Juan Ramón Herrera Arteaga, catedrático de Química
“Antonio González llevó a cabo las primeras investigaciones sobre plantas endémicas de la Isla”
Juan Ramón Herrera Arteaga, catedrático de Química
Herrera es catedrático de química y cobiógrafo del científico más internacional del Archipiélago, Antonio González (1917-2002), el único canario galardonado con el Príncipe de Asturias de ciencia, y tres veces nominado al Premio Nobel de Química. Una exposición sobre el científico se puede disfrutar en La Oliva, en la Asociación Cultural Raíz del Pueblo, hasta el 18 de noviembre.
-¿Qué aprendió de Antonio González?
-Es difícil señalar una sola cosa. En todo caso a tener responsabilidad en las acciones emprendidas y, sobre todo, el tratar de ponerle voluntad a dichas acciones; en definitiva, con esfuerzo todo se puede lograr.
-¿Cuáles han sido sus logros científicos y educativos desde su punto de vista y que resaltaría en relación a Fuerteventura?
-Mas allá de la obtención de miles de sustancias orgánicas del estudio de las plantas de Canarias, señalaría la creación y desarrollo del Instituto de Investigación que hoy lleva su nombre en La Laguna, un lugar muy alejado de la España peninsular, lo que ha contribuido a poner a nuestras Islas en el mapa de la investigación de élite mundial. Por lo que se refiere a la educación en las Islas, su paso por el rectorado de la Universidad de La Laguna, en el periodo entre 1963 y 1968, implicó un cambio radical en la situación tercermundista de Canarias, en la que no había sino un pequeño puñado de escuelas de primaria, tres institutos donde cursar el bachillerato, y una oferta muy limitada de estudios universitarios, lo que hacía de nuestro Archipiélago la comunidad española con más analfabetos. Cuando dejó el rectorado se multiplicó el número de escuelas de enseñanza primaria por la totalidad de las Islas, se construyó el 75 por ciento de la actual red de institutos y se multiplicó la oferta de estudios universitarios. En relación a la Maxorata, destacaría las primeras investigaciones de su grupo sobre plantas endémicas, por ejemplo, el Cardón de Jandía, la Euphorbia handiensis, de cuyo estudio, el majorero Álvaro Calero de Vera, por entonces su alumno de doctorado, aisló de esta planta el Handianol, una sustancia que, junto al Obtusifoliol, revolucionó en la década de los años cincuenta del siglo pasado los conceptos sobre los caminos que empleaban los organismos para “fabricar” el colesterol.
-¿Qué otras plantas estudiadas destacaría del grupo fundado por González?
-Una planta que ha dado muchas satisfacciones científicas ha sido la Salvia canaria, la Salvia canariensis, la cual casi ha llevado cincuenta años para estudiarse. De ella se han aislado, en todo este tiempo, un buen ramillete de sustancias, la mayor parte de ellas con poderosas actividades antioxidantes y algunas antitumorales o antidiabéticas, como el Isorol, el Rosmanol y el Carnosol. También son de destacar la Tabaiba dulce, con su producto estrella histórico, el Lanosterol, empleado en los tiempos actuales para tratar las cataratas, el Peralillo, el Maytenus canariensis, del que se ha obtenido, por ejemplo, el Celastrol, para luchar contra la enfermedad de Alzheimer, por su carácter neuroprotector, o la Gomereta, el Aeonium Lindleyi, fuente de Lindleyina, un poderoso agente anti-inflamatorio, que no fue patentado en su día por el grupo científico de don Antonio y fue inscrito de forma poco ética por una empresa farmacéutica extranjera para que no le hiciera “sombra” a sus propios productos.
-¿Cuál sería la actitud del Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica canario sobre la situación del deterioro de la flora del Archipiélago?
-Sin duda, sería muy crítica con las políticas de ordenación del territorio en Canarias, donde se priorizan otros intereses, económicos, sobre una planificación racional de los recursos, que equilibre la co-existencia “pacífica” entre seres humanos y su entorno natural. Piensen en esto: ¿Quién nos puede negar la posibilidad de que en la más humilde planta que viva en un entorno que se va a destruir por el “ladrillo”, no se pueda encontrar escondida en su interior, una sustancia que cure las dolencias cronificadas en el mundo moderno, como el cáncer, el sida, las enfermedades neurodegenerativas o las enfermedades artríticas?
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