La doctora Patricia Mateo ha sido ganadora de la beca especial de investigación Dr. González Jaraba de la Fundación del Colegio de Médicos de Las Palmas por el proyecto Envejecimiento saludable. Un programa de intervención comunitaria multidimensional para la prevención de la fragilidad, sarcopenia y mejora del rendimiento psicofuncional en el adulto mayor.

-Un poco de currículum: ¿Desde cuándo desarrolla su carrera como residente de geriatría? ¿Y en el Hospital Insular de Lanzarote? ¿Qué le impulsó a optar por esta especialidad centrada en el cuidado de las personas mayores y las enfermedades que las aquejan?

-Situándonos en el tiempo, una vez finalizada la carrera de Medicina, se tiene la opción de presentarse a un examen con fines de sacar la mejor puntuación que te permita acceder a la especialidad y al centro hospitalario que uno desee. Es lo que se conoce en otras carreras como un posgrado. Esta vía de formación dura entre cuatro y cinco años según la especialidad. En mi caso, escogí como lugar de formación el Hospital Insular de Lanzarote por ser el único en toda Canarias en ofrecer dicho plan formativo y mayor proximidad a mi lugar natal (Las Palmas de Gran Canaria). Actualmente, me encuentro en mi último año, concretamente a unos cinco meses de concluirlo. Uno de los pilares fundamentales que me impulsó a elegir la especialidad fue la necesidad de buscar respuestas y esperanzas al envejecimiento. Desde mediados de la carrera, donde se toma el primer contacto superficial con la asignatura de geriatría, sentía la curiosidad de poder ayudar a personas más vulnerables y que éstas pudieran envejecer con calidad de vida. Por otro lado, el abordaje del adulto mayor, pese a ser complejo, me aporta a mi día a día satisfacción personal.

-¿Qué les llevó a usted y a su equipo médico a desarrollar la investigación y más tarde presentarla a las becas de la Fundación del Colegio de Médicos de Las Palmas?

-Todo este proyecto comienza a raíz de elaborar el trabajo de fin de residencia. Puesto que, al acabar una especialidad, según el sitio dónde uno se forme, puede sugerir la elaboración de un proyecto final. Una vez solicitados los permisos al comité de ética y elaborado el preproyecto, se decidió presentar a las becas que ofertaban la Fundación del Colegio de Médicos.

-¿Qué supone para usted y su equipo haber ganado esta beca y contar con una mayor dotación económica para el desarrollo del estudio?

-Supone una satisfacción y un reconocimiento al esfuerzo realizado durante este tiempo. La investigación siempre es complicada y aparecen dificultades durante el proceso, que incitan a uno a abandonar. Recibir la dotación económica es una gran ayuda para poder compartir los resultados con el resto de la comunidad científica, al igual que dar a conocer a nuestra sociedad que se puede envejecer bien.

-¿En qué consiste la investigación que desarrolla junto a sus compañeros Javier Alonso Ramírez, Francisco Javier Balea Fernández y María Asunción Acosta Mérida? ¿A qué perfil de usuario está destinado el estudio?

-El proyecto consiste en el abordaje de dos líneas de investigación. Por un lado, abarca un programa de ejercicio físico al que acuden los usuarios de forma voluntaria durante al menos dos veces en semana. Son valorados al inicio del programa y a los seis meses. Se adapta en todo momento el tipo de ejercicio a realizar y se lleva a cabo bajo supervisión de personal sanitario. Lo que se espera encontrar es que se obtenga una mejoría o se mantenga la funcionalidad del paciente. Esto es que sean capaces de desempeñar las tareas básicas de su vida diaria o incluso aquellas otras más complejas. Además, al adquirir una mejor condición física y trabajar ejercicios de equilibrio y sensibilidad, se pretende disminuir el riesgo de caídas, y por consiguiente de fracturas, hospitalización, y, en definitiva, mayor dependencia. Además, con el ejercicio físico sumado a una correcta alimentación, se pretende aumentar no sólo la cantidad muscular, sino su calidad. Puesto que, ya dicen los estudios que desde los 35-40 años aproximadamente el músculo se va perdiendo si no se trabaja y esto se acelera más aún en la vejez. Desafortunadamente, no hay a día de hoy una pastilla mágica que contenga los componentes claves para envejecer con calidad de vida; pero, sí disponemos de herramientas claves como son el ejercicio físico y la alimentación. Por otro lado, la otra parte del estudio consiste en el programa de estimulación cognitiva. En éste también son supervisados y valorados al inicio y a los seis meses por personal sanitario. Para ello, se aplican unas escalas de rendimiento cognitivo al inicio y al final del estudio. La finalidad de ello es ver si se obtienen mejoras en la puntuación tras la realización de una serie de ejercicios donde se trabaja la atención, la planificación, la memoria, el cálculo y el lenguaje, entre otras áreas. A estos programas, generalmente, los pacientes que acudían presentaban alteración de la esfera anímica, déficit de concentración o incluso deterioro cognitivo en su etapa inicial. Se intenta con estos programas retrasar el declive cognitivo y ayudar al mayor a enfrentarse a los eventos agudos o situaciones estresantes con los ingresos hospitalarios con mayor reserva psico-funcional.

“Quería ayudar a personas más vulnerables y mejorar su calidad de vida”

-¿Desde cuándo vienen desarrollando los estudios con sus pacientes y cuando creen que podrán verse los primeros resultados de la investigación y su posterior aplicación?

-El estudio se comenzó en 2018 y desde entonces se ha seguido reclutando pacientes. Se estima que para mediados de año ya se obtengan las conclusiones tan deseadas. No obstante, los primeros resultados preliminares son alentadores y esperanzadores hacia la población.

-¿Pueden extrapolarse estos estudios y sus resultados a otros pacientes que padecen patologías que afectan al desarrollo cognitivo?

-Por supuesto que sí, anteriormente se ha comentado que la segunda línea de investigación abarca la parte de estimulación cognitiva con la que se pretende retrasar el avance de la enfermedad y se mantengan estables. Además, en este tipo de paciente, si no se potencian las actividades que realizan, conforme avanza la enfermedad se acelera la pérdida de la funcionalidad.

-¿En definitiva, qué podrá aportar esta investigación en un futuro?

-Lo ideal para el envejecimiento saludable es llevar a cabo ambos programas. Y, ¿qué es esto del envejecimiento saludable? Es llevar al máximo nuestra capacidad funcional con la finalidad de mantener la independencia y envejecer con calidad de vida. Esa es la idea principal y transmitir a nuestros mayores que todavía hay esperanzas para poder retrasar la dependencia tan temida. Además, se ha objetivado que al llevar a cabo estos programas a largo plazo, la funcionalidad se mantiene. En cambio, si se realiza en corto periodo, se corre el riesgo de volver a perder la funcionalidad y adquirir mayor dependencia.

“Podemos dar a conocer a nuestra sociedad que se puede envejecer bien”

-¿Qué representa este estudio para el avance de la medicina que lleva a cabo en el campo del envejecimiento saludable?

-Representa un hilo de esperanza de que se puede envejecer bien y llegar a edades extremas de la vida en plenas facultades o con mínima dependencia. Al fin y al cabo, el ser humano teme perder sus facultades de desenvolverse en el entorno. Y es una manera de frenar el edadismo en el que a veces cae la sociedad, rechazando al anciano por el hecho de ser mayor.

-¿Qué otros estudios ha desarrollado en relación a la geriatría o cree que podrían acometerse para mejorar la calidad de vida de sus pacientes?

-Se han desarrollado otros estudios en cuanto a cuidados paliativos se refiere, los trastornos conductuales en la demencia y el síndrome metabólico, entre otros. En 2021 se recibió el premio en un congreso a un trabajo sobre la fragilidad en la enfermedad renal crónica. Y, a día de hoy, están pendientes de desarrollarse otras ideas con la intención de seguir potenciando la mejora de la calidad de vida en los mayores.