Loueila Mint El Mamy, abogada especializada en Extranjería
“Solo un cuatro por ciento de la inmigración que llega es irregular”
Loueila Mint El Mamy, abogada especializada en Extranjería
-¿Qué ha cambiado en la ruta canaria después del acuerdo entre el Gobierno de España y el Reino de Marruecos?
-Marruecos es un aliado y un miembro más de la Unión Europea (UE), aunque no está en la UE. Lo hemos visto en todas las crisis que ha habido. Es un aliado porque Estados Unidos, Emiratos Árabes o Israel lo quieren y porque hay un fin estratégico. Al final quien custodia esas fronteras externalizadas es Marruecos. Lo hemos visto cuando entraron menores por la valla, en la masacre de Melilla, en tantas intervenciones... y cómo de la limpieza de la población migrante africana se ha encargado Marruecos, que no le importan los derechos humanos. Es aliado. Ahora bien, hay un factor que el Estado español y la UE no ven y es que es un país arbitrario. Con una de las monarquías más ricas del mundo, un rey que no vive en su propio país, una población empobrecida, analfabeta, víctima de esa monarquía... La estrategia está clara. Cuanta menos formación tiene, mejor dominan a esa población.
-Digamos que hace el trabajo sucio...
-Hace el trabajo sucio y la UE lo deja en sus manos, pero por mucho que se quieran ahorrar eso, hay muchas cosas que se escapan. Por eso la ruta canaria sigue activa. Por mucho que se ponga el foco en el norte, salen del sur de Marruecos y del Sáhara occidental, de Tan Tan o de Safi, de una zona muy cercana a El Aaiún. Llama la atención que el Sáhara esté tan militarizado y es de donde más salen hacia Europa. Porque al final no hay esa protección mientras haya población empobrecida o militares sin condiciones dignas a los que una organización les da más dinero por hacer la vista gorda. Todos esos millones de euros de la UE no son reales, frenan el norte pero se abre la zona sur.
-La inmigración es un fenómeno imparable. Si no salen de un sitio saldrán de otro.
-¿Cuál es la base? Que la gente va a seguir migrando. Que la mayor parte se mueve dentro del continente africano o que solo un cuatro por ciento de la inmigración que llega es irregular y es donde se pone el foco. Entran a Canarias 23.000 o 30.000 personas, frente a un millón que llega por avión. ¿Y el problema para un Estado son 30.000 personas? La gente va a seguir saliendo, así que pongamos condiciones legales y seguras para que la gente salga. Tanto la izquierda como la extrema derecha dicen que la gente venga, pero por las vías legales. Yo no conozco a nadie de todos los que han venido, que haya pagado 3.000 o 4.000 euros para cruzar el continente y jugarse la vida, que no haya querido venir en avión con su pasaporte y su visado. No es una decisión, se empuja a las personas a salir de esa manera y el resultado lo vemos: personas fallecidas y desaparecidas y organizaciones que se lucran. Y hay que determinar el concepto de mafia, porque tenemos un problema muy grande con los consulados que hay dentro de España: gente que vive aquí, que quiere venir con un visado, que tiene dinero, familiares, una vivienda, recursos, y no se les deja, se les desgasta. Los consulados están diseñados para que las personas no puedan salir. Hay una estrategia diseñada para esto. No sé si hay un cupo, pero llama la atención que haya gente que tiene dinero para venir y no pueda hacerlo con su documentación.
“Trasladar que inmigración irregular es igual a delincuencia no se sostiene”
-Y en muchas ocasiones, el mercado laboral los reclama.
-La cuestión es por qué entran de esta manera. ¿Es un fin que 40.000 personas supongan un problema? ¿Dónde terminan todas estas personas? Son empleadas de hogar, jornaleros, en la construcción... ¿Por qué interesa que se sostenga así?
-¿Qué está pasando con la gente que está llegando? ¿Hay devoluciones a sus países? ¿Pasan a disposición judicial antes de eso?
-Por un lado, Marruecos no salva a su propia población. Espera que sea la Salvamar, aunque la población migrante tampoco querría ir con la marina marroquí porque les destrozan. Lo de Marruecos no sería un rescate. Y otra cosa es que Marruecos le dice a España: “Yo acepto que me devuelvas los míos, los que están documentados. Los otros, no”. Llega población de muchos países diferentes. Los menores y las mujeres no se devuelven, sean de donde sean. Este viaje, a las mujeres, las expone aún más a las violencias múltiples. Son más vulnerables. Aquí van a un recurso para mujeres y quedan en libertad. Se van a recursos en Gran Canaria o Tenerife y también hay un espacio en Lanzarote.
-¿Y qué pasa con las personas de otros países?
-Hay que diferenciar el país de procedencia. Algunos vienen de países en conflicto donde corren un gran riesgo si hay devoluciones forzosas. Ahí no se pueden devolver. Tampoco del Sáhara Occidental, pero si vienen documentados por Marruecos, ya cambia. Los que son devueltos van al Centro de Atención Temporal, pero como es difícil retornar en 72 horas, piden el internamiento en el CIE y para eso tienen que pasar a disposición judicial. A algunos se les ha llevado al CIE de Barcelona.
-¿Los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) no habían desaparecido?
-No, Hoya Fría está en reforma, para abrirlo. El Matorral no se abrió y el que está operativo en Canarias es Barranco Seco. Pero está lleno y los han trasladado a Barcelona o a Madrid para fletar vuelos.
-Hace años había una gran opacidad sobre los CIE. ¿Ha cambiado esta situación?
-Los CIE, aunque no quieren dar ese carácter penitenciario, son lugares de privación de libertad durante 60 días. Desde la Plataforma Canarias Libre de CIE se denunció la situación, también a los jueces de vigilancia, porque las irregularidades son palpables. Incluso en prisión hay unas garantías que no hay en el CIE, que no cumple ni el sistema de reglamento que los regula y lo han dicho jueces, organizaciones y el Defensor del Pueblo. En un sitio hay gente que ha cometido delitos y en otro, gente que solo quiere migrar. No hay ni psicólogos. Recuerdo una patera que llegó a Caleta Caballo (Lanzarote). De 14 fallecieron diez. Fue un gran impacto. Venían destrozados, con la mirada y la mente perdida. Pensaron que iban a morir y no tuvieron ni psicólogo.
“La gente va a seguir saliendo, así que pongamos condiciones legales”
-¿Y cómo se están tramitando las peticiones de asilo político?
-Tenemos un problema con eso. Las personas que vienen huyendo de un conflicto o perseguidas tienen derecho. Eso es lo que dice la Convención de Ginebra, pero en la práctica muchas personas ni siquiera entienden el proceso de protección internacional que supone esa solicitud. Hace falta mucha información. Tanto policías como jueces o abogados están obligados a dar esa información a estas personas, que pueden ser solicitantes de protección internacional y, sin embargo, esto no ocurre. Son procedimientos muy rápidos, hay un abogado para 15 o 20, no hablan el idioma, los intérpretes a veces son por teléfono y no da tiempo ni entendiendo el idioma. Hay una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE de junio de 2020 que dice que un migrante puede pedir asilo ante el juez de instrucción y creo que no lo saben ni los jueces ni los abogados. Hace falta formación y recalcar al Consejo General del Poder Judicial y los colegios de abogados que tienen la obligación de informar. Ahora tengo un caso: tengo que ir a asistir a una persona que está en el CIE de Barcelona, un saharaui que viene de El Aaiún, de una persecución, y entra dentro de los supuestos de protección internacional. Nadie le ha informado y pasó por la Comisaría de Arrecife, por un abogado de turno de oficio, un intérprete y un juez. Todos estaban obligados a informarle de su derecho a solicitar protección internacional y nadie le dijo nada. Si lo hubiera pedido desde aquí, estaría en libertad, y ahora está en el CIE. En Gran Canaria hubo un albino, que están protegidos, y que parece que nadie vio y se distingue fácilmente, que estuvo en un CIE. Es un supuesto de no devolución. ¿Cómo es posible que pase esto?
“Los demandantes de asilo deben ser informados de que pueden solicitar protección”
-Hace dos años vimos la saturación en Las Raíces o las imágenes de la nave de la carretera San Bartolomé en Lanzarote. Parece que esa situación sí ha cambiado y que eso también ayuda a que se modifique la percepción que tiene la población local sobre la inmigración.
-Porque parece que ese cuatro por ciento es una invasión, por el tratamiento que recibe, y como si inmigración irregular fuera igual a delincuencia. Que venga algún ‘matao’ en una embarcación no es representativo de toda la gente que viene, pero eso hay que enseñarlo con información, con justicia...
-Y también demuestra que en ocasiones la Administración deja que una situación empeore innecesariamente, cuando se podría resolver con más rapidez.
-Trasladar que inmigración irregular es igual a delincuencia no se sostiene, pero sí se hace. Si al final son niños que no tienen a nadie. Y eso se puede resolver por el buen camino o por el mal camino. Este sistema te dice que, después de jugarte la vida, si dices que eres menor tienes premio y te quedas, pero si no, te devuelven. ¿Quién va a decir que es mayor? Es supervivencia. Pero les miran como si todos fueran unos delincuentes. Si te dejan solo en la calle, ¿qué vas a aprender? Si has tenido que buscarte la vida solo... Muchos dicen que tendrían que estar con su madre y su padre. Claro, pero muchos padres, cuando toman esa decisión, y a mí me llaman muchas madres llorando, hacen un esfuerzo para que puedan venir.
-Es llamativo lo que pasó en La Santa, que hubo algún problema al principio y después el pueblo se volcó con los menores internados en el albergue.
-Si es que es lo que queremos todos, sentirnos queridos, estar bien... Todos queremos lo mismo y los migrantes también. Pero ponles mochilas por el camino: salir solos, no hablar el idioma, quedarte solo, no tener referentes, la integración... Yo veo cómo miran a las personas que van conmigo o cómo me miran a mí, la distinción que hace la gente, lo veo. Muchos relatan eso, que alguien les dice: tú y los tuyos me han robado...
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