Uno de los fundadores, Ignacio García Santamarina, rememora los inicios de un periódico que nació en los albores de la Transición y se convirtió en referente
En los orígenes de ‘El País’
Uno de los fundadores, Ignacio García Santamarina, rememora los inicios de un periódico que nació en los albores de la Transición y se convirtió en referente
El pasado 4 de mayo, el conocido periódico El País cumplió casi medio siglo de vida. 47 años han pasado desde que saliese el primer número, que costaba por aquel entonces 11 pesetas (siete céntimos de euro al cambio). Ignacio García Santamarina fue integrante del equipo fundador del diario y su memoria traslada a una época marcada por la Transición, la llegada de la democracia y las libertades, pero también por los atentados de bandas terroristas. A Ignacio no le gusta el protagonismo pese a ser testigo de primera mano de los orígenes y fundador del que sigue siendo considerado el periódico de referencia en España y, entre los generalistas, el que cuenta con mayor número de lectores.
Aunque salió a la calle en 1976, unos seis meses después del fallecimiento de Francisco Franco, El País se gestó tiempo antes y marcó el inicio de la transición hacia la democracia tras la muerte del dictador. El periódico se define como un “diario global, independiente, de calidad y defensor de la democracia”. También fue precursor en la adopción de usos periodísticos como el Libro de Estilo, la figura del Defensor del Lector y el Estatuto de la Redacción, que regula las relaciones profesionales entre la redacción y la dirección.
García Santamarina estuvo presente desde antes de que el primer número saliese a la calle. Trabajaba en el Banco Santander aunque provenía del mundo de la publicidad. En una comida familiar en casa de sus padres, alguien llamó a su hermano mayor, Federico, para ofrecerle sumarse al proyecto de El País. “Lo ficharon cuando Franco murió, pero El País estaba trabajándose tres años antes” entre bambalinas. “Estaba claro que cuando muriese el dictador iba a haber una revolución en el país. Catedráticos, pensadores y gente en el exilio se apuntaron a esta aventura y fueron accionistas de la llamada Promotora de Informaciones Sociedad Anónima o PRISA”, explica Ignacio sobre los inicios.
“Yo estaba recién incorporado al mundo de la banca porque me acababa de casar”, recuerda. También estaba esperando a su primer hijo. Trabajaba en la Puerta del Sol y, en aquella comida familiar, le dijo a su hermano que si necesitaban a alguien en el departamento de Publicidad, que contasen con él. Y así fue. Le sonó el teléfono un día mientras estaba trabajando. Acudió una tarde a la calle Miguel Yuste a hacer las pruebas, a un edificio “con la fachada marrón, a medio hacer y con los cables colgando”, recuerda Ignacio acerca de cómo lucía el emblemático edificio.
García Santamarina llegó a ser el administrador de Publicidad. “Al principio, todos hacíamos de todo”, cuenta. Cuando Ignacio abandonó su puesto en la banca algunos en su entorno pensaron que “estaba loco ya que ya existían otros periódicos como Ya (fundado en 1935) o ABC (en 1903)”, cuenta. Apostar por una nueva empresa periodística parecía una aventura y renunciar a un trabajo en un sector más seguro.
Ignacio siempre se ha considerado socialista. “Me afilié en la clandestinidad, en un piso en Colmenar Viejo. Mi vecino llevaba la agrupación y me animó a afiliarme”. Tanto él como su mujer, Marian, vienen de familias “conservadoras”. En las últimas décadas, casi siempre se ha considerado El País un periódico próximo a la izquierda. ¿Fue siempre así? “Llevó muy a gala el término diario independiente. Había gente de derechas, claro. Cuando murió el dictador, la gente era conservadora”, detalla García Santamarina.
Primer número
García Santamarina destaca que, cuando se estrenó El País, “el ambiente era maravilloso. Trabajaban tanto mujeres como hombres en la redacción”. Y los horarios eran similares a los mismos de hoy en día en una redacción. Se trabajaba todo el día, se escribía hasta las once de la noche y de madrugada se imprimía el periódico. “El número uno tardó en imprimirse unas 30 horas, porque el papel se atascaba constantemente. Las rotativas no paraban y las bovinas se rompían a cada momento. Los ejemplares salían por tandas y las furgonetas iban a repartir los periódicos y volvían de nuevo. Había cola en los quioscos para coger el primer El País”, recuerda. “El primer papel con el que se imprimió era un papelucho”, recuerda. Luego se compraba “papel a Suecia, uno de los mejores”.
El número uno tardó en imprimirse unas 30 horas porque el papel se atascaba
El primer número costaba 11 pesetas (10 más una peseta por la sobretasa por transporte urgente). El 24 de febrero de 1981 costaba ya 25 pesetas. ¿A qué equivalía 25 pesetas en aquella época? “A un paquete de tabaco, tal vez”, duda. Ignacio guarda a buen recaudo la portada del primer ejemplar y la del día posterior al 23- F, el frustrado intento de golpe de Estado capitaneado por Tejero en el Congreso en 1981. “Como recordatorio a los fundadores se hicieron estas planchas en positivo.
“En el número uno aparece José María de Areilza y no por casualidad”. Ministro de Asuntos Exteriores, encabezaba un grupo monárquico que tenía mucha influencia en el periódico. Varios grupos quisieron “hacerse” con la línea editorial, como aristócratas, pensadores o el político Manuel Fraga. La mancheta de El País pertenecía a la familia Ortega. José Ortega Spottorno, hijo de José Ortega y Gasset, fue uno de los fundadores del periódico. Spottorno fichó al empresario Jesús de Polanco como consejero delegado, “antes incluso de salir el periódico”. Polanco ya tenía la conocida editorial Santillana en 1958 y llega a El País en el año 1973.
Ignacio recuerda a Sporttorno como un hombre tímido: “Le costaba entrar en mi despacho a entregarme la publicidad”. La labor de Ignacio en El País era la de organizar la hoja de impresión publicitaria de manera diaria. Rememora que el primer anuncio en portada fue de pastillas de cloro para las piscinas. “Teníamos de todo. Un anuncio de diez módulos costaba por aquel entonces 10.000 pesetas el día”. ¿La publicidad más cara que se llegó a contratar? “Una página de 600.000 pesetas”.
23-F y su misión
Ignacio abandonó El País cuando los socialistas ganaron las elecciones con Felipe González en el año 1982 porque para él fue como una “misión cumplida”. Ya se había jugado el “tipo” cuando repartió, como el resto de sus compañeros, la edición especial del periódico del 23-F en la puerta de California 47, en la sede de Fuerza Nueva, partido de extrema derecha. “Esa edición especial fue decisión de Juan Luis Cebrián”, director desde 1976 a 1988. “Era un asunto muy delicado porque no sabíamos si el Rey estaba detrás de esto hasta que no habló a la una de la mañana”.
Durante horas, los diputados estuvieron secuestrados en el Congreso. El golpe de Estado liderado por el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero no obtuvo los apoyos esperados y todo quedó en un intento fallido. Ignacio detalla cómo entró el periódico por una ventana del Congreso. “Ese ejemplar (con el titular El País, con la Constitución) consiguió abortar el golpe”, considera. Para García Santamarina, ese día fue uno de los momentos más bonitos de su trayectoria en el periódico.
Amenazas terroristas
Los trabajadores de El País también estuvieron en el punto de mira de las bandas terroristas. “Al entrar en la sede, los de seguridad se agachaban a ver si teníamos algo o incluso nosotros mismos lo hacíamos”, comparte. El personal había sufrido numerosas amenazas y avisos de bomba procedentes de distintos grupos terroristas, como ETA, GRAPO, el Grupo de Acción Sindical o la Triple A. “La correspondencia era recibida por los botones, quienes la abrían, la verificaban y le ponían una grapa para que fuese a su destinatario en el edificio al ser revisada”, recuerda.
El día más triste para la redacción de ‘El País’ fue el atentado del 30 de octubre de 1978
El día más triste para la plantilla de El País fue el 30 de octubre de 1978. A la redacción llegó un paquete bomba que explotó. “Llegó a nuestro departamento, mató a un compañero e hirió a otros dos”, recuerda Ignacio entre lágrimas. “Era una caja de madera enviada por correo ordinario a Julián García Candau, el director de Deportes. Vieron que donde cerraba había como unos cables. Llamaron al jefe de Servicios Generales, Juan Antonio Sampedro (que se quedó herido, sin un brazo y sin un ojo), con un cortaplumas hizo palanca y explotó”, describe. “Destrozó un despacho entero, mi mesa la desplazó y arrancó techos y puertas”, cuenta entre sollozos.
Del mismo modo, el publicista recuerda que “siempre” sufrieron “presiones, desde el primer momento”. Por ejemplo cuando Esperanza Aguirre les retiró la publicidad del periódico, “millones de pesetas”, por “meterse con ella”. También recibían mensajes del tipo: “O escriben bien de mí, me tratan mejor o quito la publicidad”.
La era del digital
Ignacio García: “La tecnología se impone, pero nos resistimos a que se acaba el papel”
¿Y los periódicos digitales qué opinión le merecen? “¿Qué opinión va a tener una persona que ha olido a tinta durante tantos años?”, responde. “Nosotros nos resistimos a que se acabe el papel. Sigue funcionando y el dominical de El País es brutal”, cuenta Ignacio como lector. “Pero la tecnología se impone, no puedes estar obviándola y tienes que estar a la altura de las circunstancias. También tienes que tener en cuenta que ahora somos un periódico global. No español únicamente”, detalla García Santamarina. “Yo me fui hace 40 años y me sigo acordando de El País todos los días”, admite. De las “viejas glorias” ya pocos van quedando, pero “de vez en cuando” se reúnen en Madrid.
Ignacio García Canalejas es el primer hijo de un se acabe el papel” miembro de la plantilla que nació coincidiendo con el estreno de ‘El País’. Ignacio nació el 29 de abril de 1976 y cinco días más tarde se inauguraba el periódico. “Mi mujer estaba con los puntos del parto en la rotativa. Era una emoción muy grande ver cómo salía el primer periódico”. Actualmente reside en Lanzarote.
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