Solo tres de los seis municipios majoreros cuentan con plazas educativas para esta franja de edad y solo uno de cada diez pequeños puede acceder a una escuela infantil pública
La educación de cero a tres años, la gran olvidada en Fuerteventura
Solo tres de los seis municipios majoreros cuentan con plazas educativas para esta franja de edad y solo uno de cada diez pequeños puede acceder a una escuela infantil pública
Rossella va todos los días de Caleta de Fuste a Puerto del Rosario a llevar a su hijo, de año y medio, a la guardería. Si suma trayectos, gasta una hora del día en viajes y, si suma litros de gasolina, unos 150 euros al mes. Es el precio que tiene que pagar por no tener en su municipio, Antigua, ningún centro de Educación Infantil de cero a tres años. En Fuerteventura, solo tres de sus seis municipios ofertan este tipo de plazas y solo uno de cada diez niños de cero a dos años puede acceder a una escuela infantil pública.
El último estudio sobre la implantación del Primer Ciclo de Educación Infantil según municipios de Canarias, realizado por la Plataforma 5 por ciento para Educación, de enero de 2021, recoge que Fuerteventura tenía durante el curso 2019- 2020 una tasa del 10,24 por ciento de implantación de plazas públicas en esta franja educativa y un déficit para alcanzar la media de España de 354 plazas. El estudio cifra, con fecha de 1 de enero de 2019, en 3.193 el número de niños de cero a dos años en la Isla, lo que supone que solo uno de cada diez puede acceder a la plaza pública.
Por municipios, Pájara es el de mayor implantación, un 18 por ciento, superando la media de Canarias que es 11,13, aunque no la de España que es de un 21,3 por ciento. La Oliva, con 14,44 por ciento de implantación, también se sitúa en la media de Canarias y de España. En el otro extremo de la estadística, la capital, Puerto del Rosario, con un 9,62 por ciento, un dato que la sitúa por debajo de la media regional. La peor nota la tienen los municipios de Antigua, Betancuria y Tuineje con cero plazas. En el curso 2019- 2020, contaban con un total de 692 menores de edades entre cero y tres años. Aun así, carecen de oferta pública de Educación Infantil.
Municipios como Tuineje se apoyan en guarderías privadas. Otros, como el de Antigua, ni siquiera ofertan plazas en centros de pago. En 2012 el Gobierno de Canarias comenzó las obras de una escuela infantil de cero a tres años en el pueblo. Nueve años después, sigue sin terminarse. En un comunicado, el diputado del Partido Popular Fernando Enseñat aseguraba hace unos meses que la obra seguía sin adjudicarse y sin ficha presupuestaria nominada para 2021.
Mientras tanto, los padres y madres del municipio tienen que viajar a Puerto del Rosario, buscar a alguien que les cuide al hijo en casa para poder trabajar o, en la peor de las situaciones, renunciar a la vida laboral para quedarse al cuidado de su hijo.
“En el tema de las guardería estamos bastante abandonados”, asegura Rossella, vecina de la zona de Caleta de Fuste y madre de dos hijas, una de ellas de año y medio. “Es un problema muy grande. A veces, tengo que rechazar trabajos. No tengo empleo. Estoy buscando, pero no puedo decir que sí a algunos de ellos porque a la hora de empezar el horario laboral me encuentro con que es antes de la entrada del niño a la guardería. Si tuviera este servicio más cerca, tendría más facilidades para poder trabajar”, asegura.
Alexandra, otra madre de Caleta de Fuste, ha decidido aparcar de momento la idea de buscar empleo y ha optado por quedarse en casa cuidando de sus hijos. Tiene tres. Dos de ellos, con menos de tres años. No tener una guardería en la zona le ha hecho abortar la idea de buscar empleo. La mujer insiste en que en Caleta de Fuste “vive mucha gente”, por lo que considera urgente la creación de “una guardería, incluso diría que dos. En estos momentos, ni siquiera pueden llevar a los niños a la privada porque tampoco hay en el municipio”.
“Se piensa que Caleta de Fuste es íntegramente turístico, pero hay gente que es residente en la zona”, asegura. Un lugar como el de Caleta de Fuste, donde el grueso de la población trabaja en el sector turístico con jornadas maratonianas, las guarderías resultan imprescindibles. “Son muy necesarias en zonas turísticas. Si no, al final se va el dinero en canguros y, a veces, los padres no están seguros ni de dónde llevan a sus niños”, asegura.
El informe sobre la Situación de la infancia y la familia en Canarias, encargado por la Dirección General de Protección de la Infancia y Familia del Gobierno de Canarias a las dos universidades públicas de las Islas señala que existe consenso científico en torno a la idea de que la promoción del desarrollo en los primeros años de vida es “clave para la salud y el bienestar infantil” y que la atención educativa a niños de cero a tres años durante el primer ciclo de la etapa infantil tiene una triple función “estimuladora y potenciadora del desarrollo infantil, preventiva de las dificultades de aprendizaje y compensadora de las desigualdades derivadas del entorno social, cultural y económico adverso”.
Isabel Gómez, de la Plataforma 5 por ciento para Educación, que viene reclamando que el Gobierno de Canarias destine al menos el 5 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) a la educación en las Islas, reconoce que, hasta hace poco tiempo, se evaluaba este servicio desde un punto de vista “favorecedor para la concienciación familiar”.
Estudios recientes, explica, “van más allá y demuestran que es una etapa en la que se construyen muchísimos de los basamentos de lo que luego va a ser el futuro estudiante que se incorporará a las aulas de tres a seis años y, más tarde, a la enseñanza obligatoria”.
Puerto del Rosario se encuentra por debajo de la media de Canarias en plazas públicas
La educación de cero a tres años es cada vez más demandada por el sector educativo y profesionales especializados en la detección de patologías a edad temprana. Isabel insiste en que es “fundamental” llegar a tiempo. De esa manera, “muchos de ellos tendrían una llegada a la enseñanza obligatoria perfecta y sin mayores complicaciones.
El problema es que se empiezan a detectar patologías cuando se entra en el colegio a los tres o cuatro años”. E insiste en que “los pediatras detectan y derivan, pero no hay posibilidad pública para que los padres tengan una educación para sus niños, ni una atención de calidad y especializada, que es la que tendrían en esa educación de cero a tres años”.
La representante de la Plataforma reconoce que en ese periodo de edad “no solo se detectan y se acometen las mejorías de cualquier tipo de problemática que se pueda dar desde el punto de vista cognitivo, desarrollo de conducta u otro tipo de trastornos, sino que además se puede tener la certeza de que el alumno socializa y se compensan las dificultades que derivan de entornos sociales, económicos y culturales que no son los más estimulantes para esta etapa de cero a tres años”.
El informe Donde todo empieza, de la ONG Save the Children apuntaba en 2019 que “el gran reto que tiene ahora España es ampliar el acceso equitativo a este ciclo educativo e invertir en él, no solo por una cuestión de derechos, sino porque es, además, la etapa más rentable y eficaz para reducir desigualdades educativas y sociales”. Y concluía abogando por la creación de plazas accesibles para las familias más vulnerables. Así se logrará “una educación de cero a tres años que favorezca el desarrollo y la inclusión de los niños que más lo necesitan”.
Ascenso social
La falta de plaza pública acentúa la brecha social y más en islas como Fuerteventura, donde la pandemia por el Covid ha dejado fotografías como las de las colas del hambre a las puertas de los servicios sociales municipales o en ONG. “Si pertenezco a una clase media y me puedo permitir todos los meses pagar 300, 400 o 500 en un centro privado no hay problema. La dificultad está en la gente que se ha quedado sin trabajo y que nunca ha podido pagar 300 o 400 euros y ha tenido que recurrir a la solidaridad matriarcal de las abuelas”.
Isabel Gómez insiste en que la educación es lo único que puede “sacarnos de este entorno empobrecido en el que estamos metidos. El único ascensor social que tiene la gente de la clase media o media baja”, por lo que cree necesario, más que nunca, “tirar de ese carro y apostar por la educación a medio y largo plazo”.
La dificultad no solo radica en la falta de plazas públicas, sino también en las dificultades para acceder a las existentes. “Hay mucha más demanda que oferta”, reconocen desde la Plataforma 5 por ciento para Educación. “Aunque cumplas todos los requisitos, no está garantizado que tu hijo tenga acceso a una plaza porque estamos en un entorno de un 40 por ciento de pobreza cronificada en Canarias, lo que hace que haya una enorme cantidad de niños y niñas que cumplen ya los requisitos básicos para entrar”, aseguran desde la Plataforma.
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