El centro de enseñanzas artísticas, ubicado en el Parque Tecnológico, acaba su primer curso con sesenta alumnos de varias disciplinas
Una Escuela con mucho arte
El centro de enseñanzas artísticas, ubicado en el Parque Tecnológico, acaba su primer curso con sesenta alumnos de varias disciplinas
La Escuela de Arte de Fuerteventura tiene, probablemente, la arquitectura más vanguardista de las de Canarias, ya que el centro se aloja en aulas habilitadas en el Parque Tecnológico de Puerto del Rosario. Sus privilegiados 60 alumnos se han repartido en este primer curso en las disciplinas de animación, fotografía, gráfica publicitaria y asistencia al producto gráfico interactivo, impartidas por once profesores; y el próximo curso la oferta se ampliará con un nuevo ciclo de proyectos y dirección de obras de decoración. Esto hace que cada aula cuente con un número no superior a la docena de alumnos, que pueden aprovechar clases mucho más personalizadas que en los abarrotados centros de otras islas. Aunque la escuela es, en estas condiciones, una auténtica oportunidad de formación, su puesta en marcha no ha sido fácil. Su director, Guanarteme Cruz, profesor de proyectos de fotografía, y el jefe de estudios, Roberto Canedo, aseguran que el trabajo de arrancar la escuela puede decirse que les pasó “un poco por encima”. “Cuando llegas a un centro montado hace veinte años, va caminando todo, pero aquí hubo que organizar los departamentos y la oferta educativa desde cero. Eso sí, el material es nuevo a estrenar, pero también hemos tenido que recepcionarlo para empezar a trabajar con él” explica el director.
Con todo, la Escuela ha venido a solventar una clara carencia educativa en una Isla que avanza a los 120.000 habitantes y cuyos alumnos de disciplinas artísticas debían estudiar fuera hasta ahora, “cuando La Palma, por ejemplo, con mucha menos población, tiene su propio centro hace muchos años”.
Los dos docentes destacan el éxito de dos de los ciclos, el de fotografía y, sobre todo, el de asistencia al producto interactivo, que es de grado medio. “Es el que más aceptación ha tenido de los cuatro que se ofertan. Va enfocado a los chicos más jóvenes, que no tienen el título de bachillerato, por lo que pueden acceder al ciclo medio y después pasar al superior, si bien con el título ya se sale formado para el mundo laboral, aunque sí tiene menos carga lectiva que los otros”, indica Roberto.
Los profesores de este ciclo dicen estar “sorprendidos” con la evolución de sus alumnos, con una media de entre 16 y 20 años, algunos provenientes del bachillerato. “Aquí descubren sus habilidades, normalmente más artísticas y creativas que las requeridas en el sistema educativo general”, aduce Canedo.
Los docentes destacan el éxito de dos de los ciclos: el de fotografía y, sobre todo, el de asistencia al producto interactivo, que es de grado medio
En este ciclo imparten clases Cristian Montesdeoca y Aurora Sánchez. “Ha sido una evolución sorprendente, en parte porque les gusta este mundo. Muchos vienen ya con bastantes conocimientos y todos son nativos digitales”, explican. En el último tramo del curso, los alumnos realizan un blog y un portfolio personal, aunque en estos meses han aprendido a gestionar las plataformas digitales, generar vídeos para colgar en espacios digitales, crear y organizar una web, un banner o los distintos formatos. Los profesores destacan los recursos con los que cuenta el aula “con un ordenador por alumno, cuando lo habitual es compartir material”, dicen.
Entre los alumnos destaca Andrei Coroi, que explica que ya le interesaba este mundo antes de saber que podría estudiar “algo así”. “Imaginaba que sería muy costoso y, de repente, encontré este ciclo”, cuenta. “Hay algunos conceptos básicos que ya conocía, pero estoy aprendiendo mucho, sobre todo acerca de las herramientas de programas o las que usa el ratón, con comandos más fáciles, que ni imaginaba que existieran”, asegura.
Otro ciclo muy popular es el de fotografía que “en una sociedad tan visual tiene varias salidas, desde la meramente artística, más de autor, a otra más práctica, enfocada a la publicidad o la cobertura de eventos familiares, bodas o comuniones. Hoy en día es muy relativo juzgar qué carrera va a tener salida o no”, dice Roberto.
Cuando Diario de Fuerventura visita el centro, los alumnos trabajaban en sus proyectos de fin de curso. El profesor Cruz propuso partir de un relato o conjunto de relatos cortos e interpretarlos a través de una imagen. En el caso de Matías Joaquín Pérez, eligió cuatro historias de Julio Cortázar sobre el destino y realizó bodegones, una narrativa visual, en la que se incluye una línea que simboliza el paso del tiempo a través de las imágenes. Actúan como ayudantes de Joaquín sus compañeros José Marcos Pestano y Yasmina Espinel, alumna esta última que eligió, por su parte, un cuento de Quim Monzó para su proyecto.
El programa ‘Intrahistorias’ de gráfica publicitaria consiste en la grabación y montaje de microdocumentales de unos siete minutos, en los que se refleja la vida cotidiana, que para Unamuno era “la que mueve el mundo”
Precisamente, las fotos que acompañan a este reportaje han sido realizadas por otro de los alumnos del ciclo de fotografía, Josué Alonso, que ha mamado el oficio en casa, ya que desde bien pequeño ha acompañado a su padre, fotógrafo de profesión, a realizar los reportajes gráficos de bodas. “Llevo cuatro años aprendiendo”, explica el joven, que dice sentir más atracción por la cobertura de otro tipo de eventos, como los festivales de música que se celebran en la Isla. “Me gustan bastante las fotos que hice en el Lebrancho Rock, especialmente una de la banda Sexy Zebras”, dice.
En otro de los espacios del Parque tecnológico se forman los alumnos de gráfica publicitaria. El docente Víctor Calero asegura que “ha sido muy bonito empezar de cero”, pudiendo imprimir un sello propio a las enseñanzas de esta disciplina. Intrahistorias Uno de los proyectos más interesantes de este ciclo es el programa Intrahistorias, una palabra acuñada por Unamuno, que hace referencia a “la vida silenciosa de millones de hombres sin historia (de quienes nunca habla el periódico) que a todas horas del día y en todos los países del globo se levantan a una orden del sol y van a sus campos a proseguir la oscura y silenciosa labor cotidiana y eterna, esa labor que, como las madréporas suboceánicas, echa las bases sobre las que se alzan los islotes de la Historia”.
El programa consiste en la grabación y montaje de microdocumentales de unos siete minutos, en los que se refleje esta vida cotidiana, que para Unamuno era la que movía el mundo. Nayara Acosta, una de las alumnas del ciclo, trabaja junto a otros compañeros en uno de los documentales, centrado en Francisco, el molinero de La Asomada. “Nos hemos fijado en su relación con el viento en una isla como Fuerteventura, donde este elemento está tan presente, y hemos querido reflejar esa relación del viento y el ser humano,”.
Foto: Josué Alonso.
Otros documentales abordan temáticas diversas, como los Payasos de Hospital o el fenómeno Tran Tran en Gran Tarajal. Por último, los alumnos de audiovisual trabajan en un proyecto donde usan distintos tipos de animación tradicional, “pixilación (una animación fotograma a fotograma); rotoscopia (dibujar cada fotograma de una animación sobre un soporte original) y la animación con recortes, más conocida en inglés como cut-out, en la que se usan figuras recortadas, ya sea de papel o incluso fotografía.
El equipo formado por Víctor Gutiérrez, Aitor Rivas y Javier Barrera, ha titulado su animación Script, historia de un guionista, y traslada el miedo al folio en blanco de los creadores, sus inquietudes ante la verdadera función de su trabajo y sus reflexiones sobre el éxito y el fracaso. Roberto Canedo señala la importancia de las enseñanzas audiovisuales, muy demandadas por las productoras que trabajan en Fuerteventura en el sector del cine, algunas de ellas dedicadas a la animación y radicadas físicamente en la Isla, gracias a las ventajas fiscales existentes en el archipiélago para el sector cinematográfico.
Por su parte, Guamarteme Cruz explica la intención de la escuela de realizar más cursos dirigidos a la animación, a fin de entrar en contacto con el sector profesional, que ya ha visitado la escuela, y poder iniciar una colaboración con prácticas en empresas cuando se gradúe la primera promoción, el próximo año. Asimismo, se incide en ofertar disciplinas que puedan vincularse a este negocio en alza en Fuerteventura, como es el de decoración, “que también puede ir enfocado a escenografía, o iluminación de ambientes o sets de televisión” y, como objetivo, el centro prevé realizar proyectos prácticos que engloben a toda la escuela en sus distintas disciplinas, “por ejemplo, un proyecto de videomaping”, indica Cruz.
Los alumnos majoreros ya participaron en un evento de gran formato, en la parte escenográfica de la ópera La Flauta Mágica, que se llevó por varios escenarios de las islas con una magna producción de los alumnos de arte de varias escuelas de Canarias.
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