La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (TS) mantiene la pena de cárcel a uno de los tres patrones de un cayuco, al que se le condena a seis años, que llegó a El Hierro en marzo de 2022 con una persona fallecida y dos menores heridas de gravedad.

El recurrente ante el TS alegó que su participación en las tareas del viaje fue “secundaria, meramente instrumental y sin dominio del hecho en sí”, lo que es descartado, al señalar el fallo que su labor “no era simplemente menor o de colaboración, si no importante para el funcionamiento de la organización”.

Las condenas a los tres patrones son de 20 años, seis años y seis años por considerarlos autores de un derecho contra los cuidados, homicidio imprudente y lesiones graves.

En concepto de responsabilidad civil deben pagar de forma conjunta 6.500 a una menor y 90.000 a la que se le amputaron las piernas y dos dedos.

Ante el TS, uno de ellos, que está condenado a seis años, plantea que no tuvo nada que ver con cualquier tarea relacionada con dirigir la embarcación y que tan sólo era un pasajero más y que la pena de seis años impuestas es desproporcionada en relación con la de los demás.

El Supremo considera probado que los condenados se concertaron entre sí y animados por el beneficio económico que iban a obtener por favorecer la entrada de 48 personas desde las costas de África a España, actuaron por encargo de los principales organizadores que se quedaron en origen.

El pago de cada uno de los ocupantes osciló entre los 800 y 3.500 euros, y el viaje se realizó en un cayuco que apenas medía quince metros de largo y fue impulsada por un motor, de manera que las condiciones del viaje se consideran “absolutamente inadecuadas”.

También se echó en falta cualquier medida de seguridad, tales como chalecos salvavidas, luces de posición o medios de comunicación a lo que se suma el hecho de que tras una semana cuando llegaron a El Hierro apenas tenían comida y bebida.

Los acusados se turnaban para llevar a cabo funciones como asumir la dirección del timón y fijar el rumbo a través del GPS mientras que el recurrente se hizo cargo de mantener orden en el barco, siendo conscientes de las condiciones en las que se llevaba a cargo el viaje.

Uno de los viajeros falleció y una menor padeció lesiones en cara, mano y piernas que tardaron 48 días en curarse y la segunda sufrió graves infecciones por lo que se le amputaron dos dedos y las piernas, tardando medio año en curarse, aunque se ha quedado en estado vegetativo permanente.

El TS justifica la disparidad de penas a que uno de los acusados llegó a una conformidad mientras que los demás mantuvieron su inocencia.