venció hace tiempo, se ha empezado a tramitar el Plan General. Lo ideal es que se licite la elaboración completa del Plan General, desde el principio, y que haya mesas de participación ciudadana antes incluso del estudio de alternativas. Es importante que la gente haga las aportaciones que considere desde el primer momento y que forme parte del proceso para aprobar el planeamiento. Esas exposiciones que está haciendo la alcaldesa no se las está creyendo nadie, y aquí hay un factor importante: la desconfianza es hacia la figura de la propia alcaldesa, por quién es, por cómo ha llegado a la alcaldía... por todo eso no es una persona que genere confianza.
-¿Lo que plantea es archivar el Plan General cuyos documentos iniciales ha impulsado la alcaldesa?
“Lo que está sucediendo en el Ayuntamiento se define como despilfarro”
-Es lo que queremos proponer tras el verano. Somos honestos, como cuando hablamos de temas económicos no damos datos falsos porque los números no mienten. En este tema también tenemos que ser autocríticos. Tenemos dos opciones: o presentar una moción, que aunque se apruebe, conociendo a la alcaldesa no hará caso, o en los trámites clave que tienen que pasar por pleno hacer valer este criterio. Sabemos cuál va a ser nuestra postura sobre la ordenación urbanística del municipio de La Oliva. Mientras gobernábamos con ella (Pilar González) una de las discusiones era sobre el modelo de municipio que queremos. La alcaldesa no va a engañar a nadie, por mucho que en las reuniones con colectivos use la palabra sostenible sabemos que no es verdad, que no se lo cree y, de ahí, la desconfianza de la gente. Y tenemos claro que su Plan General no va a salir.
-En los últimos tiempos se escuchan voces críticas con la posibilidad de que El Cotillo se expanda urbanísticamente y pierda su idiosincrasia. ¿Cree que tienen razón?
-Hay que establecer límites, eso es seguro. Tenemos que impedir que El Cotillo pierda identidad. El planeamiento en vigor viene desde hace décadas y en ocasiones hay derechos urbanísticos adquiridos. Se han tenido que dar licencias de construcción porque los informes técnicos eran favorables y no se podía hacer otra cosa. Pero no creo ni que El Cotillo esté preparado para crecer ni que debamos arriesgarnos a perder la identidad del pueblo, como ha pasado en otros lugares del municipio y de la Isla.
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