En dos décadas apenas se ha avanzado, pese a que se modificó el Plan Insular
El demandado campus universitario de Lanzarote cae en el olvido
En dos décadas apenas se ha avanzado, pese a que se modificó el Plan Insular
El futuro campus universitario sigue siendo muy futuro. En 2003, la Mesa para la Creación del Campus Universitario de Lanzarote elaboró un informe con el que, en primer lugar, reclamaba como una necesidad la creación de un campus que pudiera acoger unas instalaciones dignas para los estudios universitarios y algunos no universitarios que se imparten en la Isla. La segunda cuestión era la ubicación. Se pedía que fuera en Arrecife, o bien en el suelo de los cuarteles o en una pieza de suelo en San Francisco Javier.
Casi 20 años después se ha avanzado poco, y lo poco que se ha avanzado ha sido en otra dirección. En 2013, 10 años después de aquella primera petición, comenzó el procedimiento de revisión parcial del Plan Insular para que se pudiera hacer el campus en Tahíche, en un suelo público, detrás del centro penitenciario. La falta de actualización del planeamiento, municipal o insular hace que la disponibilidad de suelo sea escasa.
Pero, de nuevo, otro paréntesis de casi 10 años. Del proyecto de ese futuro campus universitario no se sabe nada, pero las necesidades se mantienen y se acentúan. Dos consejerías del Cabildo de Lanzarote, la de Educación y la de Obras Públicas, señalan que no hay nada de nada: ni anteproyecto, ni proyecto ni presupuesto.
Hace algo más de dos años, el entonces consejero de Obras Públicas, Jacobo Medina (PP) anunciaba que se iba a poner en marcha el proyecto para los accesos a este futuro campus, entre el centro penitenciario y el centro de día. Esta primera fase de urbanización iba a costar 2,6 millones.
El actual consejero de Obras Públicas, Alfredo Mendoza (PSOE), dice que ese no es un proyecto para el campus, sino que son los accesos a la futura residencia de mayores que va ubicada en el mismo lugar. Señala que el anterior consejero “le dio ese nombre” pero no hay nada más, solo un nombre a una solución técnica. “Lo lanzó, pero no hay nada”, afirma Mendoza, que señala que ha estado buscando el proyecto del campus, pero no existe: “Aquí no hay nada sobre eso”.
Por su parte, la consejera de Educación, Myriam Barros, dice que le parece que el proyecto es “indispensable”, pero que en estos años no se ha avanzado y que este año “no va a salir”. Medina asegura que ese proyecto de los accesos está pintado para los fondos Fdcan de 2022, pero que también ha caído en el olvido y que “no lo van a ejecutar en este mandato”.
Barros insiste en que serviría para la residencia de mayores y para el futuro campus, y que la creación de este espacio universitario era una propuesta de planificación a 30 años “pero se ha quedado en papel mojado”.
Escuelas de Turismo y de Enfermería, en Tahíche. Foto: Gerson Díaz.
La necesidad de contar con unas ubicaciones fijas y modernas sigue existiendo. El campus se plantea para los estudios universitarios de Enfermería, los de Turismo, la UNED y la Escuela Oficial de Idiomas, aunque podrían ir en el futuro otro tipo de estudios superiores o de formación profesional.
Todas las instalaciones que albergan ahora estos estudios tienen limitaciones de espacio y carecen de elementos comunes como salones de actos, salas de reuniones, cafetería, biblioteca, etcétera. Entre todos estos estudios suman unos 2.500 alumnos.
Desde 1991, la Escuela Universitaria de Enfermería, que pertenece a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, ha tenido tres ubicaciones, y ninguna convincente. Ahora está junto a Turismo, en un edificio que pertenece al Ayuntamiento de Teguise y que mantiene dos aulas vacías que albergaron la Escuela de Hostelería.
Enfermería tiene unos 200 alumnos, divididos en cuatro cursos, y solo dos aulas. Con los de cuarto curso no hay problema porque su aula, ya en prácticas, son los centros de salud, pero de los otros tres, uno tiene que asistir a clase de tarde porque no hay aulas suficientes. Una de las que hay adolece de falta de ventilación, de luz natural y de espacio para los 50 alumnos que tiene que acoger.
Por otra parte, los laboratorios son básicos y la biblioteca es compartida con Turismo, que nació en 1989, ofertando, primero, el título como técnico en Turismo, después, la diplomatura y, ahora, el Grado.
Turismo es un centro asociado a la Universidad en el que ha variado más la titulación que el espacio. Ahora dispone de cinco aulas. No tiene cafetería, ni un lugar de encuentro, ni salón de actos ni un buen transporte público. Los alumnos van con su propio coche o dependen de sus familiares.
Entrada a la sede de la UNED. Foto: Adriel Perdomo.
La UNED está en el antiguo Parador de Arrecife. Tiene nueve aulas divididas en tres pisos para más de 600 alumnos, aunque en la mitad de esas aulas apenas caben una docena de personas. Eran las antiguas habitaciones del Parador. La UNED ni siquiera ocupa todo el edificio, sino solo una parte de este inmueble que tiene 80 años y sufre, por su edad, de humedades y goteras y necesita un mantenimiento constante.
Es una universidad que no parece una universidad, a pesar de que oferta más de 30 titulaciones, algunos másteres, y sigue sumando estudios: se va a añadir próximamente Educación infantil. Tampoco tiene zonas comunes y el aula más grande aloja los murales de César Manrique, que se han quedado sin acceso desde la calle.
A lo largo de sus 50 años de existencia, entre licenciados, diplomados y graduados, la UNED de Lanzarote supera los 300 en materias tan dispares como Derecho, ingenierías, humanidades, Física o Matemáticas.
La cuarta aspirante a trasladarse al futuro campus sería la Escuela Oficial de Idiomas, la que más alumnos aportaría: tiene actualmente unos 1.400 para cinco idiomas: inglés, francés, español para extranjeros, árabe y alemán. Son insuficientes, y así se lo han hecho saber en alguna ocasión al Gobierno de Canarias, de quien dependen, pero siguen sin respuesta ni solución. Incluso plantearon una solución técnica: levantar una planta más en el mismo lugar donde están.
En ese edificio, en el barrio de Titerroy, disponen de siete aulas, aunque una de ellas es minúscula, y dos aulas más en el exterior, que son modulares. Cada año aumenta el número de alumnos y hay turnos de mañana y de tarde-noche.
En la Escuela de Idiomas tienen los mismos problemas que el resto con la falta de espacios. Todos los despachos son compartidos, incluso el de dirección. Solo hay dos salas de profesores, que comparten entre 15 o 16 docentes. Las reuniones con alumnos se tienen que hacer en aulas vacías. Tampoco hay cafetería ni salón de actos ni biblioteca. Los libros están en esos departamentos.
Hace ya casi 20, en esa primera reivindicación de la Mesa por el campus, se afirmaba que “a pesar de la demanda, la oferta de estudios se ha desarrollado en Lanzarote sin la necesaria planificación, carente de una adecuada dotación de infraestructuras y equipamientos, con escasez de espacios y una precariedad evidente”. La situación sigue siendo la misma.
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