La Escuela de Pesca de Lanzarote lanza la campaña ‘Mujeres a bordo’ para animar a que se matriculen en las titulaciones que imparten para trabajar en el sector náutico, tradicionalmente masculino
Mujeres en la Escuela de Pesca: “No somos muchas pero cada vez somos más”
La Escuela de Pesca de Lanzarote lanza la campaña ‘Mujeres a bordo’ para animar a que se matriculen en las titulaciones que imparten para trabajar en el sector náutico, tradicionalmente masculino
En 2015 solo hubo seis mujeres matriculadas en los cursos de patrón costero o de pesca en Lanzarote. El año pasado, la estadística había empeorado. De 75, solo dos mujeres. En los grados, el año pasado, cinco de 88. Siguen siendo una gran minoría. Por eso, este año, la Escuela de Pesca inició una campaña llamada ‘Mujeres a bordo’, para animar a las mujeres a matricularse en las titulaciones que ofrece, que son muchas: 25 cursos profesionales, seis ciclos de formación profesional, tres de grado superior (acuicultura, máquinas y puente) y tres de grado medio (buceo, máquinas y puente).
Este año no hay chicas en los grados medios pero sí en los superiores del Instituto Politécnico de Formación Marítima Profesional de Canarias, que así se llama la conocida como Escuela de Pesca, que ya ha cumplido 77 años. Una de ellas es Raquel Mentrel, y es la única alumna matriculada en Máquinas. Quería empezar Puente, pero empezó Máquinas y dice que le está “encantando”. En el futuro quiere tener su propio barco.
“De niña quería un barco, no una casa, es un sueño”, dice Raquel. Le gustaría poder tener ese barco y dedicarse a hacer excursiones marítimas. Primero hizo un grado medio de forestales y después ya se dedicó al mar. Trabajó en La Palma en excursiones marítimas y también hace surf y pesca submarina.
Tomás Pérez-Esaú es profesor de inglés en el centro educativo. Le sorprendió la escasa presencia femenina: “Parece que no tienen presente que también pueden estudiar cualquiera de los ciclos”. El ambiente a bordo de un barco sigue siendo masculino y tan solo el dos por ciento, a nivel mundial, de los profesionales de los barcos, son mujeres.
Sin embargo, en el profesorado de la Escuela de Pesca la cosa cambia: más de la mitad son mujeres. Una de ellas es Idaira Hernández, que primero fue alumna en el Grado de Puente, después se matriculó en Náutica y ahora es profesora de Seguridad marítima. Cuenta cómo se recibe en ocasiones a las mujeres en los barcos. En Marruecos iba enrolada como alumna y en el puerto, incluso con la lista de la tripulación, le preguntaron si era la cocinera. “En Andalucía me dijeron si iba a los yates de recreo, donde sí hay más mujeres, pero yo iba a un petrolero”.
Y hay actitudes aún peores. Un segundo oficial de un barco le preguntó que si era latina. Ella le contestó que no. “Como eres morenita y tetona...”, le soltó. “Me pareció muy violento”, dice. Cree que a la hora de embarcarse sí hay discriminación. “Casi no contratan mujeres, yo veía que mis compañeros se iban embarcando y yo no”.
Raquel Mentrel, alumna: “De niña quería un barco, no una casa, es un sueño”
Dice que, de todas formas, esto es algo vocacional y anima a las mujeres a meterse en el mundo de la náutica a pesar de las trabas que se puedan encontrar. “Y siempre te dicen lo de los hijos, como si ellos no tuvieran hijos ninguno. No decidas tú por mí, es mi problema”, dice Carla Dorta, que también es profesora y también estudió Náutica en la Universidad porque “la carrera es preciosa”.
Carla asegura que el ambiente en la Escuela para las mujeres es bueno, pero que la incorporación al trabajo ya no es tan sencilla y que, además, está el famoso techo de cristal. “Muchas mujeres se quedan de segundo oficial y por delante de ellas van subiendo los hombres”, señala. Dice que el perfil de las mujeres que estudian es muy variado, pero que tienen una cosa en común: “Son muy trabajadoras”. Cuenta que tiene amigas que sí lo han pasado mal con algunos capitanes, pero que no se han achantado.
En general, según Idaira y Carla, las mujeres tienen que estar “alerta”. “No podemos ser enrolladas porque no te toman en serio, te pierden el respeto”, afirman. “Como profesora también tienes que ser dura o pasan de ti”, añaden.
Sector masculino
La directora de la Escuela es Carmen Déniz, que lleva 20 años como docente y dice que las alumnas siempre han rondado el 10 por ciento del total de matrículas. “Es un sector muy masculino, y no te digo antes cuando empecé yo, no aparecía una chica ni de broma”. Dice que es menos común que se matriculen en Máquinas, y más común en Puente o en Acuicultura.
Carmen Déniz, directora.
Carmen Déniz: “Es un sector muy masculino, y no te digo antes cuando empecé yo”
Destaca que muchas de las profesoras han sido antes profesionales y han estado trabajando en barcos y también señala que en la mayoría de los trabajos en un barco ya no es necesaria tanta fuerza como antes y que las tecnologías han ido igualando las posibilidades. Dice que, sean hombres o mujeres, las titulaciones de la Escuela de Pesca tienen un alto grado de inserción laboral. “Por lo general, los que salen de aquí tienen trabajo”, afirma.
Otra de las alumnas es Nerea Infanzón. Es de Galicia aunque nació en Estados Unidos y dice que no tiene familiares cercanos relacionados con el mar. Trabajó ocho años de cajera y después en barcos, pero se quiso seguir formando. “Decido pasar de que me mandaran a intentar mandar yo”, resume.
Nerea iba a estudiar en Vigo el grado medio, pero la llamaron de Lanzarote para el grado superior. Dice que se han cumplido sus expectativas. “Se aprende mucho”, señala. “Mi idea es hacer prácticas en barcos grandes, no dedicarme a la pesca, en barcos mercantes de pasaje o petroleros o algo así”. Señala que en la Escuela no hay discriminación, pero que embarcada se nota algo más, aunque puntualiza que eso pasa también en cualquier otro sector. “No somos muchas pero cada vez somos más”, dice.
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