El próximo 25 de abril, aniversario de la Revolución de los Claveles, coincidiendo con los actos del centenario de nacimiento del autor de ‘Ensayo sobre la ceguera’
Parte del legado de José Saramago irá a la Caja de las Letras del Instituto Cervantes
El próximo 25 de abril, aniversario de la Revolución de los Claveles, coincidiendo con los actos del centenario de nacimiento del autor de ‘Ensayo sobre la ceguera’
Parte del legado del Nobel portugués José Saramago irá a La Caja de las Letras del Instituto Cervantes de Madrid el próximo 25 de abril, aniversario de la Revolución de los Claveles, coincidiendo con los actos del centenario de nacimiento del autor de "Ensayo sobre la ceguera".
La entrega será posible en virtud de un acuerdo suscrito hoy en Lisboa entre la Fundación Saramago y el Instituto Cervantes.
"La Caja de las Letras es el lugar donde el Instituto dice que la verdadera riqueza de un país es su cultura. Hemos transformado la antigua caja de caudales del Banco del Río de la Plata en Caja de las Letras -actual sede del Cervantes-, donde recibimos la herencia de nuestros mayores", explicó a Efe el director del Instituto, Luis García Montero.
Para la Fundación Saramago fue "un honor" recibir la propuesta del Cervantes, en especial para conmemorar una fecha tan señalada como la Revolución que puso fin a la dictadura en el país.
"Nos pusimos a buscar con mucho empeño y pretendemos cumplir tanto lo que el director se propone como lo que forma parte de nuestra razón de existir en la vida: el respeto, la veneración a quienes nos precedieron e hicieron que tuviéramos dos estupendos idiomas", dijo a Efe la presidenta de la fundación, Pilar del Río.
La Fundación mantiene en secreto, por el momento, qué depositará en la Caja de las Letras.
"Seguro que será algo significativo y que podremos enterarnos en el acto del legado cuando recibamos la herencia de Saramago", apuntó García Montero.
La unión del español y el portugués
El protocolo firmado este miércoles entre la Fundación y el Cervantes permitirá el desarrollo de actividades y proyectos conjuntos para difundir la lengua y la cultura española y portuguesa y conmemorar el centenario del nacimiento de Saramago (Azinhaga 1922- Lanzarote 2010).
"El acuerdo supone cumplir aquello para lo que nacimos unos y otros, elogiar y fomentar la cultura en nuestros respectivos países con autores concretos y respetando nuestros respectivos idiomas", explicó Pilar del Río.
José Saramago "desde siempre, desde sus obras iniciales, mira no solo a la península ibérica en su totalidad, incluye muchísimas referencias a la literatura española", agregó la periodista española.
El universo de hablantes de español y portugués supera los 850 millones de personas -de ellos unos 600 millones de habla hispana- y puede llegar a los 1.200 millones a mediados de este siglo, según las estimaciones demográficas de las Naciones Unidas.
Imágenes y palabras
Junto a la firma del protocolo, el Cervantes ha querido rendir homenaje a Saramago y a la literatura hispano-lusa con "Navegantes de la balsa de piedra", una exposición del argentino Daniel Morzinski que acoge la sede del Instituto en Lisboa.
La muestra reúne un centenar de fotografías tomadas a escritores de más 20 países lusófonos e hispanohablantes que tienen un vínculo con José Saramago.
Morzinski, conocido como "el fotógrafo de los escritores", recordó algunas anécdotas con José Saramago, entre ellas una sesión realizada en París en 1998, días después de que se anunciara el Nobel que reconoció su carrera.
Por la lente de Morzinski han pasado escritores como Luis Sepúlveda, Julio Cortázar o Jorge Luis Borges y él lo tiene claro: "cuanto más escritores retrato, más me quedan por retratar", dijo a Efe y más tarde en el evento.
Precisamente García Montero quiso destacar los valores de Mordzinski, que "desde hace mucho tiempo está disparando a mucha gente que no es ni Borges ni Saramago", a escritores no tan conocidos.
José Luis Peixoto, uno de los autores más destacados de las letras portuguesas actuales y que convierte a José Saramago en un personaje en su última novela, destacó que la idea de Mordzinski de llevar la fotografía a su límite: "Tiene que ver con el cruce de distintas dimensiones, de lo que es la literatura y esa persona que escribe".
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