El cultivo de cannabis de forma "controlada" y la apertura de centros de investigación para su uso médico y la producción de medicamentos, podría suponer "un nuevo impulso a la economía insular", según el Colegio de Farmacéuticos
Las farmacias, a favor del cannabis medicinal y dispensado por profesionales
El cultivo de cannabis de forma "controlada" y la apertura de centros de investigación para su uso médico y la producción de medicamentos, podría suponer "un nuevo impulso a la economía insular", según el Colegio de Farmacéuticos
El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Las Palmas ha valorado que se regulen de los productos farmacológicos derivados del cannabis, que "pueden mejorar la vida de miles de personas y reducir el sufrimiento" siempre que sea "tratado como un fármaco y dispensado por profesionales".
En un comunicado, la presidenta del Colegio, Loreto Gómez, apunta que deben ser profesionales que "sepan de sus propiedades, su composición, sus riesgos, las distintas formas de preparación y consumo, sus compatibilidades e incompatibilidades y las proporciones adecuadas para el consumo, entre otros conocimientos, quienes lleven su control y dispensación".
Gómez recalca que las propiedades curativas del cannabis "no son cuestionables científicamente" porque la experiencia de colectivos de pacientes o los estudios farmacéuticos "lo avalan", así como la propia Convención Única Sobre Estupefacientes de la ONU, que lo ha incluido recientemente en la Lista I, en donde se contemplan estupefacientes con potencial adictivo pero accesibles para fines médicos.
Aunque ya 19 países europeos cuentan con regulaciones que reconocen el fin terapéutico de sustancias extraídas del cannabis, es ahora cuando España ha comenzado "a poner las bases para establecer las normas que regularán este uso" entre "la necesidad de responder a la demanda sanitaria y el miedo a abrir la puerta al 'todo vale'".
Del cannabis, detalla la presidenta de los farmacéuticos de Las Palmas, se pueden extraer "principios activos que mejoran o completan el tratamiento de enfermedades o palían sus consecuencias" como el dolor, por ejemplo, pero que también "pueden tener otros usos como el cosmético" porque "no todos estos principios activos son adictivos".
Así, el cannabidiol (CBD) posee unas propiedades anticonvulsionantes "muy marcadas y no causa adicción", al contrario que los tetrahidrocannabiloides, que sí generan adicción.
Ambos aparecen como principios derivados de la misma planta y, por tanto, "cuando hablamos del cannabis no hablamos solo de un producto, hablamos de principios farmacológicos que pueden beneficiar o perjudicar la salud".
El Consejo General de Farmacéuticos ya ha valorado "positivamente", ha recordado, la propuesta de conclusiones y recomendaciones aprobada por la Subcomisión al Objeto Analizar Experiencias de Regulación del Cannabis para Uso Medicinal del Congreso de los Diputados, en la que se incluye la recomendación de explorar "la alternativa de las farmacias comunitarias que puedan reunir los requisitos" para dispensar fórmulas magistrales con extractos o preparados estandarizados de cannabis, algo que los farmacéuticos han reivindicado.
La dispensación a través de la red de farmacias comunitarias puede "ser una opción que compatibiliza los más exigentes criterios de salud pública, seguridad de los pacientes, educación sanitaria y acceso con criterios de equidad", es decir, que "beneficiará al paciente".
El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Las Palmas ha pedido que esta medida pase de "recomendación" a ser recogida en la "legislación final" que establezca las mismas condiciones para la farmacias comunitarias que para las hospitalarias, reconociendo así "el papel sanitario que los farmacéuticos juegan en la sociedad actual".
La presidenta de esta entidad recuerda los riesgos del uso lúdico del cannabis, recalcando que "no es lo mismo la dispensación controlada para fines específicos que el consumo generalizado sin control ni objetivos sanitarios", al igual que ocurre con los opiáceos, el grupo de las xantinas o los psicofármacos.
A su juicio, el cultivo de cannabis de forma "controlada" y la apertura de centros de investigación para su uso médico y la producción de medicamentos, podría suponer "un nuevo impulso a la economía insular que podría acoger científicos formados en nuestras propias universidades".
Este es "un momento que va más allá del sí o el no", subraya, porque se trata de "regular la producción y la dispensación de productos farmacológicos y cómo hacerlo", algo que puede mejorar la vida de miles de personas y reducir el sufrimiento de los pacientes, tal y como ocurre en otros países europeos.
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