“La mayoría de las familias se enfrentan a un duelo sin cuerpo”, destaca la activista
Helena Maleno, de Caminando Fronteras: “La vulneración de derechos de los migrantes continúa tras su muerte”
“La mayoría de las familias se enfrentan a un duelo sin cuerpo”, destaca la activista
Muchas familias de migrantes africanos que desaparecen en el mar intentando alcanzar Europa afrontan un “duelo sin cuerpo” y la “vulneración de derechos” de esos seres queridos “continúa tras su muerte”, denuncia en una entrevista la conocida defensora de derechos humanos española, Helena Maleno.
Fundadora del Colectivo Caminando Fronteras, Maleno ha pasado buena parte de su vida en Marruecos reivindicando los derechos de las personas migrantes en la frontera entre ese país y España y continúa haciéndolo desde Madrid.
Crítica con las políticas migratorias actuales, ella y un equipo del Colectivo visitaron Senegal, país de origen y tránsito de migrantes, entre los pasados 2 y 10 de abril para visibilizar a los desaparecidos en el mar y la vulneración de los derechos de sus familias.
“La mayoría de las familias se enfrentan a un duelo sin cuerpo, sin constatación de la muerte, no pueden ir a preguntar a las administraciones públicas porque éstas no están contando a esas víctimas”, asegura Maleno en una entrevista en Dakar.
Durante este viaje, ella y el equipo han visitado a ocho familias de desaparecidos durante su viaje migratorio a las que habían previamente acompañado, y a varias organizaciones sociales, para ponerse cara y entender mejor la situación y necesidades.
Caminando Fronteras, que organizará en Madrid los próximos 9 y 10 de mayo el primer Congreso de Familias de Víctimas de las Fronteras, tiene habilitado un número de teléfono al que los familiares pueden llamar para informarse sobre el paradero de la persona desaparecida o la embarcación en la que subió.
A veces, esos migrantes siguen desaparecidos, otros sufrieron un naufragio y, con suerte, algunos cuerpos han aparecido y están en una morgue. “Es una búsqueda terriblemente dolorosa”, asegura la experta.
Aunque no se conoce el número real, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que, desde 2014, el número de personas desparecidas en el mar tras intentar llegar a Europa desde las costas africanas es de 26.334.
El camino de la búsqueda
La defensora de derechos humanos afirma que “las administraciones públicas tienen una política proactiva para ocultar las muertes en frontera” y que, de los pocos cuerpos que aparecen, muchos quedan sin identificar.
En el camino de búsqueda, “muchas veces las familias se desplazan para poner una denuncia y la Policía les dice que no se puede denunciar eso”, explica Maleno.
“O tienen el listado de todas las personas que iban en la patera con su documentación y el policía le dice: no, sólo puedes denunciar la desaparición de tu familiar”, agrega, al subrayar que “nuestra ley te obliga a denunciar desapariciones y, además, cuanta más información tengas, mejor”.
“La familia se encuentra con la criminalización y la estigmatización de las migraciones”, constata la activista almeriense.
“Nos dimos cuenta de que, de forma perversa, no sólo se ocultaba a las víctimas, sino que se castigaba a las familias, se estigmatizaba y criminalizaba a las familias y la vulneración de derechos de las personas migrantes continúa incluso después de muertas. Es una situación terrible y gravísima”, añade.
Desaparición y fracaso
El viaje a Senegal de Caminando Fronteras tiene lugar después de otro realizado con el mismo objetivo a Argelia, país donde las familias de los desaparecidos son muy activas y están organizadas.
Pero en Senegal, la organización ha constatado una gran falta de información, la inexistencia de un proceso para facilitar a las familias un lugar al que dirigirse y conocer sus derechos; y un silencio por ser un tema tabú.
La palabra migración está asociada en Senegal a los adjetivos “clandestina” e “ilegal” y la desaparición de una persona migrante “se lee como un fracaso” y no “como una violación de derechos”.
“Estamos en una de las zonas con libertad de movimiento más antiguas, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), y, sin embargo, la externalización de fronteras ha tenido un impacto en el derecho de costumbre”, señala Maleno.
Familias: motor de cambio
Para ella, este viaje a Senegal ha sido “muy doloroso”, pero también de esperanza porque está convencida que las familias son “agente de cambio y lucha”.
“Las familias tienen un rol a jugar frente a las políticas de control de fronteras muy importante porque estamos hablando de desapariciones múltiples. Es como la guerra civil, como todas aquellas desapariciones múltiples de personas que quedan en fosas comunes, el impacto social es el mismo”, indica la activista.
“Muchas organizaciones internacionales hablan de guerra de fronteras que es una guerra de baja intensidad que está causando muchas muertes”, apunta, al advertir que, “inmersos en esa política (migratoria), no vemos el impacto que esto tiene en realidad en las sociedades”.
De ahí, la importancia de “hacer memoria, no hay una memoria porque las víctimas están negadas, nadie las reconoce, ningún Estado, ni los de tránsito ni los de origen”.
“La transformación del régimen de fronteras no va a venir del norte global. Va a venir de aquí, del sur, y va a venir de las familias porque son las que van a cuestionar el sistema”, concluye Maleno.
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