Vítores, aplausos y grandes entradas marcan la gira del timplista Germán López junto al guitarrista Antonio Toledo
El timple emociona en EEUU y difumina las fronteras en tiempos convulsos
Vítores, aplausos y grandes entradas marcan la gira del timplista Germán López junto al guitarrista Antonio Toledo
Estamos en Florida, así que es normal que una botella de vino blanco presida la mesa con el tentempié para los artistas. El timplista grancanario Germán López y el guitarrista gaditano Antonio Toledo brindan antes de pisar las tablas del Performing Arts Center de The Villages, principio de su nueva gira americana. Uno ha volado desde Canarias. El otro, de Madrid, donde reside.
En realidad, ni han ensayado. Apenas unos acordes en habitaciones de hotel para hacer vibrar la memoria. Pero ninguna de las 500 personas que asisten al concierto y que se levantan extasiados a su término mientras hacen volar aplausos y vítores por el aire del recinto podría imaginarlo.
“Prácticamente nos vemos para tocar. Nos gusta mucho improvisar y que surja la emoción de cada canción. Comprobamos si nosotros estamos bien, si todo fluye y está donde lo dejamos. Y así fue. Ha sido una de esas noches bonitas en las que llegas al hotel y sientes que has hecho tu trabajo y has logrado emocionar a otras personas”, resume el timplista grancanario tras la velada.
Este viaje del timple entronca con la esencia del instrumento, que atravesó fronteras y se adaptó a la forma de ser y de sentir de Canarias a partir de la evolución de guitarras, laúdes y vihuelas del Barroco y el Renacimiento europeo, igual que hicieron en otras latitudes el ukelele hawaiano, el cavaquiño portugués, el cuatro venezolano o el charango peruano.
Así, poco a poco, rincón a rincón, se expandió un mundo de cinco cuerdas donde reina un instrumento pequeño y a la vez inmenso. Aunque, para ser precisos, este reino carece de límites gracias a la versatilidad del timple, que tiene visado de entrada en cualquier lugar del planeta, incluido el país del blues, el jazz y el country.
El timple, bajo el sol de Nuevo México.
Pero ¿cómo es posible que lleguen las notas del timple a Santa Fe, Albuquerque, Maryland, Pennsylvania, Maine, Nueva York o Vermont para alegrar corazones en este mes de marzo extraño y convulso que Germán y Antonio endulzan en lo que pueden?
Los primeros acordes de esta melodía se escribieron, lógicamente, en la infancia de Germán. Al principio su intención era tocar la guitarra, pero apenas podía abarcarla, así que un profesor sugirió que probara con el timple. Aquel docente dio con la tecla adecuada y el pequeño Germán descubrió que el infinito encaja perfectamente en menos de sesenta centímetros de maderas y cuerdas sabiamente ensambladas.
Solo faltaba que Germán descubriera y siguiera las huellas de un gigante, las dejadas por José Antonio Ramos, que sigue estando por mucho que ya no esté. Convertirse en su alumno fue su lanzadera espacial definitiva, su particular Cabo Cañaveral para llegar más lejos con el timple de lo que nadie hubiera podido pensar.
Aunque los hechos trascendentales habitan en ocasiones en los recovecos más insospechados. En su caso, en aquellos días en los que llegaba de la calle, de dar patadas con los amigos a un balón de fútbol, o de las clases de música con JAR, y volvía a agarrar el timple, también para atender las peticiones musicales de Laura, la vecina que vivía frente a la casa de sus abuelos. “Me subía a una pequeña escalera que tenía para llegar al alféizar de la ventana y de un balcón a otro le iba tocando canciones con el timple”, recuerda.
Firma de discos en Santa Fe.
Aquel balcón ha dejado paso a los patios de butacas, palcos y anfiteatros de escenarios de múltiples países. La gira ha hecho una parada en Los Ángeles, donde no hubo concierto, pero sí una visita al estudio donde se ha grabado parte del nuevo álbum de Germán López.
Porque la historia a lomos del ‘camellito’, apelativo del timple por la forma curva de su parte posterior, sigue haciendo un surco que no conoce de lindes ni fronteras para cultivar vida y cultura, en un terreno además en el que parecen tambalearse los mástiles de las banderas.
Comentarios
1 Kelvinjesu Lun, 14/03/2022 - 21:35
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