MEDIO AMBIENTE

Sebadales: casa y comida para la biodiversidad

Los sebadales forman un ecosistema vulnerable, pero las amenazas son cercanas: “Si nos tomamos en serio los planes de conservación, podemos mantener lo que nos queda”

Saúl García 0 COMENTARIOS 23/12/2022 - 06:56

“Hemos perdido la mitad de los sebadales pero podemos conservar lo que queda”. Fernando Tuya es doctor en Ciencias del Mar y profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Advierte que su mensaje tiene una parte negativa y otra positiva. La negativa: en Canarias, y también en el caso concreto de Lanzarote, se han perdido aproximadamente la mitad de los sebadales que había. La positiva: que se puede conservar la otra mitad “si nos lo tomamos en serio”.

Lo primero es saber qué son los sebadales. De forma coloquial: un campo de fútbol bajo el agua. Se trata de una planta fanerógama marina. Tiene, por tanto, raíces, tallo y hojas y se puede reproducir de manera sexual y asexual. No hay que confundirla con un alga, como por ejemplo el musgo amarillo que abunda en el Archipiélago Chinijo. No es la única planta fanerógama, pero es la más común.

La seba es la cymodocea nodosa, pero también está la zostera noltii, que tiene una presencia testimonial en Arrecife, junto al Puente de Las Bolas y en El Reducto. Esta es de aguas más templadas y Arrecife, de hecho, es su límite suroeste. Es una especie en clara regresión, está en peligro global e incluso hay estudios, según señaló Tuya, que indican su posible desaparición. Tiene un problema: son poblaciones pobres, “depauperadas”, en diversidad genética y así es difícil que se reproduzcan. La tercera especie es la halophiladecipiens, que también es común “pero no la vemos porque se halla a una profundidad de entre 20 y 50 metros”.

Y hubo otras especies en el pasado. De hecho, se puede reconstruir cómo fue el clima del pasado gracias a la presencia o no de ciertas especies. La seba, que es la protagonista de la historia, no está en fondos rocosos, solo arenosos. Necesita luz y aguas claras. Le afecta mucho cualquier tipo de contaminación que oscurezca su entorno. Uno de sus limitantes naturales, en Canarias, es el mar de fondo, que arranca las plantas. Por eso se adapta mejor a la costa sur de las islas que a la costa norte. La playa de Las Canteras es una de las excepciones, por la famosa barra que las protege.

Las plantas no se distribuyen en el fondo como un manto, sino más bien de forma parcheada. “Son como una pradera o como una selva” y están en continuo cambio y evolución. Se distribuye a lo largo de todo el Mediterráneo y en el Atlántico, solo en la costa africana desde Marruecos a Senegal, además de Canarias y Cabo Verde, incluso hasta los 35 metros de profundidad.

A las Islas llegó desde algún punto de la costa africana. Primero colonizó las islas orientales y después el resto. Se sabe que todas las poblaciones de seba del Archipiélago derivan de unos colonos iniciales, lo cual no es bueno genéticamente, las hace más vulnerables. De forma visual, al bucear, a simple vista, ante la multiplicación de ejemplares, no se puede saber si se está ante uno, dos o seis individuos. Para eso hay que hacer estudios genéticos, moleculares. Y así se puede entender también el proceso evolutivo.

En 2016 se incluyeron las poblaciones canarias en el catálogo nacional de especies amenazadas, pasando por encima de la legislación canaria, en la que la seba había perdido estatus. Con este reconocimiento se lograba diferenciar la población de Canarias y la del Mediterráneo, mucho más extensa y menos vulnerable.

Los sebadales de Guacimeta y El Río son dos grandes zonas en Lanzarote

¿Dónde reside la importancia de los sebadales? En que son casa y comida para la biodiversidad: refugio y alimento. Su presencia aumenta la calidad del agua, reciclan nutrientes, retienen la arena y generan oxígeno. Es una planta y absorbe dióxido de carbono. “Es una máquina de lo que se llama ahora carbono azul” o blue carbon.

Tuya señala que se está poniendo un precio a ciertos elementos del ecosistema en este momento en que es necesaria la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, de forma directa o a través de su compra.

En este sentido, al blue carbon en Canarias se le ha asignado un valor de unos 218 millones de euros. “Si nada cambia, hasta 2050, serán otros 73,5 millones de euros”. Los sebadales son “un oasis de vida”, hacen que se incremente la biodiversidad por su labor de guardería para muchas especies. Muchas de ellas, como la vieja, con interés pesquero. “Los sebadales facilitan el reclutamiento de especies con interés pesquero”, señala Fernando Tuya, y desde un punto de vista económico, el valor pesquero de la biomasa en los sebadales ascendería a más de un millón de euros.

Zonas en Lanzarote

En Lanzarote hay dos grandes zonas: los sebadales de Guacimeta y los de El Río. También hay sebadales en la costa cercana a Jameos del Agua, en Costa Teguise, Playa Blanca y Arrecife. ¿Y qué es lo que ha pasado para que haya desaparecido la mitad de la superficie de sebadal? No es fácil saber exactamente el principal motivo en cada caso, pero se trata de impactos locales.

Los enemigos más comunes son tres: vertidos de aguas residuales, derrames de salmuera por la desalación y, por último, la construcción de infraestructuras, principalmente puertos. En el caso de Arinaga, en Gran Canaria, es muy evidente la relación entre la construcción del puerto y la desaparición del sebadal. Es un caso paradigmático. La construcción altera todo el sistema sedimentario. En esa isla, una de las más estudiadas, hay trece praderas en regresión y ocho estables.

Foto: Adriel Perdomo.

Tuya: “El sebadal es una máquina de lo que se llama ahora carbono azul”

Por otra parte, cuando desaparece la seba, en ocasiones ocupa su lugar un alga, la caulema prolifera, que suele ocupar zonas más profundas, pero también compite en una franja determinada. Es una especie oportunista. Además, la influencia que puede tener la presencia de explotaciones de acuicultura sobre los sebadales depende de la distancia.

El profesor de la ULPGC, que impartió una charla sobre los sebadales en la Sociedad Democracia, invitado por la asociación Viento del Noreste, señala que las empresas están obligadas a hacer estudios periódicos sobre una posible afección. Asegura que hay lugares en los que no afecta.

La Universidad acaba de terminar un estudio, aún no publicado, respecto a escenarios de futuro, teniendo en cuenta los nutrientes, salinidad y alteraciones de otro tipo. “Si todo sigue igual, Lanzarote, en 2050, podría mantener los diez kilómetros cuadrados de sebadales, aproximadamente, que tiene en la actualidad”.

La receta es sencilla: respetar las determinaciones de la figura que representa la Zona de Especial Conservación (ZEC), a la que están acogidas en la Isla las dos zonas nombradas anteriormente, y otras seis más en Canarias: en Gran Canaria, Playa del Inglés, Mogán, Playa del Cabrón, Güi Güi; en Tenerife, la Playa de Antequera; y en Fuerteventura, Corralejo.

Para llegar a esa situación es necesario que los sebadales no se vean afectados por la acción humana, de la población más cercana. Por eso, el profesor Tuya señala que hasta ahora no se ha logrado con éxito la restauración o repoblación de los sebadales, pero que “si nos tomamos en serio los planes de uso y de conservación, podemos mantener lo que nos queda”.

Añadir nuevo comentario