Guías y biólogos abogan por una regulación para la práctica del senderismo, así como establecer una capacidad de carga para tramos de gran sensibilidad en la Isla
Caminante en Lanzarote: sigue el sendero
Guías y biólogos abogan por una regulación para la práctica del senderismo, así como establecer una capacidad de carga para tramos de gran sensibilidad en la Isla
Autoguiado, en grupo, con guía... Sea cual sea la opción elegida para la práctica del senderismo en Lanzarote, profesionales turísticos y expertos coinciden en la importancia de la información y concienciación para iniciar el itinerario elegido para descubrir rincones de la naturaleza lanzaroteña.
En 2010 hubo un intento de acondicionar una red de senderismo en Lanzarote. Por aquel entonces, la gestión estaba en manos de la Consejería de Obras y Vías del Cabildo insular que se fijó el objetivo de ejecutar un proyecto de acondicionamiento y señalización de diez senderos turísticos y recreativos en la Isla.
Estas rutas eran itinerarios en forma de caminos, sendas, pistas o cañadas de titularidad pública local, de uso pedestre, por los que los habitantes de la Isla se desplazaban de un lugar a otro, hasta que aparecieron las actuales carreteras. La actuación debía desarrollarse en un total de 146,8 kilómetros de terreno y contaba con un presupuesto asignado de 80.000 euros.
Los itinerarios propuestos recogían los 205 caminos repartidos por los distintos municipios de Lanzarote: Haría (27), Teguise (59), Arrecife (2), San Bartolomé (3), Tinajo (20), Tías (34) y Yaiza (60). Un proyecto que quedó sin ejecutar.
La necesidad de una regulación y señalética adecuada se añade a las demandas de profesionales para minimizar el impacto en los itinerarios, algunos de ellos de especial sensibilidad para los que se propone establecer la capacidad de carga.
Uno de sus defensores es Ignacio ’Nacho’ Romero, biólogo y educador ambiental, así como autor de varias publicaciones de naturaleza editadas por Ediciones Remotas. Es artífice del proyecto Senderismo Lanzarote, una organización que pone en valor el patrimonio ambiental a través del desarrollo de actividades en la naturaleza, entre ellas salidas en grupo que tienen como libro de cabecera la propia obra del naturalista y fundador de esta plataforma encargada de difundir el valor del entorno lanzaroteño.
A falta de una guía oficial, Lanzarote. Guía de senderismo ofrece se ofrece al caminante como el mejor aliado para sus excursiones, la publicación de Nacho Romero editada por Ediciones Remotas recorre un total de 21 senderos descritos con detalle, acompañado de fotografías, reseñas históricas, culturales o geológicas.
Además se añaden fichas de flora y fauna en las que se pueden ver “lo más comúnmente observable en nuestros paseos”, explica el propio autor. Desde Senderismo Lanzarote realizan actividades en la naturaleza, cuya herramienta fundamental es el senderismo interpretado. “El dar a conocer nuestro entorno nos lleva a una puesta en valor del mismo y con ello a amarlo y defenderlo aún más”, explica Romero.
Talleres de educación ambiental, flora, fauna, geología, historia, talleres culturales o jornadas de deportes autóctonos “son ejes de la educación que pretendemos difundir a partir de la cual caminar con familiares, amigos, alumnos en la sociedad actual y futura”.
La asociación complementa la oferta ambiental con otras actividades de ocio al aire libre, eso sí, “respetuoso con nuestro entorno y poniendo en valor todo aquello que vamos observando según las realizamos”.
“Ofrecemos una gestión seria de servicio de actividades de ocio al aire libre en la isla de Lanzarote. Teniendo presente que los objetivos finales de estas actividades son la educación ambiental, la difusión cultural, el aprendizaje, la salud y la diversión”, comenta Nacho Romero sobre el proyecto Senderismo Lanzarote.
Imagen reflejo de señalización deteriorada y vandalismo.
Deficiencias
“Una falta de señalética, de vigilancia y de educación ambiental llevan a la degradación. Lo hemos vivido en Montaña Colorada”, denuncia Nacho Romero, conocedor de que en los últimos años la gente se ha dedicado a subir por el cono de material blando abriendo veredas que no existían y desprendiendo ese material en una acción “irreversible”. Otro tanto ocurre en Montaña Negra o Caldera de los Cuervos, a pesar de que se ha restaurado en alguna ocasión, dado que los excursionistas se salen de los caminos.
Son principalmente los ayuntamientos los que han contribuido a restaurar los senderos más transitados, además de establecer la cartelería y recomendaciones para un recorrido que cause el menor impacto posible. “Lanzarote va bastante lenta en materia de señalización, aunque ya algo se ha realizado”, sostiene Nacho Romero quien habla de proyectos ya ejecutados y “veredas históricas” como son el camino norte-sur señalizado como GR-131. “Si bien hay zonas muy frágiles y sensibles que deberían haberse señalizado hace tiempo”, añade.
El camino norte-sur de la Isla cuenta con una longitud de 70 kilómetros aproximadamente y está dividido en cinco etapas: Órzola-Haría, Haría-Teguise, Teguise- Tías, Tías- Yaiza, y Yaiza-Playa Blanca. El mismo transcurre por los principales caminos y veredas de Lanzarote, como Camino Real de Malpaso o camino de La Villa, que unían los principales pueblos de la Isla en el pasado.
La ausencia de vigilancia es otro de los inconvenientes del senderismo
Otra profesional del sector es Carmen Portella que lleva más de trece años al frente de la empresa Eco Insider, es guía sectorial de turismo activo y fundadora y coordinadora de la Asociación Vientos del Noreste. Defiende la importancia de la profesionalización del sector de naturaleza que, sin embargo, se topa con trabas como la falta de regulación y los lobbies en torno al ramo. “Sobran senderos y faltan empresas”, defiende esta guía. Considera que las redes sociales y la práctica individual del senderismo están poniendo en peligro la actividad y dañan el entorno natural ante la carencia de una mayor vigilancia.
La ausencia de agentes medioambientales que puedan proteger el adecuado disfrute de los hábitats es otro de los perjuicios a los que se enfrenta el turismo de naturaleza por el que cada vez más apuestan los turistas que visitan la Isla. “Canarias, y en particular Lanzarote, tiene unas pésimas condiciones para desarrollar este tipo de actividad”, sostiene Carmen Portella.
“Existe un gran problema para la práctica profesional y regularizada del turismo sostenible”, explica la guía. “Cuando quieres darte de alta como empresa hace falta un permiso medioambiental que el área correspondiente autoriza por seguridad solo para grupos limitados. Está bien, pero el problema es que las excursiones que se permiten son muy restringidas. Los guías profesionales nos encontramos en las mismas rutas siempre”.
A pesar de este inconveniente que resta atractivo a los itinerarios, Portella cree que el verdadero hándicap radica en que muchas de las empresas de turismo activo ni siquiera piden los permisos correspondientes para realizar estas rutas. “Van por donde sea”.
Otra de las limitaciones con las que se encuentran las empresas de turismo activo legalmente establecidas son los impedimentos para adquirir una tarjeta de transporte. Vuelve a hablar de la existencia de un grupo de presión, en este caso en el sector de transportistas. “Hace que sea muy difícil poder conseguir la autorización”.
Asimismo, especifica que el vehículo debe tener menos de dos años. “Un automóvil de nueve plazas cuesta al menos 20.000 euros. ¿Qué joven emprendedor dispone de esta cuantía para arrancar una nueva iniciativa?”, se pregunta. La tarjeta de transporte solo es viable para transportar clientes, personal y material especial. El problema es que el departamento de Transportes interpreta que sin la existencia de este “material especial” (material pesado como botellas de buceo o bicicletas) las empresas no tienen motivo alguno para transportar viajeros.
“Es una interpretación de la normativa que solo se realiza en Lanzarote”, comenta Portella, quien dice haber recibido ya nueve sanciones por este motivo, dado que los bastones de senderismo que suele incluir en el vehículo no se consideran “material especial”.
Otro aspecto a tener en cuenta para la práctica profesional de turismo activo es la titulación. Aquí vuelven a toparse con otro lobby empresarial, el de “los guías oficiales”, que aglutinados en diferentes asociaciones, “están haciendo presión a través de las patronales para que solo ellos puedan disponer de tarjeta de transporte”, sostiene.
Aun así, el más acuciante de los caballos de batalla de los profesionales de turismo activo es la práctica particular del senderismo, “sin tener en cuenta el daño que los senderistas puedan causar al entorno”, más allá de que pueda suponer un menor beneficio para el sector, principalmente por la difusión que esta actividad tiene en redes sociales.
“El profesional del senderismo es la persona que va a proteger el espacio natural para su disfrute por otros usuarios. Hay un compromiso medioambiental en el sector. Si estoy trabajando en la naturaleza quiero mostrar una naturaleza impoluta, no una multitud de gente que camina por donde sea”, dice Portella.
La señalización de los senderos no siempre es suficiente.
Piden itinerarios señalizados y preservar los espacios protegidos
La ausencia de vigilancia es otro de los inconvenientes. Lanzarote cuenta con ocho agentes medioambientales. “Eso no es nada para una isla que acoge más de tres millones de turistas al año”, explica. “Lanzarote y los lanzaroteños deben luchar por mantener los espacios naturales y vírgenes, así como la flora y fauna. “De cara al cambio climático cuanto menos asfalto haya mejor. Necesitamos a las especies, que no sobrevivirán en lugares excesivamente transitados”, expone.
La guía alerta del peligro de la “turismofobia” como ha ocurrido en otros lugares ante la presencia de un exceso de visitantes que altere la vida de los residentes y que ya se puede vislumbrar en zonas como La Graciosa. “Lanzarote no necesita cinco millones de euros para promocionar el turismo sostenible, lo que necesita es proteger la naturaleza y regular este tipo de actividad turística”.
Las empresas profesionales son las que, en su opinión, pueden limitar el uso y disfrute de los espacios naturales en la Isla, por lo que pide una mayor flexibilidad administrativa a la hora de poder desarrollar la actividad.
El biólogo Domingo Concepción coincide en la necesidad de regularización de la actividad y de la importancia de que se realice bajo la supervisión de guías profesionales o en su defecto se obtenga la suficiente información para llevar a cabo la ruta, así como el tipo de equipación necesaria y la previsión meteorológica.
Para ello sugiere el establecimiento de aplicaciones o enlaces institucionales por parte de las administraciones competentes a nivel medioambiental en las que se recojan estas recomendaciones generales, así como la distancia y dificultad. También la creación de una página web en la que se recojan las diferentes empresas y guías profesionales para la práctica de la actividad.
Domingo Concepción ha formado a lo largo de su carrera como docente a guías en materias de flora y fauna. Él mismo ha dirigido grupos de excursionistas por los senderos autorizados de la Isla. Defiende la existencia de una aplicación en la que se pueda informar al departamento de medioambiente de la ruta prevista y el número de personas que componen la visita. Propone itinerarios debidamente señalizados y preservar los espacios protegidos.
Concepción habla de zonas de especial impacto y en las que deberían evitarse los recorridos. Especialmente sensibles son el Volcán del Cuervo, Montaña Colorada, Montaña Negra y Caldera Blanca. El biólogo advierte también de la peligrosidad de algunos tramos como en Los Ajaches, El Risco o Caldera Blanca donde han tenido que actuar los servicios de salvamento en más de una ocasión debido a la dificultad del itinerario. Por ello, insiste en la necesidad de ir acompañado de un guía profesional.
También coincide en defender algunos espacios de la huella humana ante el daño que pueden provocar las visitas por tratarse de zonas de especial protección. Para el control de estos accesos se muestra a favor de establecer un reglamento sancionador. Si bien, aunque se ha incrementado el número de agentes medioambientales hasta contar con una plantilla de ocho guardas, el número óptimo para una isla como Lanzarote sería de una decena de forma diaria.
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