En la Ruta Canaria fallecieron el año pasado al menos 1.109 migrantes, que algunas ONG elevan por encima de las 4.000 personas muertas
Cómo dar certeza a quien ha perdido a un ser querido en medio de la nada
En la Ruta Canaria fallecieron el año pasado al menos 1.109 migrantes, que algunas ONG elevan por encima de las 4.000 personas muertas
El 23 de septiembre de 2021 una patera naufragó sin dejar rastro en medio del Atlántico, cuando sus 33 integrantes trataban de alcanzar las costas canarias.
Al contrario de lo que suele suceder con muchas de estas embarcaciones de las que se deja de tener noticia, porque se pierden para siempre, la patera apareció mes y medio después en Cabo Verde, a 1.300 kilómetros del lugar de partida (Dajla, Sahara Occidental), con varios cadáveres a bordo que portaban algunos documentos que sirvieron para determinar de qué patera se trataba y, así, poder construir el relato de lo sucedido.
De esa complicada tarea, dar certezas a los familiares de los migrantes de los que se ha perdido el rastro, se encarga el proyecto piloto de Cruz Roja "Migrantes desaparecidos en Canarias", que ya ha identificado a 101 personas de 45 casos diferentes. De hecho, la barcaza que llegó a Cabo Verde fue el primer caso en el que trabajaron, apenas una semana después de comenzar esas labores que, generalmente, consisten en ordenar una cantidad ingente de información, llamadas, correos y cruce de datos.
"Todos los casos se nos quedan en la memoria. Todas las historias, todas las fotografías de esas personas, todos esos mensajes de 'hola, estoy buscando a mi hijo, por favor ayúdame' se te quedan dentro", explica en una entrevista a Efe la cooperante Silvia Cruz, que trabaja en este proyecto desde su inicio.
En ese primer acercamiento a la búsqueda de respuestas de los naufragios de la Ruta Canaria, en la que solo el año pasado, en 2021, murieron al menos 1.109 personas (según el recuento de Naciones Unidas, que algunas ONG elevan por encima de las 4.000), las familias, a pesar de la dureza de la situación se sintieron "aliviadas", según Cruz Roja, pues vivían "una continua agonía sin ningún elemento al que aferrarse", por lo que agradecieron el descanso.
En búsqueda de una metodología
Con el objetivo de mejorar los procesos de identificación de las personas fallecidas y desaparecidas en rutas migratorias, Silvia Cruz reconoce que, aunque Cruz Roja lleva trabajando en la identificación de personas en diferentes contextos desde hace 150 años, esas situaciones suelen ser conflictos armados o catástrofes naturales, con una metodología de trabajo muy diferente a la necesaria para las personas que emigran en embarcaciones y se pierden en medio del océano.
"Detrás de cada desaparición hay una familia que está sumida en la tristeza y en la incertidumbre constante de no saber qué pasó, si pueden ver el cuerpo o, si en el peor de los casos, ha desaparecido en el mar", apunta la cooperante, que explica que también trabajan con aquellos casos en los que la patera llega a tierra, pero se ha producido algún fallecimiento durante la travesía, tanto si hay cadáver como si no.
En ese momento, al desembarcar, los equipos de respuesta inmediata hacen una mediación y les preguntan si ha ocurrido algo durante la travesía y, en el caso de que haya habido alguna tragedia, si conocen la identidad de la persona y el contacto con algún familiar.
En el caso de que haya cuerpos, Cruz Roja se coordina con juzgados e institutos de medicina leal para aunar la información y llegar a una conclusión sobre la identidad de las fallecidos, que, una vez corroborada y consolidada, transmiten a los familiares, que generalmente se habrán puesto en contacto con la entidad ya sea a través de alguna oficina en su país de origen, o por teléfono o correo electrónico.
Trabajar sin testigos
Pero son las pateras que no llegan las más complicadas, al no contar con testigos en un contexto, agrega Silvia Cruz, de mafias y donde los traficantes tratan de huir de ciertos controles para no ser interceptados, por lo que tampoco se tiene un registro cierto de cuándo salen o el número de personas a bordo, salvo que las familias estén al tanto y lo comuniquen posteriormente, un dato que no siempre es fiable porque, a la hora de las salidas, "muchas personas están en el mismo lugar pero son distribuidas en distintas embarcaciones".
"Es muy complicado saber quién sale y de qué punto exactamente y con cuántas personas a bordo", resume Cruz, que apostilla que siempre aprovechan las llamadas con los familiares para intentar identificar a más personas, ya que a veces es común que los viajes se comportan con conocidos.
"Solemos preguntar si conocen información sobre los acompañantes. Por ejemplo, si una persona nos llama preguntando por su hijo, puede que sepa si hay amigos de su hijo a bordo y nos puede dar los nombres de esas personas. Así vamos elaborando una red de personas hasta que podemos consolidar que probablemente esas personas iban en la embarcación", detalla la cooperante, que en cualquier caso expresa que siempre se habla en términos de probabilidad porque "es muy complicado saber con certeza lo sucedido".
Como parte del trabajo para tratar de recabar más información Cruz Roja también utiliza las redes sociales para publicar información sobre las embarcaciones desaparecidas con el objetivo de llegar a las familias y que se pongan en contacto para explicarles el procedimiento.
Sin embargo, Cruz admite que uno de los principales problemas radica en que la información "está muy fraccionada", ya que hay muchos y diferentes actores que reciben llamadas de las familias.
En cualquier caso, señala, tratan siempre de coordinarse con todos los actores, cuya información en general también suele ser fiable y que además están muy activos, como ONG del tipo de Caminando Fronteras y AlarmPhone, cuya actividad también les sirve a veces para detectar información "que se les ha podido escapar".
El concepto de desaparecido
"Lo importante al final es poder tener la información segura, transmitirla a los familiares y que puedan descansar", reflexiona Cruz, que lamenta asimismo que el porcentaje de cuerpos que se recuperan tras los naufragios es "ínfimo" y se sitúa alrededor del 9 %, lo que convierte a la gran mayoría de víctimas en desaparecidos.
Aunque es consciente de que, pasado un umbral de días desde la tragedia, las posibilidades de supervivencia son nulas y esas personas están fallecidas, Cruz aboga por mantener el término "desaparecidos" para no invisibilizar, dice, esa realidad que experimenta el 91 % de los afectados, cuyos cadáveres no se recuperan jamás.
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