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Así es el borrador de propuestas estratégicas para Lanzarote

La Reserva de la Biosfera propone un “pacto de Isla” que fije el modelo territorial que prime la contención, la reducción de la oferta turística y la diversificación

Saúl García 0 COMENTARIOS 20/05/2022 - 08:30

La publicación estaba destinada a celebrar los 25 años de la Reserva de la Biosfera de Lanzarote, que se cumplieron en 2018, pero el retraso y, después, la pandemia lo convirtieron en la celebración de los 50 años del Programa MaB (hombre y biosfera), por el que nacieron las reservas. El libro se llama Lanzarote, perspectiva MaB. 1971 -2021 y se presentó en la última sesión del Consejo de la Reserva, que se celebró en Jameos del Agua.

En el texto de presentación del libro se explica que se pidió a los miembros del Gabinete científico del Consejo de la Reserva que dirigieran un mensaje a la población. Después se fueron añadiendo otros textos, como el comunicado conjunto de Menorca y Lanzarote por su 25 aniversario o el comunicado del Gabinete científico durante el confinamiento, y finalmente unos anexos sobre qué significa hoy ser Reserva de la Biosfera, un resumen del Seminario Conciencia, celebrado en Arrecife, los datos sobre la comparación de la evolución de cuatro islas (Lanzarote, Menorca, Ibiza y Fuerteventura) en el periodo 1991-2019 y la propuesta de la creación del Tapiz de vocablos, que pretende llegar a la Unesco y al resto de Reservas de la Biosfera con el objetivo de rescatar las palabras, en cualquier idioma, que describen la relación entre el ser humano y la naturaleza.

‘Lanzarote, archipiélago de conciencias’ es el texto introductorio en el que se asegura que hace 50 años el diagnóstico sobre el planeta dio lugar a la creación de las Reservas de la Biosfera y del Programa MaB: “Si estos 50 años transcurridos no han permitido atender dicho diagnóstico y revertir los desequilibrios ecológicos esenciales, sino agudizarlos, prueba evidente será de que no es cuestión de tecnologías disponibles, sino de ciertos problemas culturales inadvertidos”.

Habla de que Lanzarote ha sido considerada pionera en algunas ocasiones, como un sistema de alerta temprana para las culturas continentales, y que el encargo de la Unesco es el de enseñar a la humanidad su trayectoria de ensayos y pruebas para buscar un nuevo equilibrio entre el ser humano y la preservación de la naturaleza.

Algo esencial en la cultura insular es la asunción de los límites, y una muestra de inteligencia colectiva para frenar ciertos riesgos fue tanto la ordenación urbanística como la oposición a las prospecciones petrolíferas. La duda, señala la introducción, es “si Lanzarote es un caso paradigmático como cultura insular o un tabú innombrable en Canarias”, ya que desde 1991, cuando se aprueba el PIO, se ha ido laminando poco a poco la potestad cabildicia en materia de ordenación “y el remate lo puso la Ley del Suelo, eliminando la potestad de los planes insulares para cambiar determinaciones urbanísticas”.

La Reserva publica un libro por el medio siglo de vida del programa MaB en el que mira hacia el futuro

La pregunta sin respuesta en ese mismo texto es si todo esto fue por ese Plan Insular de hace ya más de 30 años. En el primer texto, el coordinador del Gabinete científico, Quino Miguélez, habla sobre la complejidad como el espejo donde la especie humana mide su inteligencia. Lázaro Sánchez Pinto escribe acerca del origen volcánico de la Isla y de la simbiosis como fenómeno imprescindible para entender la evolución y la permanencia de la vida en el planeta. José Manuel Naredo lo hace sobre el legado de César Manrique y señala que los recursos naturales deben ser también sugerentes, no solo limitantes.

El economista Antonio González Viéitez habla de las dos almas de la Isla: la de vanguardia y las amenazas ante el éxito logrado, y en un segundo texto, escribe sobre el fin del ciclo del turismo barato y de masas. Emma Perez Chacón describe el difícil encaje para el territorio de las múltiples demandas que recibe. José Luis Rivero se pregunta si pueden ser modestos los dioses y los diablos en la tierra del sol y el magistrado emérito del Tribunal Supremo, José Antonio Martín Pallín, habla de crear una Constitución para la Tierra, la propuesta central de su último libro. Los textos, en cualquier caso y aunque se trate de un libro con perspectiva histórica, están enfocados hacia el futuro, no hacia el pasado.

Propuestas

Uno de los elementos más novedosos que incorpora esta publicación es el borrador de las propuestas realizadas por la Reserva de la Biosfera ante la crisis desatada por la Covid, pero, en definitiva, ante el futuro que se le abre a la Isla y a la humanidad. Ese borrador está encabezado por una cita del filósofo Markus Gabriel, que afirma que el Covid es solo el principio de cadenas sucesivas de crisis con las que debemos aprender a convivir.

Este borrador señala el riesgo de nuevas epidemias y que dicho riesgo debería motivar la elaboración de planes de contingencia y cambios de modelo de negocio, tanto dentro como fuera del turismo. Se apuesta por ir hacia unas pautas de cambio de modelo de desarrollo, una especie de hoja de ruta con cuatro ejes: territorio, economía, ecología y sociedad. Entre los principios básicos que se citan está la autosuficiencia, la gobernanza o cooperación, soluciones basadas en la ciencia, una reinvención, la responsabilidad, la solidaridad...

En cuanto a la ordenación del territorio, la Reserva propone un “pacto de Isla” que fije el modelo y que prime la contención, la reducción de la oferta turística y la diversificación de la economía, que se elabore un nuevo Plan Insular que priorice los recursos vitales como el agua, suelo agrícola, paisaje y energías renovables, así como la contención del techo turístico y la reducción de camas turísticas en pro de la calidad.

La crisis ha hecho más evidentes los problemas de acceso a una vivienda digna

También piden otorgar mayor autonomía a la isla de Lanzarote para definir sus políticas de ordenación y revisar el concepto de interés general. En cuanto a la ejecución de sentencias de hoteles con licencia anulada y derribo de esqueletos, piden que se ejecuten eliminando camas turísticas futuras y “generando empleo local”. También reclaman que se estudie la posibilidad de desclasificar camas turísticas llegando a acuerdos con los ayuntamientos y con los propietarios, identificando en qué suelos hay margen para esas desclasificaciones, como por ejemplo en el plan parcial de Montaña Roja.

Otras propuestas añadidas hablan de hacer un pacto por el paisaje y promover proyectos de custodia del territorio. La crisis ha hecho más evidentes los problemas de acceso a una vivienda digna o las deficiencias, a nivel urbanístico, del binomnio ciudad-habitante. Entre las propuestas en esta materia se encuentra la de realizar un censo de viviendas, dar prioridad a los proyectos de rehabilitación de edificios viejos y revivir el centro de Arrecife, construir viviendas públicas, mejorar la red de saneamiento y poner en marcha procesos participativos, entre otras.

En el apartado del sector primario también son muchas las propuestas: impulsar el consumo de productos locales, impulsar la creación de huertos, contar con un catálogo de terrenos susceptibles de ser cultivados y otras muchas medidas relativas a aumentar la soberanía alimentaria. También diseñar planes de empleo para rehabilitar fincas, aljibes, etcétera, formar a agricultores ecológicos, mercados de abastos, emprender la restauración de vegas agrícolas... En el apartado de planes de empleo: repoblar y conservar el palmeral de Haría.

Turismo

Para el sector turístico se habla de condicionar los proyectos de rehabilitación a la reducción de camas, no a su ampliación, como hasta ahora. También se incide en la necesidad de apoyar a cooperativas y asociaciones empresariales. Se considera básico hacer un estudio para determinar los nichos apropiados para la diversificación de la economía insular. Las medidas respecto al agua, la energía o los residuos van en la misma línea: planes de rehabilitación de los sistemas tradicionales de recursos hídricos como maretas, alcogidas y aljibes, una mejora en las estaciones de depuración de aguas residuales o establecer como prioridad las desaladoras públicas frente a las privadas.

Propuestos planes de rehabilitación para los recursos hídricos, como las maretas

En cuanto a la energía, se apunta al aumento paulatino de las emisiones desde el año 1990 y la necesidad de un cambio de modelo energético dejando, en primer lugar, una reserva para el ahorro local dentro de las inversiones para nuevos desarrollos en renovables, al estilo del caso de Dinamarca, donde ese porcentaje es del 15 por ciento. También se plantea el fomento de la instalación de placas fotovoltaicas en las azoteas comunitarias y en techos de edificios públicos.

En movilidad se apuesta planes de transporte para el trabajo en varios núcleos turísticos, facilitar la transición hacia un parque automovilístico eléctrico y promocionar la vía ciclista o peatonal entre Costa Teguise y Puerto del Carmen, entre otras.

Residuos

Las medidas en el apartado de medio ambiente pasan por aprobar los Planes rectores de uso y gestión de los espacios naturales, el Plan de ordenación de esos recursos naturales, aún pendiente, hacer el estudio de los servicios ecosistémicos de la Isla, mejorar la conservación de Alegranza, aumentar la plantilla para vigilar los espacios naturales, crear un banco de semillas, nuevas zonas de recreo o repoblar con especies autóctonas.

Sobre los residuos, la Reserva considera que su acumulación incontrolada es insostenible y que causa una gran contaminación. Propone la estrategia de plástico cero y el camino de la economía circular. En ese sentido, Lanzarote puede ser una zona piloto, que está prevista en el Plan de residuos de Canarias.

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