Los ecologistas alertan de que el nuevo muelle, que duplicaría el actual, afectaría al interior de la bahía y algunas playas del pueblo
Los riesgos de ampliar Corralejo: impacto en las apreciadas olas y más presión
Los ecologistas alertan de que el nuevo muelle, que duplicaría el actual, afectaría al interior de la bahía y algunas playas del pueblo
El debate sobre la ampliación del puerto de Corralejo se ha abierto. El proyecto supondría rellenar más de 30.000 metros cuadrados y con la construcción de la nueva dársena, hacia el norte, “se ocupa un espacio que en la actualidad es diáfano a la contemplación de un horizonte marino” desde la costa. Los ecologistas alertan de más consecuencias negativas, especialmente para las características olas, uno de los atractivos turísticos y deportivos del norte de Fuerteventura. “El proyecto no ha tenido en cuenta los cambios en las corrientes de la zona, que no son lineales”, señalan los ecologistas en sus alegaciones.
En el litoral de Corralejo, explican, se producen “dos corrientes contrarias, que además son cambiantes en función de si la marea está subiendo o bajando, y ese cambio no siempre tiene la misma intensidad”. En ese sentido, resaltan que esas características hacen a las mareas “aún más impredecibles, tanto para bien como para mal, y es ahí donde radica su complejo, pero no menos importante, poder de regeneración para el agua de la bahía y sus fondos”.
En las alegaciones de Ecologistas en Acción se objeta que el proyecto “no tiene en cuenta las corrientes en la zona a lo largo de todo el año”, que el nuevo muelle, que más que duplicaría al actual, “traerá consigo la transformación total del interior de la bahía de Corralejo” y que esto afectará también “a algunas playas del pueblo, donde el agua en muchas épocas del año quedará estancada y mal oliente”.
La fama de esa franja del norte de Fuerteventura para los deportes náuticos traspasa fronteras. La revista The Surfer’s Journal, editada en California (EEUU), considerada una biblia por los amantes del surf, acaba de publicar un reportaje sobre Corralejo, con imágenes de las olas de Punta del Medio –denominada por los extranjeros Rocky Point- o Punta Elena, y las olas de la batiente de Lobos. Entre los atractivos para los nómadas digitales, ese segmento de visitantes que vienen a pasar temporadas a la Isla, también se encuentra la dinámica del oleaje para la práctica de surf, windsurf o kitesurf.
Los ecologistas ven un contrasentido que, “mientras el Gobierno de Canarias invierte ingentes cantidades de dinero en promoción para atraerlos, por otro lado proyecta la ampliación de un puerto que se va a cargar las peculiaridades de Corralejo y que va a traer más impactos negativos que beneficios”.
En las alegaciones se asegura que los cambios afectarían a especies como la tortuga boba o el delfín mular
Según advierten los ecologistas, la ampliación del puerto “afecta de lleno” a espacios de la Red Natura de la Unión Europea, como la Zona de Especial Conservación (ZEC) de los sebadales de Corralejo, el Parque Natural de Lobos y el Parque Natural de las Dunas de Corralejo, así como el Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) del espacio marino del oriente y sur de Lanzarote y Fuerteventura.
Así, resaltan que hay especies “especialmente sensibles a las alteraciones” que podrían provocar tanto la ejecución de las obras –cuya “huella” con “miles de camiones atravesando el pueblo durante varios años no ha sido tenida en cuenta”- como la puesta en marcha del nuevo muelle. Es el caso, citan, de la tortuga boba, la tortuga verde o el delfín mular, así como el angelote, “el tiburón más amenazado del Atlántico”, y distintos tipos de mantas rayas. “Todas ellas”, apuntan, “especies a las que afectan los cambios en sus hábitats” y su entorno.
La ampliación del muelle que está sobre la mesa significaría construir tres diques, que suman 441 metros de longitud: uno de conexión y dos de abrigo, hacia la zona de Bristol, donde también hay otra ola que se vería afectada. La principal reclamación real en los últimos años con respecto al puerto de Corralejo ha sido la carencia de atraques para las embarcaciones recreativas, deportivas y de pesca, pero está ejecutándose la colocación de pantalanes para llegar a 423 atraques, unos 207 más, para cubrir la demanda.
La justificación que ha dado la Consejería regional de Obras Públicas, con el majorero Gustavo Santana de viceconsejero de Infraestructuras, para un proyecto de ampliación valorado en más de 32 millones de euros, es el crecimiento en el tráfico de pasajeros. Sin embargo, el récord histórico se alcanzó hace cuatro años, con 1,2 millones de usuarios. El movimiento de pasajeros está muy relacionado con los turistas de Lanzarote que visitan Fuerteventura y viceversa. La previsión tras la pandemia es que no se vuelva al volumen de visitantes anterior al Covid en años.
El proyecto también entra en el resbaladizo concepto del ‘turismo sostenible’ y señala que, como “hipótesis”, se podría llegar, teniendo en cuenta “los límites que impone la planificación” a “tráficos cercanos a los dos millones de pasajeros”. Si con cinco millones de turistas al año en las islas orientales antes de la pandemia, el tráfico de pasajeros en el muelle de Corralejo ha sido de algo más de un millón de personas, para alcanzar los dos millones de pasajeros la lógica apunta a duplicar el número de visitantes a Fuerteventura y Lanzarote.
¿Cruceros en Corralejo?
Detrás de la expansión del muelle majorero se encuentra otro factor, recogido en el proyecto: convertir Corralejo en “punto de escala” de “cruceros turísticos de porte pequeño”, con menos de 150 metros de eslora. El muelle norteño depende del ente público Puertos Canarios, que a su vez depende del Gobierno de Canarias. El muelle de Puerto del Rosario depende de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, un órgano provincial vinculado al Gobierno central. La capital majorera, sin apenas planta alojativa, tiene en los cruceros su principal nicho turístico, que ha sufrido más que ningún otro segmento durante la pandemia y que se enfrenta a un futuro más que incierto, acuciado también por su cuestionado impacto medioambiental.
Rodrigo Fernández Miranda es profesor de Economía Social y miembro de Alba Sud, una organización de docentes dedicada al turismo y el medio ambiente, y destaca que los cruceros representan una actividad en tela de juicio por la elevada contaminación que genera y su contribución al cambio climático. “En el plano económico”, señala, “el turismo de cruceros se caracteriza por la impunidad fiscal y el oscurantismo, y no reparte las ganancias en los países de desembarco”.
“Los cruceros consumen los combustibles más tóxicos que existen”, advierten los ecologistas sobre el proyecto
Para Claudia Asensi, autora del informe Canarias ante la emergencia climática, publicado por la federación Ben Magec-Ecologistas en Acción, “seguir apostando por la ampliación de infraestructuras que potencian el incremento de un turismo tan contaminante es una locura”. Asensi resalta que “Canarias no puede seguir por esta senda, porque la huelga ecológica supera con mucho a la de la Península, por la elevada población en relación a su territorio, el enorme consumo y la alta dependencia externa”.
Por su parte, Carlos Bravo, experto en transporte y medio ambiente, dice que los cruceros son “ciudades flotantes con un alto consumo de energía generada por los combustibles más tóxicos que existen”. “Mientras hay ciudades que ya están prohibiendo la circulación de coches diésel para reducir la contaminación que respiran los ciudadanos, se está dando vía libre a las navieras para el atraque de cruceros”, cuestiona.
En el caso de Corralejo, los ecologistas subrayan que residentes y visitantes “se verían expuestos a respirar aire contaminado, al estar ubicado el pueblo al sur del puerto y ser el viento predominante del norte casi todo el año”.
Lobos y Dunas
En sus alegaciones, los ecologistas hacen hincapié en que el nuevo muelle no solo tendría consecuencias directas en el ecosistema del litoral de Corralejo, sino que también supondría darle la “puntilla” a Lobos y las Dunas de Corralejo, por el objetivo de “incrementar el número de visitantes”, ya de por sí elevado.
En cuanto al Parque Natural del Islote de Lobos, apuntan, “la saturación está poniendo en peligro un ecosistema único en el mundo, que cuenta con un auténtico jardín botánico que es un regalo de la naturaleza y un museo geológico y arqueológico, además de una avifauna difícil de observar en otros puntos de Europa”.
“La avalancha de visitantes lleva a que Lobos esté en estos momentos al límite del punto de no retorno, por la pérdida de especies, la saturación de residuos y los vertidos de aguas residuales”, señalan. Las Dunas de Corralejo, subrayan, “es otro de los espacios naturales que se ven acosados y amenazados, todos los días”.
Comentarios
1 Anónimo Jue, 18/11/2021 - 10:33
2 Elkano Dom, 21/11/2021 - 10:00
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