La elevada oferta de actividades recreativas en el entorno patrimonial y natural de la Isla requiere de regulación y un control más exhaustivo, aseguran los expertos
Excursiones a motor en Lanzarote: ¿una amenaza para el patrimonio?
La elevada oferta de actividades recreativas en el entorno patrimonial y natural de la Isla requiere de regulación y un control más exhaustivo, aseguran los expertos
La muerte de una turista irlandesa durante una excursión de buggies, en la que también resultó herida su hija, que luego terminó fallecido, mientras atravesaba la zona de Los Roferos de Teseguite, abrió nuevamente el debate sobre la necesidad de regular la práctica de esta actividad recreativa y el establecimiento de rutas autorizadas, que en ocasiones carecen de los permisos pertinentes sin obviar el perjuicio al patrimonio medioambiental de Lanzarote.
La empresa en cuestión contaba con la autorización del Cabildo de Lanzarote para la realización de la actividad desde el 3 de abril al 31 de diciembre “siempre que circulen por asfalto y por pistas habilitadas para ello”, dado que la ruta atravesaba una zona de especial sensibilidad para las aves entre los Llanos de La Corona y Tegala Grande. En la actualidad solo dos empresas están autorizadas para realizar ese recorrido en este tipo de vehículos en Lanzarote: H2O Actividades Acuáticas SL y Explorar Lanzarote SL.
Nicolás Saavedra, consejero en funciones de Medio Ambiente, Bienestar Animal y Soberanía Alimentaria del Cabildo de Lanzarote, asegura que el establecimiento de una ordenanza insular que regule la actividad en Lanzarote, como ya se ha hecho en otras islas, es una “asignatura pendiente”. Habla de la necesidad de regular a nivel insular la actividad, que en la actualidad está sujeta al Plan Insular de 1991, por el que ya han trascurrido más de 30 años. “Es importante que el nuevo Plan de Ordenación de Lanzarote contemple la regulación de esta actividad”, señala el consejero.
También considera “insuficiente” la plantilla de agentes de medio ambiente, fijada en la actualidad en ocho trabajadores, para velar por el cumplimiento de las normas en la materia. La regulación en la actualidad compete a los municipios, explica Saavedra, que reconoce que existe un excesivo tránsito de este tipo de vehículos en una isla con gran cantidad de zonas protegidas en su territorio. Lanzarote adolece de una regulación y control más exhaustivo ante la proliferación de la oferta de actividades recreativas en el entorno natural y patrimonial en una isla altamente tensionada.
En resumen, esta es la visión de ecologistas y responsables de patrimonio. La teoría es que la isla de Lanzarote cuenta con un 50 por ciento de su territorio protegido cuyo uso debe ser responsable y sostenible. En la práctica, la alta presión sobre el espacio que soporta a tres millones de turistas al año y la implantación de más actividades hace inviable esta protección.
El patrimonio arqueológico es uno de los que más sufre esta presión. Ricardo Cabrera, inspector de Patrimonio de la Corporación insular, considera que ya es hora de darle contenido a la Reserva de la Biosfera y dice que “a lo mejor hay actividades que no caben o que habría que regularlas. Hay una falta de regulación muy importante”.
Lanzarote es un territorio extremadamente sensible, no solo desde el punto de vista natural, sino cultural, en el que, sin embargo, se ha ido a buscar el rendimiento económico inmediato obviando las actividades económicas (agricultura, pastoreo y pesca) ejercidas durante 2.000 años que han modelado ese paisaje que hoy sirve como reclamo turístico: “Tendremos que cuidarlo y hacer políticas que sepan conjugar estas dos vertientes”, opina.
“Si no hay un control no deberían permitirse estas actividades”
Para este inspector de Patrimonio, el perjuicio sobre el territorio no solo lo provocan actividades del motor como las excursiones en quads y buggies, sino que se han propiciado una gran cantidad de iniciativas ligadas al deporte, como la tendencia por organizar pruebas deportivas o prácticas de senderismo. Algunas de ellas se desarrollan en época de nidificación en El Jable. Actividades que no solo suponen un daño al territorio y el patrimonio, sino que afectan a la fauna y flora e incluso “está en juego la salud psicológica de la comunidad”. “La Isla se ha convertido en un parque temático”, sostiene Cabrera.
Con el objetivo de “hacer una teatralización de lo que realmente no somos para venderlo hacia los que nos vienen a visitar”. No en vano, Lanzarote padece el efecto del paso de tres millones de turistas anuales. Desde el área de Patrimonio destacan el problema que supone el desarrollo de estas actividades recreativas para los numerosos yacimientos arqueológicos que se encuentran en la Isla. “Es imposible señalizarlos todos, muchos de estos vehículos pasan por encima y ni siquiera lo saben”, dice.
También se abre el debate sobre la conveniencia o no de señalizar los yacimientos como medida disuasoria contra actos de vandalismo o expolio. Ante este hecho se plantea una disyuntiva: “La principal herramienta para la conservación del patrimonio es la educación, sin embargo, programar las visitas escolares a estos yacimientos representa difundir la existencia de una zona patrimonial que carece de vigilancia, y que se expone a las visitas de curiosos y a su posterior difusión a través de las redes sociales. No es que haya mala intención, es desconocimiento”, dice.
Cabrera pone un ejemplo: la Peña de Luis Ramírez en Teguise, en la que existe un litófono que está siendo objeto de actos de vandalismo con lo que están desapareciendo los grabados. El escollo surge cuando la zona a preservar, como es el caso de este espacio, no pertenece a la Administración. El inspector de Patrimonio lamenta además que “nunca nadie se haya preocupado de poner en marcha una institución de divulgación del patrimonio, como es un museo”. Tras cuarenta años en el olvido se está ejecutando ahora el Museo de Zonzamas, señala.
Rallies
Otra de las actividades que también ha puesto sobre la mesa la conveniencia de restringir el tránsito de vehículos a motor por zonas especialmente sensibles de la Isla son las pruebas de rallies. Para Ricardo Cabrera sería conveniente crear un circuito del motor en zonas en desuso y que diera respuesta a los aficionados de este tipo de pruebas deportivas con lo que se pondría en valor espacios deteriorados, como una antigua cantera en Argana, y de paso se evitaría el tránsito de los vehículos por espacios naturales.
“La Isla se ha convertido en un parque temático”, sostiene Ricardo Cabrera
Al respecto, el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Alberto Ucero Solís, apunta que desde el mundo científico se advierte de que no se pueden realizar pruebas automovilísticas en espacios donde existen especies protegidas como la hubara canaria, el guirre, el cuervo canario y el halcón tagarote, entre otras.
“Los buggies y los quads son en definitiva vehículos parecidos: emiten ruidos, levantan polvo, circulan a una velocidad más alta de la permitida,30 kilómetros por hora, por caminos y pistas de tierra y no se puede poner una vara de medir diferente. Si la ley no permite los rallies en estas zonas, debería ser igual para quads y buggies, porque de lo contrario se estaría tratando de manera injusta a los aficionados de los rallies. La ley debería aplicarse de la misma manera para los dos tipos de actividades, una deportiva y otra de ocio y recreativa”.
Alberto Ucero considera que a pesar de que estén definidos los caminos y pistas para el tránsito de quads y buggies no existe una vigilancia o control por parte de las administraciones para cerciorarse de que cumplen con esta obligación. “A algunas empresas se les ha denunciado por circular por fuera de pistas no autorizadas y dentro de espacios protegidos”. Tampoco se controla la velocidad a la que circulan ni el guía vigila lo que hacen los usuarios durante todo el recorrido. “Si no se puede garantizar que haya un control no deberían permitirse estas actividades”, señala.
También señala que es una irresponsabilidad que un turista pueda conducir un vehículo en Lanzarote que probablemente no haya usado nunca y además en una isla donde no conoce los caminos y por zonas con alto riesgo que aumenta la peligrosidad, sumado a la velocidad a la que circulan, poniendo el ejemplo del triste fallecimiento reciente de una persona que se precipitó al interior de una cantera de rofe con un buggy perteneciente a una de las empresas que alquilan este tipo de vehículos.
De otro lado, considera innegable el “daño y molestias” que causan sobre la fauna silvestre porque en esas zonas se encuentran especies amenazadas o en peligro de extinción, además aumentan las posibilidades de atropello de las especies al atravesar su hábitat. Además, afirma que “El paso de estos vehículos destroza totalmente los caminos y afectan a los cultivos de los agriculturotes, los cuales acaban llenos de polvodado que muchos de estos itinerarios atraviesan caminos agrícolas”.
Asimismo, Ucero recuerda que las competiciones deportivas como maratones, ciclismo de montaña, pruebas cronometradas, etc, deberían hacerse siempre fuera de espacios protegidos pertenecientes a la Red Natura 2000 o al conjunto de la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos o al menos durante la época de reproducción de diversas especies amenazadas. “Deberían realizarse estudios previos del número máximo de participantes y de la capacidad de carga de cada zona por donde discurren las pruebas”, añade. “Lanzarote tiene suficientes zonas para que puedan desarrollarse estas actividades sin que suponga una amenaza para la conservación de la biodiversidad”, sostiene.
Impacto ambiental
El Servicio de Biodiversidad del área de Medio Ambiente emitió un informe en noviembre de 2016 en relación a las rutas en quads que se realizan por pistas de tierra, fuera de los límites de los espacios protegidos de la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos y de la Red Natura 2000, en el que se hace constar literalmente: “El ruido y tránsito de vehículos en grupo pueden tener repercusiones negativas sobre la especies de aves tales como el corredor (Cursorius cursor) y otras aves esteparias. Especialmente debe tenerse en cuenta el efecto sobre la hubara canaria (Chlamydotis undulata fuerteventurae) y cómo el ruido y las actividades humanas afectan a su localización y presencia.
El entorno de Lanzarote padece el efecto del paso de tres millones de turistas anuales
El informe hace referencia a que se han publicado ciertos estudios sobre las actividades humanas tales como los quads y motocross, en los que se deja constancia de que estas prácticas de vehículos a motor “incrementan las molestias que pueden alterar el balance de tiempo y energía de las especies y la percepción de riesgo de actividades cotidianas, afectando finalmente a la biodiversidad animal”.
Por ello, se considera en todo momento que las mismas deberían someterse al procedimiento de impacto ambiental ordinario, dado que “generarán impactos potenciales en la atmósfera (ruido, polvo y aire) suelos (degradación y erosión del suelo, residuos de plásticos y orgánicos, contaminación del suelo por vertidos de aceites y combustibles) y en la fauna y flora presentes en las rutas que atraviesan”.
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