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El doctor Antonio Ortega, Hijo Predilecto de Fuerteventura

El médico de rehabilitación de Antigua ha ejercido su profesión en el Hospital General durante tres décadas con mucho ánimo y cercanía a los pacientes

Foto: Carlos de Saá.
Itziar Fernández 2 COMENTARIOS 23/06/2018 - 08:19

El médico Antonio Ortega es conocido por toda la población de Fuerteventura porque durante años ha sido el único especialista en rehabilitación del Hospital General Virgen de la Peña. El Cabildo le nombra Hijo Predilecto de Fuerteventura por su gran trabajo durante 34 años en la Isla, y “se siente feliz y agradecido por esta distinción”.

Antonio Ortega Rodríguez (Antigua, 1952) se jubiló el año pasado aunque se resiste a abandonar la profesión y todavía pasa consulta en una clínica privada. Su vida es para escribir un libro porque nació en una familia humilde de medianeros y llegó a convertirse en doctor con mucha fortuna y esfuerzo.

Con sólo once años termina la Primaria en el pueblo, pero el maestro de entonces le dice que tiene que acudir a Puerto a examinarse a la Universidad Popular porque habían sacado unas becas para estudiar fuera: “Lo recuerdo como si fuera ayer”, afirma. Vino un inspector de Las Palmas, don Mariano, “y al terminar regresamos a Antigua en guagua; fue como una excursión para nosotros”.

A los pocos días, su hermana le entrega una carta que había llegado a su nombre. “Que llegara correo era importante. Era un sobre con sello y una hoja donde se me informaba que me habían concedido una beca de 14.000 pesetas de la época para continuar mis estudios en el Instituto Laboral de Santa María de Guía, en Gran Canaria. Para entonces, mi padre ya había pedido al maestro que buscara una salida para mí porque era un poco travieso con mis hermanos y me mandaron a ese centro que tenía internado”, comenta. “Me quedé apenado porque algunos compañeros fueron al colegio del Pino de Las Palmas de Gran Canaria, y yo me fui a Guía, pero me adapté bien”. Todos sus estudios fueron con beca, porque de lo contrario en su época “hubiera sido imposible”.

“No era como ahora que puedes venir los fines de semana a ver a la familia y hablar por teléfono. Estaba allí siempre, y escribía cartas a mis padres para contar las novedades”, desvela. De este modo, allí realiza siete años de Bachillerato francés, con muchas horas de estudio, y gana el primer premio en su promoción. “En 1969 me lo entregó el Gobernador civil y el presidente del Cabildo de Gran Canaria, don Juan Pulido Castro, y recuerdo aquello con emoción”. Tal vez para Ortega el año más complicado fue 1971 con sexto, reválida, prueba de madurez y aspirar a Medicina. “Tuve dos opciones: o entrar en Medicina, que me parecía interesante, o Químicas en la Península, y me concedieron las dos cosas. Una beca para Químicas en Huesca y la de Medicina en La Laguna, y me quedé en La Laguna”, revela.

En aquella época los estudiantes majoreros de Medicina eran Morcillo, don José Cabrera Galván, catedrático de Anatomía Patológica, y algún otro. Antigua fue un pueblo con una racha de buenos estudiantes. “Tal vez influyó el maestro que tuvimos y el ansia de buscar un futuro mejor”, reflexiona. “Yo quise la especialidad de rehabilitador y cuando estaba en los últimos años de carrera pensaba que éramos muchos compañeros para las pocas salidas profesionales que había en Canarias, pero luego todo el mundo se dispersó porque algunos se fueron a la Península, también a otros lugares, y yo recuerdo que hice mis prácticas en Gran Canaria”. “Acababa de terminar la carrera universitaria y tuve la suerte de que salió una plaza de rehabilitación en el recién inaugurado Hospital Virgen de la Peña de Fuerteventura en 1982, y opté a la plaza y la conseguí. Podía elegir otro sitio pero yo quería regresar a la Isla”, cuenta el majorero.

“En mi caso tuve bastantes medios para ejercer mi profesión, pero la Isla ha tenido sus dificultades”

Ahí comienza una carrera profesional brillante para Ortega Rodríguez, donde ejerció en esta especialidad en solitario durante 23 años. Era un momento complicado por los escasos medios y plantilla de profesionales, pero “se trabajaba con mucha ilusión, en un ambiente muy familiar, y todo el mundo se conocía”, indica. El hospital de referencia era la Clínica del Pino, donde Ortega realizó prácticas en su último año de carrera. “Además, estrené este servicio y recibimos material nuevo, una máquina de rehabilitación y desarrollé mi profesión siempre con mucho ánimo y cercanía con los pacientes”, resalta. Ortega fija su residencia en su pueblo natal de Antigua, se casa y tiene un hijo y una hija, y la pasión por la sanidad la hereda su hija que estudia ATS.

Testigo del crecimiento

“Con los años el hospital majorero va cambiando, se amplía y se transforma. Llegan nuevos especialistas, algunos estaban sometidos a una mayor presión como los quirúrgicos, había dificultades para trasladarse al Sur y una avioneta evacuaba a los pacientes a Gran Canaria”, manifiesta. Ortega fue testigo del crecimiento sanitario de Fuerteventura, la llegada de nuevos médicos y la falta de instalaciones y equipos. “Con los años aumenta la población, la plantilla de médicos y en rehabilitación me jubilé el año pasado, cuando ya éramos tres profesionales”, resume. “En mi caso tuve bastantes medios para ejercer mi profesión, pero la Isla ha tenido sus dificultades”, comenta.

Para el doctor, urge crear un Centro de Día. “La gran dificultad es dar el alta a los pacientes neurológicos y considero que en Fuerteventura se necesita con urgencia un centro donde puedan acudir para recibir las terapias que les ayuden en su día a día”.

Ortega sólo tiene palabras de agradecimiento al grupo de gobierno por recordarlo y distinguirlo como Hijo Predilecto de su querida Fuerteventura, una Isla en la que siempre ha querido ejercer su profesión con cariño y cercanía.

Comentarios

Mi más sincera enhorabuena Sr. Ortega, por este merecidísimo reconocimiento. Esta vez el Sr. Morales, se acordó de un ilustre majorero y un gran profesional, lástima que no se hayan acordado de Don Luis Sánchez Ruiz, el mejor profesor de toda Canarias, para muchos de sus discípulos y compañeros, a pesar de habérselo solicitado por escrito en el año 2009 y recordárselo con mucha frecuencia.
Don Antonio Ortega, todo un caballero.

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