Madres solteras por elección como Cándida piden contar con el mismo tiempo de permiso retribuido que el resto de núcleos familiares, entre otras ayudas para el bebé
Las familias monoparentales reclaman sus derechos
Madres solteras por elección como Cándida piden contar con el mismo tiempo de permiso retribuido que el resto de núcleos familiares, entre otras ayudas para el bebé
Cándida Gascó logró alcanzar su deseo de ser madre tras varios tratamientos de reproducción asistida. Empezó el proceso a los 41 años. Era el momento idóneo de estabilidad emocional y solvencia económica que le permitiría afrontar el paso definitivo para contar con su propia familia. Con 44 años tuvo a su hija Jimena, que ahora cuenta con cuatro meses de edad. “Fue un proceso costoso no solo desde el punto de vista económico por la inversión que representa, sino también emocional cuando no consigues el embarazo a la primera”, explica.
“Es una decisión que cuesta tomar porque en nuestras cabezas seguimos teniendo el esquema de la familia tradicional más predominante en la sociedad que es la biparental. Me costó dar ese paso hasta que descubrí las ventajas de llevar a cabo el proceso como familia monoparental”, señala Cándida.
Entre los alicientes están la dedicación plena a la crianza de los hijos de las madres solteras y la toma de decisiones en solitario sin la intervención de una segunda persona. Su trabajo como sanitaria le ha permitido además contar con condiciones más favorables que en otros entornos laborales.
También destaca el apoyo de su entorno más cercano en esta nueva etapa de su vida y más teniendo en cuenta que su familia directa se encuentra en la Península. “Todas mis amistades se han volcado conmigo y se han ofrecido a ayudarme en lo que necesite. Además me han facilitado prácticamente todo el vestuario del bebé”.
Cándida reprocha que, por el contrario, la administración ofrece escasas ayudas y facilidades a las familias monoparentales. Las madres solteras por elección reivindican contar con el mismo tiempo de baja que cuando se trata de dos progenitores con derecho a disfrutar de 16 semanas de permiso retribuido por cada uno de los padres o madres, lo que permite hacerse cargo del cuidado del bebé durante un total de 32 semanas durante sus primeros meses de vida.
En su caso, que es el de muchas otras madres que afrontan la crianza en solitario, tan solo gozará de 16 semanas de permiso retribuido sin saber cómo o con quien podrá dejar a Jimena cuando tenga que reincorporarse a su puesto de trabajo como sanitaria con jornadas laborales fijadas en turnos entre los que se encuentra el de noche.
“Todavía no me he planteado como voy a realizar la conciliación familiar”, comenta Cándida que no descarta cogerse unos meses de excedencia. “Pero si puedo hacerlo es, primero, porque tengo ese derecho laboral y, segundo, porque dispongo de una situación económica que me permite contar con ese tiempo no retribuido, algo a lo que otras madres no pueden hacer frente”, señala.
“Cuando somos madres solteras el sistema no nos respalda”, dice Cándida
Sentencias favorables anteriores animan a madres como Cándida a plantearse acudir a los tribunales para disponer de un permiso retribuido de hasta 32 semanas para la crianza de su hija al igual que el resto de familias con dos progenitores, única opción para las madres solteras a la espera de que sea un derecho reconocido para este modelo de familia que, si bien presenta un número considerable con respecto al global, no cuenta con una red de ayudas ni recursos que lo sostenga. “No se trata solo de la maternidad ampliada, sino de todo lo que viene después, como la escolarización o las ayudas a los hijos y la conciliación familiar”.
También reprocha que desde las instituciones se abogue por incrementar la natalidad, pero que luego no se contemplan ayudas para sustentar esta petición. “Cuando somos madres solteras el sistema no nos respalda”, sentencia.
Más hogares
La Asociación Madres Solteras por Elección a la que pertenece Cándida se encarga de reivindicar estas y otras medidas para mejorar la situación de las familias monoparentales que representan el 25 por ciento del total de núcleos familiares de España. En Canarias existen más de 97.100 hogares en esta situación, que suponen casi un 12 por ciento del total, según los datos recogidos en 2018 por la Dirección General de Protección a la Infancia y la Familia del Gobierno de Canarias. De esas familias, 79.600 están formadas por una madre.
“El modelo de familia monoparental es el que más está creciendo”, señala Ainhoa Reguera, representante de la delegación canaria de la Asociación Madres Solteras por Elección. Así lo certifican los datos de las clínicas de fertilidad en las que se ha registrado un 75 por ciento de incremento de mujeres que acuden a realizarse un tratamiento de fertilidad en solitario.
Ainhoa Reguera y su hijo Daniel en el Charco de San Ginés. Foto: cedida.
“Queremos que se nos eche una mano en temas de conciliación laboral”
La responsable de la delegación canaria de esta entidad explica que “la ansiada Ley de Familias ha sido un jarro de agua fría”. En ella se habían volcado las esperanzas de equiparar los derechos de las familias monoparentales en todas las comunidades, dado que mientras estas familias cuentan con el respaldo de algunos gobiernos autonómicos, en Canarias no existe aún un reglamento que las beneficie.
“Esperábamos que la Ley de Familias a nivel nacional nos sirviera de paraguas que amparase a todas las comunidades y por el contrario nos hemos encontrado con una Ley descafeinada y que para nada atiende a nuestras peticiones porque al final equipara a las familias monoparentales con dos o más hijos a las numerosas, pero esas solo representan un 30 por ciento del total, el resto, el 70 por ciento, tenemos solo un hijo o una hija”, sostiene Ainhoa, madre del pequeño Daniel, de cinco años.
La asociación ha presentado alegaciones a la Ley. Ainhoa explica que esta equiparación parte del hecho de que si esas familias con más miembros disfrutan con mayores ventajas fiscales y otros beneficios, en el caso de las monoparentales, y a pesar de contar con un solo hijo, la crianza corresponde a un único progenitor en lugar de dos. “Nosotras estamos solas”, resume.
Pone el ejemplo de que a una pareja se le reduce el IRPF en 3.400 euros si lo hacen de manera conjunta, mientras que las monoparentales tienen una sola reducción de 2.150 euros. Igual que los permisos de paternidad, de acogimiento y adopción. Cada uno de los miembros de la pareja disfruta de 16 semanas sumando en total 32 y en cambio las monoparentales tienen que acudir a los tribunales para que se les reconozca ese derecho sabiendo de antemano que el Instituto de la Seguridad Social recurre las peticiones.
La decisión de ampliar o no el permiso de maternidad está a expensas de la decisión de un magistrado que entenderá o no la decisión que atraviesan estas madres. Por regla general se ven desamparadas, sostiene Ainhoa. Incluso cuando han tenido a la Justicia de su parte, la victoria se torna derrota tras conocer que el Tribunal Superior de Justicia de Canarias “tumba” estas sentencias favorables. “Reconoce que hay un problema de vulnerabilidad, pero que ellos no son quienes tienen que solucionarlo”, explica.
Ainhoa habla de la “desprotección de las madres” ante situaciones económicas adversas donde se encuentran solas para afrontar los gastos familiares sin un colchón que en el caso de otros modelos de familia con más de un progenitor puede suponer un alivio. “Las familias monoparentales siempre están en un riesgo mayor de pobreza que las biparentales, que se encuentran en un nivel del 27,4 frente al 54,3 de las familias con un único progenitor. Duplicamos este riesgo”, señala.
La representante de la asociación va más allá e insiste en que las demandas de este colectivo no se ciñen solo a las ayudas económicas, dado que para eso existen ya diversos mecanismos sociales. La situación se complica cuando se trata de madres trabajadoras. “Queremos que se nos eche una mano en temas de conciliación laboral también”, comenta Ainhoa.
Sin una “telaraña social o familiar” las madres pueden enfrentarse a unos costes desorbitados para afrontar inconvenientes en el ámbito familiar. “Es cierto que hemos elegido ser madres solteras y sabíamos que no iba a ser fácil, pero queremos que nos den las mismas facilidades que a las numerosas o que quede recogida la flexibilidad laboral. Hay empresas que son comprensivas, pero muchas otras que no. Estamos ante un sistema en el que es muy difícil ser madre y trabajadora. Las familias biparentales pueden dividirse ese trabajo”.
Otro de los objetivos de la Asociación Madres Solteras por Elección es normalizar la situación a través de encuentros “para que sus hijos vean que cada vez hay más familias donde solo hay una mamá al igual que hay otras con dos papás o dos mamás”, comenta Ainhoa para argumentar la realización de actividades que contribuyan a difundir la labor de la asociación que representa y que en Canarias tan solo cuenta con un año de vida y medio centenar de socias a la espera de incrementar su campo de acción.
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