La investigadora majorera explica cómo el objetivo de su trabajo en Prelude Therapeutics es buscar una alternativa para tratar las células cancerígenas
Objetivo: dar con la diana que cure el cáncer
La investigadora majorera explica cómo el objetivo de su trabajo en Prelude Therapeutics es buscar una alternativa para tratar las células cancerígenas
Divya Chugani ha desarrollado parte de su joven carrera como investigadora en bioquímica en Estados Unidos. De allí llegó hace algo más de un mes después de estar investigando en la startup “empresa emergente” Prelude Therapeutics con moléculas para crear drogas con las que tratar el cáncer y enfermedades raras. Desde que se decantó por estudiar la titulación de Bioquímica y Biomedicina ha perseguido siempre el mismo objetivo, llegar al origen de la enfermedad. En el futuro le gustaría dar con la diana que permita curar el cáncer.
Todos los pronósticos apuntaban a que Divya terminaría estudiando medicina. Esta joven de 24 años de edad, de origen hindú pero majorera desde los once años, reconoce que “en la cultura india los padres suelen orientar a sus hijos hacia los estudios de la medicina o la ingeniería”. Sin embargo, a ella le daban pánico las disecciones así que optó por buscar otra rama de la ciencia con la que también poder ayudar a los demás. Finalmente, se decidió por la bioquímica.
Tras terminar los estudios en el IES San Diego de Alcalá, en Puerto del Rosario, se matriculó en la Universidad de Valencia. En 2015 se graduó en bioquímica con un expediente académico que ya le prometía un futuro profesional halagüeño. Desde entonces, ha empezado a sumar colaboraciones, proyectos de investigación o prácticas en centros de referencia como el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) bajo la supervisión del científico Manuel Serrano, cuyo logro más conocido ha sido obtener un ratón modificado genéticamente para hacerlo resistente al cáncer.
Divya también tiene en su currículo un máster en investigación en biología molecular, celular y genética y en su recuerdo haber participado en Boston en el iGEM, una competición internacional en el campo de la biología sintética, aquella que intenta aplicar la ingeniería a microorganismos para obtener beneficios como “ocurre con la insulina, que ahora podemos sacar una versión humanizada de las bacterias”, explica esta investigadora.
Viaje americano
En 2017 llegó la oportunidad de ser becada por la Cámara de Comercio de Estados Unidos. Tras entrar en una bolsa de empleo, pudo elegir entre dos ofertas, pero se decantó por la startup Prelude Therapeutics, una empresa biotecnológica centrada en el descubrimiento de drogas con las que tratar el cáncer. Divya reconoce que “siempre he querido estar trabajando en industria donde se ve la aplicación de lo que se investiga y no academias, donde se puede pasar mucho tiempo investigando pero no se ve aplicabilidad directa de aquello que se hace”.
Allí permaneció desde mayo de 2017 a mayo de este año. Explica que el trabajo del equipo en Prelude Therapeutics se centra en “intentar diseñar moléculas para matar las células cancerosas y buscar remedio a determinadas enfermedades raras”. Ella optó por encaminar sus investigaciones hacia el cáncer.
La investigadora explica cómo el objetivo de esta industria es diseñar drogas que sirvan de alternativa para tratar el cáncer, ya que hoy en día se sigue aplicando la quimioterapia que “afecta por igual a todas las células y produce un montón de efectos secundarios”. En la actualidad, las investigaciones, continúa explicando, se centran en terapias dirigidas solo a “las células cancerígenas para que el tratamiento haga el menor daño posible al resto del cuerpo”.
“Se trata de diseñar moléculas que bloquearían la función de proteínas que contribuyen a la malignidad y que suelen estar presentes en cantidades muy grandes en células cancerígenas”
“Se trata de diseñar moléculas, con la ayuda de un equipo de químicos, que bloquearían la función de proteínas que contribuyen a la malignidad y que suelen estar presentes, exclusivamente, en formas demasiado activas o cantidades muy grandes en células cancerígenas. De esta forma se consigue una molécula que ataque de forma más selectiva a las células cancerígenas”, explica.
Después de un año trabajando en Estados Unidos reconoce las diferencias que hay en este país con respecto a España en materia científica. Lamenta que “aquí hay que estar luchando constantemente por financiación. Sin embargo, en Estados Unidos hay apoyos económicos para realizar investigaciones y mucha colaboración entre industria, universidades y centros públicos”. En España, en cambio, “la mayoría de la investigación se hace en las universidades o instituciones”, añade.
Divya no oculta su preocupación ante el futuro incierto al que se enfrentan los jóvenes investigadores en España, una situación que ha hecho que muchos “cerebros” acaben emigrando en busca de oportunidades. “Si quieres dedicarte en España a seguir investigando hace falta un doctorado, pero los estudiantes de doctorados si tienen que depender de becas del Gobierno no la cobran hasta febrero, si es que la cobran. Eso no les libra de estar trabajando desde septiembre en jornadas de 12 horas”, explica.
Tras un año trabajando en Estados Unidos, decidió hacer las maletas y regresar a España para seguir formándose. En septiembre iniciará un nuevo máster, esta vez en Barcelona, centrado en consultoría y administración de empresas farmacéuticas. “No se puede crecer como científica y tener solo un máster en el área científica porque llegas al tope”, argumenta.
En sus planes inmediatos no está regresar a Canarias y continuar en las Islas su carrera investigadora. Reconoce las dificultades que existen en su campo si quisiera dedicarse a la investigación y explica cómo “a diferencia de otras áreas como la astrofísica donde el archipiélago ha conseguido ser puntero, en la bioquímica no”. “Aquí el problema es que tienes que traer todo el material de fuera y eso aún hace que sea todo más complicado”, matiza.
De momento, a Divya le queda mucho futuro por delante. También a la bioquímica, cuyo futuro va encaminado, según esta investigadora, a llegar a la base molecular de las enfermedades, ver el nivel de proteínas, estudiar las mutaciones que hay en el ADN, analizar la epigenética e intentar descifrar qué es lo que ocurre en las células.
Divya se muestra esperanzada en que la ciencia termine venciendo la batalla al cáncer. Su sueño es poder contribuir a ayudar a descifrar el origen del mismo. Admite que esto son “palabras muy grandes” y se queda con el sueño de dar con un tratamiento que pueda curarlo.
Divya Chugani lamenta que aún gran parte de la sociedad siga pensando que “las grandes mentes son hombres” y critica que aún en las ciencias la mujer se sienta “poco valorada”. En “España hay investigadoras muy buenas”. Sería capaz de enumerar a muchas, pero su referente es la catedrática de Biología Celular y Parasitología de la Universidad de Valencia, Isabel Fariñas. Ella ha sido uno de los grandes apoyos de Divya en su prometedora carrera como investigadora.
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