Una de las conclusiones provisionales del informe de la Universidad de La Laguna es que en Canarias los activos financieros son menores y se compensan con activos inmobiliarios
Una décima parte de la población en Canarias atesora el 60% de la riqueza; la mitad, el 4%
Una de las conclusiones provisionales del informe de la Universidad de La Laguna es que en Canarias los activos financieros son menores y se compensan con activos inmobiliarios
Un informe de la Universidad de La Laguna constata que una décima parte de la población de Canarias atesora el 60 por ciento de la riqueza y que el estrato más bajo, más de la mitad de los residentes, apenas acapara entre el dos por ciento y el cuatro por ciento; una proporción que coloca a las islas en los puestos de cabeza en cuanto a desigualdad en España y Europa occidental.
El informe en cuestión, encargado por el Gobierno de Canarias, ha sido presentado este miércoles en el marco del seminario de investigación 'Desigualdad en riqueza. La situación de Canarias en el contexto autonómico nacional', dentro de la Semana de la Pobreza que organiza la Facultad de Economía, Empresa y Turismo.
Uno de sus autores, Dimitry Petrov, de la Universidad de Alcalá, ha puesto de relieve que la desigualdad se amplifica respecto al resto de España en el tramo de población más rica, ese 10 por ciento que acumula el 60 por ciento de la riqueza en Canarias, frente al 55 por ciento de la media nacional.
Si se atiende al índice de Gini, se observa una desigualdad levemente superior en Canarias (70-75 por ciento) respecto a otras comunidades autónomas como Madrid, Cataluña o Baleares.
Una de las conclusiones provisionales del informe de la Universidad de La Laguna es que en Canarias los activos financieros son menores y se compensan con activos inmobiliarios.
Otra de las diferencias respecto al resto del territorio español es que las familias canarias almacenan menos riquezas en las cuentas corrientes y fondos de pensión.
En Canarias, los activos inmobiliarios son la principal fuente de riqueza, unido a seguros de vida y fondos de pensiones, a excepción del grupo entre el 1 y 5 por ciento más rico, en el que los activos con negocios son su principal fuente de riqueza y tan solo el 0,1 por ciento más rico se enriquece principalmente a través de acciones cotizadas en bolsa y en pymes.
Los activos inmobiliarios suponen el 70 por ciento de la riqueza de las familias españolas (en Canarias son el 80-85 por ciento), que pierden fuerza hacia las acciones cotizadas y no cotizadas y los fondos de inversión el grupo más rico, detalla la Universidad de La Laguna en un comunicado.
Otro de los autores del estudio, Gustavo Marrero, catedrático de Análisis Económico de la ULL, ha explicado que el contexto canario parte de una dinámica macroeconómica de los últimos 30-40 años que está detrás de los niveles de desigualdad del presente, tanto en renta como en riqueza.
Estos se basan en el mantenimiento de la baja productividad del trabajo y bajo crecimiento y pobre creación de empleo, unido a bajos salarios reales.
Todo lo cual se traduce en que Canarias esté entre los territorios con los niveles más altos en desigualdad no solo en España sino en Europa occidental, con altos niveles de pobreza relativa al riesgo de exclusión, dado por el bajo crecimiento económico de las clases más bajas y el aumento constante de la desigualdad respecto a las personas más ricas.
Puntualiza Marrero que para poder revertir esta situación se requiere una diversificación del capital más alejado de la concentración en el sector de la construcción, hacia iniciativas ligadas al conocimiento.
Juan César Palomino, de las universidades Complutense de Madrid y de Oxford, ha señalado por su parte que la desigualdad de la riqueza no depende del talento o esfuerzo de los individuos, ya que un 30 por ciento de la desigualdad viene generado de las herencias.
Esto se suma a la desigualdad originada en el acceso a las oportunidades, como préstamos no concedidos a proyectos empresariales por las entidades financieras o que buscan garantías frente a los riesgos, incrementando los tipos de interés.
Asimismo, ha citado la influencia de esta desigualdad en las instituciones y decisiones respecto al bienestar de la mayoría, lo que conlleva a inestabilidad política y social, vinculados al problema del acceso a la vivienda, entre otros.
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