“¿Cuándo vamos a poder construir?”, se pregunta Rosa, “a mí, dentro de diez años no me sirve, llevo ya un año en mi autocaravana y creo que ya está bien para empezar a despegar”
Peluquería Caroli 2.0: una nueva vida fuera de Todoque
“¿Cuándo vamos a poder construir?”, se pregunta Rosa, “a mí, dentro de diez años no me sirve, llevo ya un año en mi autocaravana y creo que ya está bien para empezar a despegar”
Hace un año, Caroli todavía regentaba la peluquería del barrio de Todoque, en la parte baja de la casa de su madre Rosa, hasta que un 19 de septiembre de 2021 un volcán hizo erupción; ocho días más tarde, la lava se llevó su vivienda familiar y, en menos de tres meses, ella ya se había reubicado en otro lugar, no sin dificultades.
La historia de Caroli y de su madre ya se ha contado en otras ocasiones, durante la erupción del volcán, por medios regionales, nacionales e internacionales, según relata ella misma, pero es ahora cuando la perspectiva del tiempo le permite recordar su antiguo barrio Todoque, el que sepultaron las coladas, y cómo ha sido comenzar su vida de nuevo en otra parte de la isla.
Peluquería Caroli se mantuvo durante 34 años en Todoque, donde se desplazaban habitantes de Las Manchas, Puerto Naos, La Laguna o Los Llanos de Aridane. El local era “chiquitito y familiar” y, además de salón de belleza, también era utilizado por sus clientes casi como un “centro de psicología” en el que compartir entre vecinos.
El 8 de noviembre de 2021 abrió Peluquería Caroli 2.0, en un local alquilado en Los Cancajos, un núcleo turístico en la cara opuesta de la isla, donde además de la nueva clientela, todavía se acercan algunos de sus antiguos vecinos del barrio, cada vez menos, admite, “ya que unos están desperdigados por La Palma y otros, fuera de ella”.
La madre de Caroli, Rosa Gómez, también trabaja en esta nueva versión de la peluquería y, entre corte y corte, tiene tiempo de recordar cómo era su barrio, donde vivió toda su vida y que ahora se encuentra bajo aproximadamente 20 metros de lava.
“Me acuerdo del barrio como si lo tuviera delante día a día”, relata a Efe Rosa, que añade, “teníamos de todo, farmacia, bares, iglesia, escuela, una asociación de vecinos espectacular... de todo, menos bancos, porque dinero no había”, bromea.
La pista sobre las coladas del volcán cruza por encima de la ubicación donde estaba el barrio, cerca de la montaña de Todoque, y tanto Caroli como Rosa han tenido la oportunidad de pasar por allí, lo que les ha provocado diferente sentir a cada una.
Para Rosa fue solo un “ir y volver, por verla”, porque ella ya se ha mentalizado desde hace tiempo y ahora “ya no le sorprende nada, porque al vivir entre volcanes tienes que saber que este tipo de cosas pueden pasar, y pasan”.
Caroli, en cambio, cuando hizo esa misma travesía intentó buscar la ubicación de la casa de su madre, aunque fuera bajo las coladas, pero la falta de puntos de referencia entre el manto negro existente hoy en día se lo ha hecho imposible.
“Ni siquiera la montaña de Todoque es la misma, de pequeña jugábamos a llegar hasta arriba de todo y no veas lo alto que estaba, ahora no parece ni una montaña”, comenta Caroli, debido a que ahora ha quedado “semienterrada”, por el grosor de las coladas.
Ahora Rosa tiene “un terrenito apalabrado”, a falta de resolver algunas trabas burocráticas, aunque se queja de que la nueva ordenación del Valle de Aridane o, por lo menos, de las bolsas de suelo edificable para afectados. Aún no es información pública ni está disponible, por lo que la incertidumbre a la hora de comenzar un proyecto es mayor.
“¿Cuándo vamos a poder construir?”, se pregunta Rosa, “a mí, dentro de diez años no me sirve, llevo ya un año en mi autocaravana y creo que ya está bien para empezar a despegar”.
Rosa Gómez decidió alojarse en su autocaravana porque era donde se sentía más cómoda, sin saber cuánto tiempo se alargaría la situación. “Yo estoy mejor allí que en una casa que no es mía”, les dijo a los trabajadores sociales que llevaron su expediente tras la erupción.
“Yo no he querido estar presionando, ni pidiendo que me den, que me den...”, cuenta Rosa, “yo he intentado salir por mis propios medios para que ellos, la administración, puedan solucionar problemas en tiempo y forma”.
Mientras tanto, a Caroli y a Rosa sólo les queda continuar trabajando. “Teniendo las manos sanas lo mejor que hay es trabajar, tener ganas y seguir para adelante”, dice Caroli, aunque sea en un nuevo local, en un nuevo lugar, y formando una nueva vida fuera de Todoque.
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