Vecinos, comerciantes, clubes y asociaciones preparan una plataforma con el fin de plantear soluciones a la masificación de partes de la playa y a la falta de vigilancia
Famara se moviliza para buscar soluciones frente a la saturación
Vecinos, comerciantes, clubes y asociaciones preparan una plataforma con el fin de plantear soluciones a la masificación de partes de la playa y a la falta de vigilancia
Los vecinos, empresarios y colectivos de Caleta de Famara y de la urbanización Island Homes se ponen en marcha. La última semana de enero hubo una primera toma de contacto entre esos colectivos y la nueva consejera de Medio Ambiente, Elena Solís. De esa cita nació otra convocatoria nada más empezar febrero y se prevén más encuentros. El objetivo inicial es el de crear una plataforma para buscar soluciones a la situación de Famara. Hay cierta unanimidad en la necesidad, expresada de forma diferente: “algo hay que hacer”, “esto no puede seguir así”.
En la primera reunión no se habló de soluciones, pero sí del diagnóstico. En cuanto a los problemas, hay dos que reúnen consenso: Famara está saturada, hay demasiadas personas, coches y basura. Y otra: hay muy poca vigilancia y hace falta que se hagan cumplir las normas.
La masificación de vehículos en muchas de las zonas del pueblo y de la playa, las caravanas y autocaravanas, con la consiguiente falta de zonas de descarga de aguas negras, las conductas incívicas, la ausencia de una estrategia turística propia entre los comercios, restaurantes o escuelas de surf, son algunos de los problemas, así como la búsqueda de zonas de aparcamiento o alternativas a la carretera de la playa, algunas de las posibles soluciones.
No hay un punto de partida, pero sí el interés por cambiar la situación existente. A la reunión asistieron miembros de la asociación de vecinos de Caleta de Famara, de Ecologistas en Acción, Desert Watch, de la asociación Papacría, así como representantes de escuelas de surf, restauradores y otros residentes y empresarios de la Caleta y Los Noruegos.
Ecologistas en Acción advertía este mismo mes de enero que “con la llegada de las vacaciones navideñas y el tiempo soleado, se ha podido nuevamente observar la presión y la afluencia de visitantes”. Y recordaba que Famara es un punto rojo de sobreturismo, mientras que el lugar “además de tener un valor estético del paisaje inigualable, está incluido dentro del Parque Natural del Archipiélago Chinijo por ser un ecosistema único, relevante y singular, debido a su gran cantidad de especies protegidas, principalmente aves y otras especies vegetales frágiles”.
Proponía acciones concretas, como paneles y una caseta de información o la regulación del acceso a la carretera de la playa, entre otras cosas. Olaya Gracia, de Ecologistas en Acción, dice que todo el mundo es consciente de que hay un problema y que no se trata de ir “unos contra otros”, sino de poner cosas en común.
Señala que hay “ilusión, porque es la primera vez que nos vemos todos juntos” y apuesta por buscar un uso sostenible para el entorno: “Que se proteja, pero que se pueda usar, y eso requiere mucha charla. Vemos muchas soluciones, pero la idea es entender las necesidades de los demás y, al menos, esto te hace recobrar la esperanza porque el Ayuntamiento nos tenía abandonados. El problema principal es que no se trata el lugar como si fuera un Parque Natural”, explica Olaya Gracia.
Hay muchas quejas por el “abandono” por parte del Ayuntamiento
Carmen Portella, de Desert Watch, dice que la situación “es insostenible y va a más”. Señala que se pusieron sobre la mesa diferentes ideas, pero que no se ha desarrollado ninguna, de momento. Uno de los asuntos principales a arreglar es el tráfico y las conexiones por carretera, y señala que no será fácil. Apunta que se propuso la opción de instaurar un horario para que no se pueda aparcar en la carretera de la playa por la noche, pero que eso también podría tener un efecto negativo en el pueblo. Dice que “no se trata de sacrificar una parte” del Parque y que una buena idea sería hacer un estudio de impacto y su gestión, no tanto un estudio de capacidad de carga.
Hay muchas quejas por el “abandono” por parte del Ayuntamiento y por la falta de vigilancia y de sanciones, cuya ausencia no provoca un efecto disuasorio. Portella señala que no se puede reducir el espacio del Parque Natural: “Empiezas a sacrificar zonas y no tiene fin, se tiene que sacrificar la gente, no la naturaleza, que ya está bastante sacrificada”.
Rosa es vecina de Famara y también asistió a la reunión, que califica como una “toma de contacto”. “La idea principal es que Famara está saturada y hay que regular esa saturación mediante un consenso y creando una plataforma”, dice. Señala que “todo fue muy positivo”.
José Goñi, de la asociación Papacría y representante de los grupos ecologistas en el Consejo de la Reserva de la Biosfera, considera que hay buena predisposición de inicio y que se ve “ilusión porque parece que se quiere hacer algo” y es la primera vez que se quiere organizar una plataforma de este tipo. Habla del aumento de la basura, del desorden, y por tanto del malestar de la población.
Para Goñi, el principal objetivo debe ser la conservación: proteger y mantener entre todos y buscar caminos intermedios “porque todos tendremos que hacer concesiones”. Fernando Hernández, presidente de la asociación de vecinos de Famara, también se muestra muy a favor de un proceso de participación, de aportar ideas y tomar decisiones y constituir mesas de trabajo. Cree que la reunión fue muy productiva y que se debe regular, pero no prohibir, y poner más vigilancia. Para Hernández, la saturación es en algunos momentos concretos, pero no todo el año.
Cabildo
Por su parte, la nueva consejera de Medio Ambiente del Cabildo, Elena Solís, dice que su objetivo “es empezar en Lanzarote un proceso participativo en ordenación de los recursos naturales”. “Es una prioridad para mí resolver el problema de carga que se vive en Famara y quiero que la vecindad y los sectores implicados tengan voz y sean los que decidan qué hacer para solucionar los inconvenientes que genera la gran afluencia turística a la zona”, asegura.
Uno de los primeros pasos que va a dar el Cabildo será encargar un estudio de impacto de la carga turística de Famara como instrumento de legitimización junto con la opinión del pueblo sobre sus futuras actuaciones.
“No voy a prohibir ni imponer nada que los vecinos de Famara no quieran”
Asimismo, existe un proyecto en la primera institución insular, anterior a su llegada al grupo de gobierno, para balizar el litoral y evitar con ello que los vehículos invadan las dunas, que “es el hábitat de flora autóctona en peligro de extinción”. Según Solís, este proyecto se modificará si así lo requiere la ciudadanía. “No voy a prohibir ni imponer nada que los vecinos de Famara no quieran”, asegura.
Solís señala que “la consulta pública de Famara es una oportunidad para todos los sectores: vecinos que viven en La Caleta y Los Noruegos, escuelas de surf, alquiler vacacional, comerciantes y políticos, de contribuir ya sea de una forma activa o pasiva en las decisiones y mejoras de Famara”.
Después de las reuniones, el siguiente paso sería el de formar mesas de trabajo para definir prioridades y mínimos de compromiso de cada sector. Después, definir las líneas de actuación y, por último, que el Cabildo se reuniera con la propuesta que nazca, tanto con Costas como con el Ayuntamiento de Teguise, al que Solís emplaza a cooperar “para llevar a cabo los cambios necesarios”.
La consejera apunta que “para que esto se haga realidad y especialmente durante los inicios de este proyecto, es absolutamente indispensable la máxima participación, compromiso y la conciencia de cada uno” e invita al resto de fuerzas políticas a reunirse con los distintos sectores dentro del marco creado para este proceso.
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