Los vecinos de esta promoción de viviendas de Puerto del Rosario se quejan del mal estado de las casas
Las 90 viviendas: cinco años soportando una situación penosa
Los vecinos de esta promoción de viviendas de Puerto del Rosario se quejan del mal estado de las casas
Los vecinos de las 90 viviendas vieron sus ilusiones truncadas después de que la ansiada rehabilitación de los inmuebles y zonas comunes acabara siendo una “chapucera” reforma que les obliga a vivir con filtraciones, un circuito de peligrosos cables y el temor a que sus balcones acaben derruidos. Han pasado cinco años desde que finalizasen unas deficientes obras a cargo de una desaparecida empresa adjudicataria, Alcoin, a la que ya en 2015 el Ayuntamiento de Puerto del Rosario le confiscó 300.000 euros, en concepto de aval, para subsanar una larga lista de “lesiones” y de los que los residentes no han visto ni un céntimo, además de continuar en una precaria habitabilidad.
Francisco Ruiz, presidente de la comunidad de vecinos, recuerda que tras mucho luchar para alcanzar la reforma de las viviendas y zonas comunes consiguieron que fuera considerada como ARI (Área de Rehabilitación Integral), a través de un proyecto valorado en 2,5 millones de euros a cargo de fondos procedentes de la Unión Europea, Gobierno de Canarias (promotor de los inmuebles de promoción pública), Cabildo de Fuerteventura, Ayuntamiento de Puerto del Rosario y los propios vecinos, actuales propietarios de las viviendas, que se hicieron cargo del abono de un diez por ciento del coste del proyecto. Los residentes, a pesar de la desastrosa situación en la que la empresa encargada de la obra dejó sus hogares, aún están abonando esa derrama. “Nos dejan las viviendas mal y encima los vecinos seguimos pagando el impuesto”, señalan.
Francisco destaca la implicación vecinal desde el primer momento con sus aportaciones económicas y su activismo para que se ejecutasen estas obras y para las que siguen reclamando una solución en lo que iba a ser “un barrio de lujo” con dotaciones deportivas, también en mal estado, bellas zonas ajardinadas, gracias al mantenimiento de los propios vecinos y que, curiosamente, no pueden contemplar por las “chapas” que bloquean la mayoría de ventanas y fachadas de la barriada.
Durante la propia rehabilitación, según comenta Francisco, los vecinos estuvieron advirtiendo al Ayuntamiento de Puerto del Rosario del “desastre” de las obras. El resultado fue una plaza sin baldosas (las que hay están sueltas), filtraciones en las viviendas por problemas de la canalización en unas cubiertas sin tela asfáltica, cableado a la vista en escaleras y fachadas, y balcones en peligro de derrumbe, entre otros desperfectos. Conforme entregaron las viviendas, los representantes vecinales se dirigieron a la dirección facultativa que emitió un informe corroborando estas deficiencias al Ayuntamiento de Puerto del Rosario con el que pudo retener el aval a la empresa responsable de las obras para que subsanara estos problemas. Un dinero que cinco años más tarde nadie sabe a dónde ha ido a parar después de que Alcoin presentara suspensión de pagos y desapareciera.
En un informe pericial se especifican las “lesiones” aparecidas. En las cubiertas se acompañan imágenes de los puntos localizados donde se aprecia una rotura del material impermeabilizante por el que se produce la entrada de agua de precipitaciones. Por otra parte, hay un “deterioro importante en el encuentro de canalizaciones de telecomunicaciones con la cubierta que hacen denotar una clara entrada de agua de precipitaciones”. En las fachadas se constata “un deterioro temprano”. Así, expone el documento que “la lechada de unión entre el pavimento y las fachadas aparece en varias localizaciones casi inexistente por lo que al producirse precipitaciones se convierte, claramente, en un punto de entrada de agua a la base del muro que por dicho motivo termina generando un desprendimiento en las partes bajas de los elementos de terminación como puede ser la pintura”.
También detalla el informe pericial que “en el pavimento de las zonas comunes y aceras del entorno inmediato encontramos algunas piezas de pavimento con rotura y otras, claramente sueltas que hacen que dicha pavimentación pueda ser peligrosa para los peatones por resaltes inadecuados y movimientos inesperados en la pisada”. Mientras que en la pavimentación de la plaza de la barriada se observa “una acumulación, en varios puntos, de agua debido a la no regularidad de la pendiente de desagüe”.
En el interior de las zonas comunes de portales y escaleras, los técnicos se toparon con que “muchas de las tapas de registros de instalaciones” se habían desprendido debido al material de sujeción utilizado, dejando los cables e instalaciones a la vista. Los expertos observaron además que la unión de la puerta de salida de la zona común de escaleras hacia las cubiertas en su parte inferior no ofrecía un sellado completo. Finalmente, la inspección ocular detectó que las placas solares no ofrecían un calentamiento adecuado del agua acumulada así como una pérdida localizada de la misma, por lo que entienden que algunas de estas unidades han sufrido un “deterioro temprano pudiendo no ofrecer un uso adecuado”.
“Nos han dejado peor que antes porque antes no nos mojábamos”, comenta el portavoz de las 90 viviendas quien acompañado del presidente vecinal de las 91 viviendas anexas, Manolo Ruiz, hace de guía en un recorrido por ambas barriadas. Los balcones se encuentran bloqueados por un armazón de hierro con una chapa, supuestamente, para evitar que cedan, sin embargo, en una aproximación puede comprobarse cómo tan sólo está sujetos con “unos débiles hierros del grosor de un dedo que, realmente, están reventando las balconadas que, si ya estaban mal, ahora peor”, comenta Francisco Ruiz.
En el interior de las inmuebles, el cableado de las viviendas ocupa buena parte del descansillo junto a los buzones, puertas desiguales, paredes con grietas y unas azoteas repletas de placas solares que no funcionan desde que se instalaran hace cinco años, son otras apreciaciones a primera vista. En las cubiertas, la ausencia de tela asfaltática y una deficiente canalización está provocando que “los vecinos se mojen” por las filtraciones en sus viviendas, como ya se constatara en el informe de 2015. Hasta el punto de que un vecino tuvo que ver como se le venía el techo de una de sus habitaciones encima, afortunadamente, sin que hubiera que lamentar daños personales.
Las tuberías se encuentran también a la vista. Comenta Francisco que el mismo día de la inauguración, al no contar con los bares de presión suficientes para este tipo de edificación, “se retorcían”. “Incluso a punto estuvieron de cerrar la única ventilación de los baños, además de habernos dejado en la oscuridad con las chapas de madera. Querían también tapiarnos”, añade.
91 viviendas
Los inmuebles aledaños a las 90 viviendas se encuentran también en un estado lamentable a la espera de que sean sometidos a rehabilitación. Cornisas agrietadas a punto de derrumbe, garajes sin vehículos por unos pilares y paredes carcomidas, socavones que dan muestra del débil estado del terreno en el que se asientan las viviendas junto a la actual instalación de un cableado a modo de tirolina que está siendo la nueva atracción infantil, son, entre otras, las principales deficiencias de la zona.
En las 91 viviendas los socavones dan muestra del débil estado del terreno en el que se asientan, a lo que se añade la instalación de un cableado, a modo de tirolina, que está siendo la nueva atracción infantil
En una época de alumbrado público eficiente y modernas farolas con luces led de bajo consumo, parece poco comprensible que impere un conglomerado de cables en fachadas y postes. Pero en las 90 y 91 viviendas, en las que residen en torno a los 400 vecinos, convive la modernidad con lo arcaico en un entorno que a priori se antojaba un lugar idóneo para disfrutar en familia y que ahora se ha convertido en una pesadilla.
Aún así, los residentes de las 91 viviendas, acogidas en esta ocasión a un ARU (Área de Renovación Urbana) están a tiempo de aprender de los errores de sus vecinos y evitar que en la futura rehabilitación se cometan similares “chapuzas” a las ejecutadas en el entorno de las 90 viviendas.
Las tuberías de Disa
Y por si no fuera poco, los vecinos de las 90 y 91 viviendas llevan meses de lucha contra las obras que la empresa Disa está ejecutando para soterrar nuevas tuberías. Explican Francisco y Manolo que el principal inconveniente de este soterramiento es que tanto las 90 como las 91 viviendas se encuentran asentadas sobre una única plataforma y que de continuar la perforación supondría un deterioro de los inmuebles con el consiguiente peligro.
Comentarios
1 Anónimo que pag... Lun, 29/07/2019 - 20:08
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