Los vecinos demandan la apertura de las oficinas y su puesta en marcha para reactivar la agricultura y la ganadería y para enseñar la historia del municipio
Diez años sin poner en marcha el Parque Rural de Betancuria
Los vecinos demandan la apertura de las oficinas y su puesta en marcha para reactivar la agricultura y la ganadería y para enseñar la historia del municipio
Un grupo de vecinos de Betancuria, la capital histórica de Canarias, reclama la activación real y efectiva de la figura de protección del Parque Rural de Uso y Gestión de la Villa Histórica aprobado en 2009. “Diez años han pasado y ninguna institución, ni Ayuntamiento, Cabildo o Gobierno de Canarias han nombrado la Junta de Dirección del Parque Rural, ni han efectuado la apertura de una oficina y ni siquiera han gestionado la ficha financiera que lleva asignada esta nominación”, explica Juani Ruiz, vecina de Vega de Río Palmas.
Para Ruiz, urge poner en funcionamiento este Plan Rector, cuyas oficinas podrían ubicarse en el edificio del mirador de Morro Velosa, ya que a su juicio se halla bastante desaprovechado, dentro del municipio. Al igual que otras viviendas cerradas dentro de la localidad, como la Casa del Zapatero, junto al ambulatorio, que podría convertirse en un espacios cultural. Otro inmueble rodeado de polémica es el nuevo Museo Arqueológico, un edificio moderno que rompe con el ambiente de la Villa Histórica y cuya apertura se ha retrasado más de lo previsto.
Declarado por la Ley de Espacios Naturales de Canarias de 1987 como Parque Natural de Betancuria y reclasificado por la de Espacios Naturales de Canarias de 1994 como Parque Rural, quedando incluido en el mismo el Monumento Natural de Ajuy. Se incluye como Zona de Especial de Protección para las Aves (ZEPA) en la Red Natura 2000, según lo establecido en la Directiva Europea 79/409/ CEE relativa a la Conservación de la Aves Silvestres. Ya en 2009 se produce la aprobación definitiva del Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Rural de Betancuria.
“¿Cómo es posible que no se haya invertido dinero en este municipio histórico y protegido, que acoge a grupos de turistas cada día y se van sin conocer la historia porque no hay información, ni audioguías en varios idiomas para los visitantes?”, se pregunta esta vecina, licenciada en Filología inglesa.
Entre las propuestas vecinales se halla también la apertura de un mercado artesanal para que los productores locales puedan vender frutas, hortalizas, queso y pan en la Vega o el Valle de Santa Inés, así como potenciar el senderismo con información detallada de las vías verdes para llegar al santuario y la recuperación de la presa de Las Peñitas, que se halla repleta de basura y fangos y ha perdido toda su función de retener el agua y regar las huertas de los alrededores. “Este municipio fue muy rico en tiempos pasados con pocos medios, así que en la actualidad se puede reactivar la agricultura y ganadería local con esfuerzo y una mayor inversión para el sector”, resume Juani Ruiz que aspiró a entrar en el Ayuntamiento con el PSOE.
El Macizo de Betancuria constituye uno de los más espectaculares afloramientos del complejo basal insular, con un elevado valor científico y paisajístico. Se localizan además en este macizo importantes depósitos de materiales antiguos, con sedimentos oceánicos y fósiles de animales marinos desaparecidos, que constituyen en la actualidad el Monumento Natural de Ajuy.
El paisaje se caracteriza por su peculiar cromatismo, por la alternancia de lomos de aspecto suave con barrancos en forma de U y la presencia de estribaciones montañosas de considerable envergadura en el contexto insular, como Morro Velosa (669 metros) y Morro de la Cruz (676), Gran Montaña (708) o Morro Jana (764).
A lo largo del Parque Rural se encuentran estructuras y elementos de carácter etnográfico como gavias, nateros, sistemas de riego, norias, hornos de cal, corrales, gambuesas, caserones, etcétera que reflejan la transformación cultural del paisaje a lo largo del tiempo. Un paisaje de gran belleza donde se compatibilizan los usos tradicionales con los valores naturales. En los peñascos y macizos montañosos, la vegetación destaca por la presencia de endemismos majoreros, canarios y macaronésicos.
Población envejecida
Es un municipio que se asemeja a la España vaciada. Cuenta con 826 habitantes aunque la población de derecho se reduce a unos 500. La pirámide de población de Betancuria está sumamente envejecida con un claro dominio de los individuos que se enmarcan en el rango de edad de más de 60 años, siendo muchos de ellos campesinos retirados que dedican su tiempo al cuidado de sus huertas de manera parcial. Se trata por tanto de una población cuya media de edad ronda los 42,6 años, la más alta de toda la Isla.
Los jóvenes del municipio han salido a estudiar fuera y han buscado nuevas oportunidades laborales en otros núcleo y fuera de la Isla. Los que quedan han buscado en la ganadería una salida profesional, al criarse con esta actividad en sus hogares.
La nueva construcción también está muy limitada en el Parque Rural y el aislamiento ha hecho que mucha población joven se traslade a la capital de la Isla. Una excepción es la de la joven Margot Robayna que decidió instalar una ganadería y quesería en la Villa para labrarse un futuro laboral conciliando su vida familiar. Se crió entre ganado, su padre es el comerciante de carne de cabra del mercado de Puerto del Rosario y su vida siempre ha estado vinculada a esta actividad.
También existen algunos habitantes que mantienen una pequeña cabaña caprina como Ricardo Silvera Mejía. “Creo que se puede vivir muy bien y de forma digna de la ganadería si se trabaja correctamente y me parece una pena que muchos ganaderos de Fuerteventura vivan más de las ayudas y subvenciones que de su propio trabajo”, manifiesta este ganadero.
Ricardo Silvera es vecino de la Vega de Río Palmas y asegura que se necesita un mayor aprovechamiento de los recursos y la mejora de las infraestructuras para que la Villa histórica recupere el esplendor de tiempos pasados. “En Betancuria hay seis explotaciones ganaderas, pero la tradición antes era familiar y considero que hay que volver a esta forma de ganadería tradicional. Las cabras comen de lo que viene de fuera y el plan forrajero se quedó en nada porque no se siembra nada”, resalta.
Banco de Tierra
Ruiz y Silvera llevaban en su programa electoral del partido socialista la creación de un Banco de Tierra en Betancuria para su registro en el Cabildo Insular, dado que el municipio cuenta con unas espectaculares gavias de tierra colorada, muy fértil, y se pretende que cualquier alquiler o compra-venta de terreno en el municipio pueda consultarse en un registro. “Hay gavias con pozos de agua muy buena, y aquí el que tiene su finca cultiva papas y verduras. Por eso pensamos que urge organizar una o dos veces al mes un mercado municipal con productos locales porque hay frutas, verduras, queso y una carne espectacular para su venta. Además el Valle de Santa Inés necesita un revulsivo económico porque es uno de los pagos más grandes del municipio para fomentar que la población joven se anime a plantar y mostrar costumbres gastronómicas, como el pescado seco o la carne salada en barrica”, indica Juani Ruiz.
Gavias abandonadas
“Las gavias se han quedado abandonadas, se pierde la tierra cuando corren los barrancos porque las fuentes y nacientes de agua están repletas de basura, no se adecentan los cauces de los barrancos, no se podan los tarajales, y eso ha motivado que la Presa de Las Peñitas haya perdido su función y si no hay agua no hay vida”, reflexiona Juani Ruiz. Seguidamente, cuenta que en los años 50 la presa estaba canalizada para abastecer de agua a las gavias de Buen Paso. “Hay que podar los tarajales, los cañizos. Con la tecnología actual se podría recuperar la plantación de forrajera y los cultivos para llenar de esplendor este municipio agrícola”, asegura.
“La ley de pastos no se respeta en esta Isla y esto provoca una enorme desertización y el ganado está suelto, sin control, y lo mismo ocurre con el mancomún y este abandono se remonta muchos años atrás”, explica Silvera. En este sentido, invita a plantear soluciones consensuadas para combinar el cuidado del medio ambiente con la agricultura, ganadería, explotación de los recursos, recuperación de los suelos y la naturaleza”.
Otra pérdida en la Villa es la tienda de artesanía para impulsar los oficios artesanales unidos a los usos agrícolas y ganaderos. Se han perdido las actuaciones y bailes de folclore, las funciones teatrales en la iglesia y romerías propias de las fiestas que protagonizaban y animaban los residentes. Ahora la principal fiesta es la que se celebra en el santuario de la patronal insular, la Virgen de la Peña, en la Vega de Río Palmas.
La Villa de Santa María de Betancuria es fundada en 1404 tras la conquista y pacificación de Fuerteventura por los conquistadores normandos Jean de Bethencourt y Gadifer de La Salle. Su localización, alejada de la costa y situada en un valle fértil, obedece a razones estratégicas, facilitando la defensa en caso de incursiones externas, además de contar con salidas naturales a los puertos naturales de la costa occidental de Fuerteventura.
Aunque es el segundo asentamiento en fundarse por los conquistadores normandos, se la considera la primera ciudad levantada en Canarias. La villa de Santa María de Betancuria nunca tuvo un aspecto urbano semejante al de otras ciudades que surgieron en Canarias en los siglos XV y XVI, caracterizándose por la ausencia de una trama urbana y auténticas calles. Este urbanismo irregular, único entre las capitales canarias de la época, se puede contemplar en el trazado de sus calles y en la disposición de las construcciones que se adaptan a la orografía del valle en el que está situada Betancuria.
Posiblemente la primera construcción es el castillo de Valtarajal, levantada por Gadifer de La Salle según las crónicas de conquista. En 1410 Jean de Bethencourt manda edificar el primer templo bajo la advocación de Santa María, levantándose sobre una capilla o ermita edificada previamente bajo la dirección de Jean le Maçón, siguiendo los cánones del Gótico normando. En 1424, pasa a tener la consideración de iglesia-catedral tras la creación del Obispado de Fuerteventura aunque de forma efímera, debido a la anulación del Obispado en 1430.
En 1593 es destruido en el ataque de Xaban Arráez, iniciándose su reconstrucción inmediatamente, aunque se prolongará durante varias décadas. El templo actual es fruto de esa reconstrucción. En los alrededores del templo se pueden apreciar ejemplos de la arquitectura doméstica y en el lado opuesto del barranco, se localizan las edificaciones posiblemente más antiguas con elementos formales del gótico.
En 1416 se comienza a levantar el primitivo convento de San Buenaventura mediante la autorización del Papa Benedicto XIII al prior Juan de Baeza que llega al Valle de Santa María con siete misioneros procedente del Convento de Abrojo en Castilla. El convento será ampliado bajo el patrocinio de Diego de Herrera tras la toma de posesión del señorío, en 1455, poniéndolo bajo la advocación de San Buenaventura. Sus moradores más conocidos fueron Fray Diego de Alcalá y Fray Juan de San Torcaz, que posiblemente habitaron dicho convento antes de la llegada de Diego de Herrera e Inés Peraza a Fuerteventura.
Los restos de la iglesia conventual que se conserva corresponderían a la reconstrucción del siglo XVII tras la invasión de Xaban Arráez. Cerca de la iglesia conventual se localiza la ermita de San Diego de Alcalá, relacionada con la cuevita donde meditaba el santo franciscano.
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