Estos estudios se han convertido “en una potente herramienta” en campos como la paleontología y la arqueología
¿Puede el ADN antiguo ayudar a recuperar especies extintas en Canarias?
Estos estudios se han convertido “en una potente herramienta” en campos como la paleontología y la arqueología
¿Es posible resucitar animales ya extinguidos en Canarias? Para ello se necesita ADN antiguo y ya se ha obtenido este material de ejemplares de rata gigante de Tenerife y del lagarto Gallotia goliath. Quizás, con el tiempo, las herramientas genéticas permitan recuperar estas especies y devolverlas a las islas, un proceso denominado desextinción.
Para “resucitar” especies extintas “necesitamos su ADN” porque es ahí “donde se encuentran las instrucciones para poder hacerlo”, explica en una entrevista a EFE el investigador de la Universidad de La Laguna Víctor Tagua, quien puntualiza que la vida media del ADN es “relativamente corta”.
Hasta ahora, el récord de ADN secuenciado más antiguo es de poco más de un millón de años, el de unos ejemplares de mamut congelados en el permafrost, señala el biólogo, que ha escrito un artículo sobre la “desextinción” en la revista de divulgación Hipótesis.
Al respecto, Tagua precisa que se han recuperado restos de ADN de especies extintas como el mamut, dodo, neandertal y otras especies humanas, uro, moa, oso cavernario y tilacino (o lobo de Tasmania) y en todos los casos ha sido a partir de restos de huesos y dientes, cuerpos congelados, heces, cáscaras de huevos e incluso madera y muestras de suelo.
El estudio de este ADN antiguo se ha convertido “en una potente herramienta” en campos como la paleontología y la arqueología y, a medida que se progresa, se van batiendo récords de antigüedad en los restos secuenciados pero, avisa el investigador, “aún nos queda lejos el material genético de los dinosaurios”, que se extinguieron hace 65 millones de años y resulta difícil encontrar restos fósiles con ADN en condiciones de conservación suficientemente buenas como para traerlos de vuelta.
Descartada la posibilidad de un Parque Jurásico, Víctor Tagua revela que “tenemos un as en la manga y es que los descendientes de los dinosaurios siguen vivos y los podemos ver a diario a nuestro alrededor, sobre todo si miramos hacia arriba: las aves”.
Y es que las aves descienden del grupo del Velociraptor, por lo que un proyecto científico internacional se plantea traer de vuelta esta especie de dinosaurio utilizando el genoma de las aves, algo así “como buscar el dinosaurio que los pollos llevan dentro”.
En busca de los dinosaurios... en las aves
Víctor Tagua, que es también colaborador en el Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria con el programa Agustín de Betancourt (financiado por el Cabildo de Tenerife, TF Innova, Fdcan y Medi), explica que durante el desarrollo embrionario hay una serie de “genes maestros” que se encienden y apagan para dar lugar a diferentes estructuras y órganos.
Por ello muchos dinosaurios tenían dientes, garras y cola, que están ausentes en las aves actuales, sus descendientes.
Se trata por tanto de conseguir localizar los genes que dan lugar a las estructuras que están “apagadas” en las aves modernas y hasta ahora, se ha conseguido obtener embriones de pollo con dientes en lugar de pico, garras en las alas y se avanza en la línea de conseguir el desarrollo de la cola.
El resultado no sería un animal transgénico, puesto que no tendría en su genoma ningún gen extraño, sino de un organismo modificado genéticamente y, mientras tanto, apunta el investigador, se obtiene información valiosa sobre la biología del desarrollo que permitirá conocer mejor este proceso y datos sobre los mecanismos responsables de algunas enfermedades, abriendo la posibilidad de prevenirlas o incluso curarlas.
¿Y en Canarias?. Pues Canarias podría tener su propio “Parque Jurásico” pero con criaturas extintas en tiempos más recientes, apunta Víctor Tagua, pues tanto de la rata gigante de Tenerife (Canariomys bravoi) como del lagarto Gallotia goliath se ha obtenido ADN antiguo, pese a que el archipiélago no tiene las condiciones idóneas para una perfecta conservación del material genético.
Se trata de pequeños fragmentos del gran puzzle que es el genoma completo pero que pueden contener información suficiente sobre esas especies “que nos permita saber más sobre su pasado, adaptación, evolución y relación con otras especies similares”, detalla.
Estos animales desaparecieron hace unos pocos cientos o miles de años y llegaron a convivir con los primeros habitantes de las islas, que pudieron alimentarse de ellos al ser los animales salvajes de mayor tamaño a su llegada.
Si se lograsen recuperar “no serán desde luego exactamente las mismas especies”, sino híbridos con material genético de especies extintas y actuales.
Dicho esto, Víctor Tagua precisa que antes que recuperar especies del pasado “deberíamos poner nuestra prioridad en proteger y conservar la biodiversidad actual”, como son las cuatro especies de lagartos gigantes de Tenerife, Gran Canaria, La Gomera y El Hierro gravemente amenazadas y que son esenciales para el ecosistema, pues se encargan de dispersar las semillas de las plantas con las que se alimentan.
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