Alejandro Alonso Rey, de la Asociación de Jóvenes Artistas Independientes
“En los festivales de Fuerteventura se ha intentado hacer un popurrí, pero sin criterio”
Alejandro Alonso Rey, de la Asociación de Jóvenes Artistas Independientes
Alejandro Alonso Frey acaba de dejar la presidencia de la Asociación de Jóvenes Artistas Independientes (Ajai) después de varias etapas como presidente, aunque seguirá formando parte de la asociación. Lo sustituirá en el cargo Paolo Bergonzoni. Se va pudiendo presumir de ser el segundo presidente de su historia. El joven músico, líder de la banda Abora Reggae y el primer majorero en participar en el programa La Voz, lamenta que, aún hoy, se tenga que triunfar fuera para ser después reconocido en la propia tierra. Y asegura que la falta de locales y que los festivales y fiestas cuenten casi únicamente con grupos de versiones no ayuda a un sector que en la Isla vive en una eterna pandemia.
-¿Qué balance hace de estos años como presidente?
-Creo que hemos conseguido muchas cosas. Si hubiera más personas en la asociación y con más ganas de tomar el relevo y de estar ahí para los trámites administrativos, y no solo para disfrutar de lo que hacemos como asociación, se hubiera avanzado más rápido. Hemos hecho un sinfín de actividades: talleres; asistencias con medios técnicos e, incluso, con local de ensayo a artistas de la Isla; hemos generado eventos y actividades en la calle. En 2021, se celebró la quinta edición del Fuerteventura Reggae Festival, una iniciativa de Abora Reggae que la ha llevado siempre Ajai; también Puerto Joven...
-¿Cuáles han sido los objetivos que se planteó cuando llegó a Ajai?
-Desde siempre la asociación se ha basado en generar una plataforma de colaboración para que entre todos los artistas nos ayudemos a salir adelante. Muchas veces, los mecanismos administrativos y gubernamentales no facilitan ni ayudan tanto como parece a salir adelante. Tal vez, a premiar, sí, pero no a salir adelante. Durante estos dos años, me he centrado en conseguir una sede digna donde los artistas puedan confluir y conectar entre sí y con distintas índoles artísticas y, a la vez, puedan desarrollarse. El espacio que tenemos ahora fue cedido por el Cabildo, pero tenía varias deficiencias, como la falta de un baño o aire acondicionado. El Ayuntamiento nos cedió un local en Puerto del Rosario y estamos pendientes de que nos den las llaves. Queremos mantener los dos y que el del Cabildo se adecúe y sea un vivero de ensayo para los músicos. Nosotros nos hemos ofrecido a gestionarlo.
-La pandemia por el Covid ha supuesto un azote para la cultura, pero ¿cómo ha afectado a los grupos locales que ya de por sí no gozaban de buena salud?
-Negativamente, pero con mayúsculas. La cultura ha sido uno de los sectores más castigados por el Covid y por la gestión que se ha hecho de la pandemia. En sitios pequeños como Fuerteventura, donde antes ya era difícil salir adelante, ahora lo es más. A muchas personas y empresas se les ha prohibido trabajar por las circunstancias. Hemos visto cómo, a medida que mejoraba la situación, llegaban aviones llenos de turistas, pero los auditorios seguían vacíos o a mitad de aforo. Hemos visto cosas incoherentes que lo que han hecho ha sido empeorar la situación a los que se dedican o se intentan dedicar a la cultura. Ha sido una catástrofe. Hay muchos artistas que están sin contrato y viven de tocar en bares y se han visto muy afectados.
-Una de las reivindicaciones históricas de los grupos de la Isla ha sido la de contar con locales donde ensayar. ¿Se ha mejorado la situación?
-La Administración nunca ha ofrecido locales de manera oficial. Los que cedieron en la Plaza de La Paz, en Puerto del Rosario, fue algo en plan ‘tomen las llaves y vayan a ensayar’, pero así no se pueden hacer las cosas. Ajai ha sido la única que ha luchado para que los grupos tengan un local donde ensayar y desarrollar su arte. Lo necesitan los músicos, pero también los pintores, actores, humoristas, los cuentacuentos... Los únicos espacios que han existido en Fuerteventura son garajes o locales de los músicos o asociaciones como las del Tagoror en Gran Tarajal o el de Ajai. Somos dos colectivos que se juntan para luchar por cosas que consideran básicas.
“Si los grupos no tienen un local donde ensayar, al final se acaban cansando”
-¿Cree que se han abierto los auditorios y el Palacio de Congresos a los artistas de la Isla para mostrar sus trabajos?
-Digamos que las herramientas están ahí. No recuerdo ver ningún cartel del Cabildo ni de los ayuntamientos donde diga apúntate si quieres reservar el auditorio para dar un concierto. Son espacios públicos, que hemos pagado todos, y que de alguna manera podemos utilizar. Están los mecanismos para solicitarlos, incluso para un ensayo, pero no se da la información de manera tan fácil para que los puedan usar ni se despierta esa inquietud. No los fomentan.
-¿Cree que los grupos locales están representados en los festivales que se organizan en la Isla?
-Hay grupos en los festivales de aquí, pero debería mirarse con lupa qué grupos se eligen y qué hacen. No es cuestión de que cualquiera se pueda subir a hacer lo que quiera. En la Isla se genera arte, música y letras. Muchas veces, vemos en los festivales grupos que lo hacen muy bien, pero con versiones, músicas de otras personas. Es verdad que gustan, pero, si no se cultiva el interés entre la sociedad por el arte que se hace aquí y no se fomenta, la gente pasa un kilo. Uno de los problemas de los festivales en Fuerteventura es que se ha intentado siempre hacer un popurrí. Está bien que haya un popurrí, pero se debe mantener una línea. En Fuerteventura en Música, por ejemplo, se debe mantener un criterio en los carteles. Vienen los productores, ofrecen a los políticos un cartel que va a llamar mucho la atención, se ciegan y no ven realmente lo que están fomentando. Así, no se les ofrece otra cosa ni se expone el arte local.
-Ha mencionado las versiones. ¿No tiene la impresión de que en los locales y bares de la Isla solo contratan a los grupos de versiones y se deja de lado el talento con sello majorero?
-Exacto. Se ve también en las fiestas de los pueblos y en festivales tan grandes como el Fuerteventura en Música. El año pasado iban a ir algunos grupos de versiones, pero al final se canceló el Festival. Eso para la cultura de la Isla supone que la gente pase de hacer su música y se vean obligados a hacer versiones para poder vivir. Al final, se va a valorar más fuera que en la Isla. Si te lo curras mucho, a lo mejor, puedes vivir de ello, pero fuera. Y cuando se te reconozca fuera puede que aquí empiecen a hacerte caso y a llamarte para festivales.
-Tras tu paso por el programa ‘La Voz’. ¿Se te ha tenido más en cuenta en la Isla?
-Sí y no. Soy el único majorero que salió en el programa. Al principio, hubo una respuesta positiva, pero la gente se olvida muy rápido de todo esto.
“Los mecanismos administrativos no ayudan tanto como parece a salir adelante”
-¿Qué supuso para los grupos de la Isla la desaparición del Festival Lebrancho Rock que se celebraba en Puerto del Rosario?
-Los amantes del Lebrancho Rock sabemos que no es que haya muerto ahora porque se haya dejado de hacer. Llevaba muriendo varios años porque se empezó a gestionar en una línea que no era la del Lebrancho Rock. En las épocas buenas del Festival teníamos hasta 30 y 40 grupos entre rock, punk, heavy. Había una actividad brutal de grupos de música. La falta de espacios donde poder tocar ese tipo de estilos hace que los mismos artistas se vayan de Fuerteventura.
-Si echamos la vista atrás y nos vamos a las décadas de los ochenta y noventa, vemos cómo proliferaban los grupos de música en la Isla ¿Qué ha pasado para que todo ese movimiento haya desaparecido?
-Creo que es porque no se fomenta desde la base que un grupo de música salga adelante. Hay que poner mecanismos a disposición de los jóvenes, ofrecerles un local donde ensayar, un espacio artístico donde puedan ir a ver lo que hacen otras personas. En definitiva, sitios donde se puedan desarrollar desde abajo. Ajai ha atendido en los últimos tiempos a jóvenes de 14 y 15 años que buscaban un espacio porque en su casa no podían ensayar, pero les encantaba la música y tenían instrumentos. Si no tienes dónde ensayar, al final te acabas cansando. La falta de locales y cerrar el cono de filtros a la hora de ofrecer actuar a grupos en festivales, por ejemplo, a los que hacen versiones, no ayuda.
-¿Ayudan certámenes como Maxoarte a fomentar la creación y que surjan artistas?
-Certámenes como Maxoarte está bien que existan, pero creo que, muchas veces, hasta la misma Administración, se equivoca. El Maxoarte no es un certamen que fomente el arte, sino que premia el arte. Los primeros años de Maxoarte, en cuanto a la música me refiero, sí eran algo más real y se fomentaba a los músicos. El certamen se hacía en la plaza de un pueblo, se montaba un escenario y las bandas actuaban con un jurado y con público. El pueblo podía ir y ver solo arte local luchando en un escenario por unos premios. Así, sí se fomenta porque ayuda a la sociedad a que lo vea. Ahora mismo es muy fácil. Si tienes un amigo técnico de sonido o productor puede hacer que suene bien, aunque cantes fatal. Ahora mismo, en Maxoarte lo que se entrega son dos archivos de audio. Entonces ¿a quién se está premiando? ¿A quien tiene más facilidades y economía para costear equipos y sonar mejor o al talento?
“Cuando se te reconoce fuera puede que te llamen para festivales”
-Dejando atrás Ajai, cuénteme en qué momento se encuentra Abora Reggae...
-Se encuentra en una etapa de reestructuración y creación. Estoy terminando los temas que conformarán el nuevo disco de Abora Reggae. Quería sacarlo el año en que entramos en pandemia. Todo esto lo ha retrasado y los ánimos y la creatividad no son los mismos. He conseguido hacer alrededor de 10 temas. Algunos están en proceso y otros terminados. Creo que utilizaré el formato que se está usando en la industria musical, que es el de ir sacando canción por canción. Es una manera para estar más tiempo subiendo contenido a las redes sociales y a internet, que hoy día son las que dan de comer.
-¿Hacia dónde enfoca su carrera en solitario tras tu paso por ‘La Voz’?
-Tengo muchos campos abiertos. Ahora mismo, estoy trabajando con la productora que está llevando la parte artística del Hotel Barceló Thalasso en Castillo. También tengo varios proyectos en formato dúo. Con un pianista estoy empezando a indagar en el mundo del jazz. Estamos haciendo estándares de jazz. Y tengo un trío acústico de reggae haciendo las canciones de Bob Marley, pero en plan chill out.
-Por último, ¿a qué grupos de la Isla cree que no debemos perderle la pista?
-Ahí va la lista: Lyaman Pablo, The Beduiners, Hannah, Massimo Mariani, Jericó, Aceysele Chacón, Dgauss, Julia Rodríguez, Pedro Umpiérrez, Dj Chiki y Abora Reggae. Y en pintura, Sara Gutiérrez.
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