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Nueva vida para los árboles urbanos: Arrecife, ejemplo de abandono

En la capital de Lanzarote “se han destruido ejemplares muy significativos”, y ahora una nueva ley obligará a un mantenimiento adecuado

Saúl García 0 COMENTARIOS 31/08/2022 - 07:34

Enero de 1946. Número dos de Pronósticos. Una carta abierta al director que firma el Ciudadano A habla del árbol. En singular. El árbol del muelle chico. El único que había en toda la ciudad. El lector le pregunta al director si se acuerda “de aquel árbol triste, de amarga y sufriente expresión, único vegetal viviente de la comunidad arrecifeña”. “Tiene que acordarse -insiste-, era un árbol pobre, mal vestido, flácido, flacón. Nadie le daba importancia y nadie le hacía caso”. Un árbol feo, desnutrido, sin hojas y con un “salvaje color de sed”. Lo que cuenta en el artículo es su desazón porque un día, un vecino, lo taló con un hacha.

Quince días después, al Ciudadano A le contestaba, en el mismo espacio del periódico, el Ciudadano B. No le convencen sus argumentos y no se cree que esté tan afectado por esa tala Le habla al director de ese tipo de personas: “Cálelos usted, señor director, cálelos y verá”. El Ciudadano B dice que “el árbol del muelle chico debió en todo momento fenecer”. “No daba sombra, no daba color. ¿Para qué servía? Si no es para sostener los salvajemente eufóricos bandazos de algún que otro nocturno paseante humano... Y para eso me parece que en nuestro pueblo sobran faroles”.

En Arrecife ya no hay solo un árbol, pero faltan muchos. El debate no es como antes pero la realidad es que a los árboles de la capital les faltan cuidados. El próximo en sucumbir, antes de que se caiga solo, será otro más del Parque Ramírez Cerdá, el ejemplo perfecto de cómo la vegetación, en lugar de avanzar, ha retrocedido. Domingo Afonso, miembro de la comisión promotora de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para crear una Ley Canaria de Protección del Arbolado, señala que hay que preguntarse qué es lo que pasa para llegar a esta situación. “La Ley va a obligar no solo a no talar, sino a mantener, conservar y mejorar”, dice.

Esta iniciativa reivindica tomar medidas urgentes para garantizar esta protección. Los promotores calculan que en las ciudades de Canarias hay unos 100.000 árboles en peligro. La iniciativa legislativa se aprobó por unanimidad y, aunque ahora los partidos pueden presentar enmiendas, se tendrá que aprobar en los próximos meses.

El segundo artículo de la futura norma determina que las medidas de protección se aplicarán “a todos los ejemplares de cualquier especie arbórea que se ubiquen en suelo urbano y que cuente con más de 15 años de antigüedad o 20 centímetros de diámetro de tronco medidos a 1,40 metros desde el nivel del suelo, así como aquellas nuevas plantaciones reguladas al amparo de esta ley”. También se prohibirán las talas y podas drásticas, que son las que alteran más de un tercio de la longitud de sus ramas. Además, los propietarios de árboles clasificados como singulares deberán notificar al organismo competente cualquier síntoma de decaimiento que puedan apreciar en ellos. La ley también fija el régimen sancionador.

En Puerto de Carmen, los vecinos han alertado de esa práctica de podas exageradas e “innecesarias”, ya que en estos días se han podado los árboles de la Rambla Islas Canarias, que no afectan ni a viandantes ni a edificios. “Es una incongruencia -dice una vecina-, quitamos oxígeno y un lugar para los pájaros; hay que plantar más en lugar de podar”. En Tahíche, el Ayuntamiento de Teguise planea hacer un nuevo lugar de esparcimiento junto a la Escuela de Turismo y existe el temor de que termine con algunos de los ejemplares de palmeras y otros árboles que hay en la zona, que ya sufrieron por falta de agua hace un año.

Arbolado escaso

Afonso dice que en las ciudades de Canarias y especialmente en Arrecife, donde el arbolado es “escasísimo”, “se han cargado ejemplares muy significativos”. Señala que la ley afectará a las ciudades de manera radical, porque los árboles en suelo urbano o urbanizable pueden pasar a ser parte del patrimonio, ya sean públicos o privados.

Afonso destaca que los ayuntamientos son los principales incumplidores, porque “cortan los árboles sin más”, por motivos económicos, se ahorran el mantenimiento y “pueden disminuir la partida para jardinería”. “Y después está el odio al árbol, porque hay gente a la que le molestan las hojas, las ramas y las raíces”, asegura. A veces, son los vecinos los que piden que se corte el árbol.

Los árboles absorben dióxido de carbono, emiten oxígeno, bajan la temperatura de la calle y amortiguan el ruido.

Palop: “Hay que salir de la ciudad chiste, donde los árboles están en macetas”

“La última disculpa es el carril bici”, añade, como ocurrió frente a la Escuela de Pesca. Según señala Afonso, es necesario un Plan de arbolado urbano que indique qué especies son las adecuadas en cada lugar, porque hasta ahora “el árbol se ha considerado como un mueble”. De todos los municipios canarios, ese plan solo lo ha planteado Telde, mientras que en Barcelona participaron hasta 600 profesionales en su redacción.

Lanzarote en Pie presentó en Arrecife una iniciativa en este sentido que fue rechazada. En su exposición de motivos señalaba que el arbolado es un factor determinante para una ciudad que busca un planeamiento urbanístico de calidad. Pedían un “plan municipal de arbolado urbano en condiciones”, fruto del consenso de los sectores sociales y de la voluntad política de sus representantes públicos.

En la moción recordaban que existe una ordenanza propia sobre el arbolado pero que es insuficiente. Consideran que el centro de Arrecife “reúne las condiciones para poner en marcha una estrategia de arbolado urbano que proponga soluciones a las necesidades de sombra, disminución de la temperatura, reducir el impacto de la contaminación atmosférica y dar calidad paisajística al entorno”.

El artículo 13 de esa ordenanza señala la obligación de realizar un catálogo que recoja “los árboles o plantaciones que por sus características peculiares de belleza, antigüedad, historia o rareza, merezcan ser conservados, ya sean públicos o privados”.

David Toledo, concejal de Parques y Jardines y Patrimonio de Arrecife, señala que el catálogo se comenzó hace años, pero que no se culminó. “Se paralizó en Contratación porque entendieron que se debía hacer un estudio urbanístico para no interferir en el arbolado”, dice. Cuando se apruebe la ley habrá que hacer un catálogo en todos los municipios.

El concejal apunta un caso concreto, una de las casuarinas de la Plaza de Las Palmas, que el Cabildo pretende talar porque desborda la jardinera original, en lugar de aumentar el tamaño de la jardinera. Dice Toledo que en la iniciativa legislativa se habla de proteger este tipo de árboles, que tiene cerca de 80 años. Señala que, en cualquier caso, se va a ampliar un 10 por ciento el contrato de parques y jardines y se va a contratar a 10 jardineros más y cuatro vehículos para garantizar el mantenimiento de los árboles, además de aumentar las plantaciones.

Más personal

Los beneficios de los árboles no están en discusión: absorben dióxido de carbono, emiten oxígeno, pueden bajar la temperatura de una calle hasta 10 grados y amortiguan el ruido. Beatriz Socas, ingeniera técnica agrícola, paisajista y profesora, señala que la iniciativa legislativa deja claras las ventajas del arbolado en las ciudades y apunta que, cuando se configuran espacios verdes, se debería acertar desde el principio, con las localizaciones y especies adecuadas. Dice que debe haber más personal para que el árbol se mantenga sano y no se llegue el punto de tener que talarlo porque representa un peligro o esté enfermo. También apunta que se deben dar ayudas a los propietarios de árboles protegidos para que los mantengan. Por ejemplo, en Francia hacen un descuento de hasta el 30 por ciento del impuesto por la contribución urbana.

Plaza de Las Palmas, donde las raíces rompen las jardineras originales.

Arrecife tiene previsto ampliar un 10% el contrato de parques y jardines

El arquitecto y urbanista Juan Palop, que firma el proyecto Arrecife, Capital de la Biosfera, dice que Lanzarote tiene que recibir todas estas iniciativas “con la cabeza abierta, pero no vacía”, porque hay que traducirlas en clave insular: qué tipo de árboles plantar y dónde. “Tenemos que salir de la ciudad chiste, donde los árboles están en macetas y los coches en el suelo, hay que diseñar calles para los árboles, no para los coches, luego ya colocamos los coches...”, apunta.

Para Palop, los árboles, para que tengan éxito, necesitan que se diseñen las calles para ellos, dónde van las raíces o el riego. “Hay que planificar todas las instalaciones pensando en el arbolado”, afirma. “No hay que olvidar que los árboles se plantan, no se ‘jincan’ como las farolas”, apostilla.

Agua

Palop cree que hace falta un cambio de mentalidad, aunque en las Islas la población valora la naturaleza de forma importante, pero que además hay que darse cuenta de que las ciudades también forman parte del medio ambiente y no solo hay que preocuparse por los espacios naturales. El urbanista señala que no se puede romper el “sistema superior” que supone la atmósfera, el árbol y el suelo y dice que los árboles, junto con el alisio, en Canarias son un milagro.

Como “todo es un sistema”, Palop explica que hay que pensar la presencia del árbol también en clave de recuperación del agua de lluvia, de recuperación del sistema de aljibes y maretas e incluso plantear la recuperación de aguas negras y grises de todas las viviendas y de biodepuradoras, es decir, relacionar cualquier directriz de arbolado con políticas de ahorro y reutilización de agua.

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