Maximiano Trapero, catedrático de Filología e investigador del romancero
“El romancero es un género vivo aún, aunque no con mucha salud”
Maximiano Trapero, catedrático de Filología e investigador del romancero
Maximiano Trapero recorrió, a finales de los ochenta, Fuerteventura de norte a sur en busca de viejos romanceadores que aún mantuvieran en su memoria los romances de Delgadina, Blancaflor y Filomena o El caballero burlado. En 1991 todo aquel material se convirtió en Romancero de Fuerteventura. Este catedrático de Filología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que ha dedicado gran parte de su vida al estudio del romance hispánico, siguió viajando a Fuerteventura y recogiendo nuevas versiones que ahora aparecen en una segunda edición revisada y ampliada con el título de Romancero General Fuerteventura.
-¿Qué novedades presenta el ‘Romancero General Fuerteventura’, respecto a la edición que se publicó en 1991?
-La recolección de romances o de cualquier otro género de tradición oral -canciones, cuentos, leyendas, etcétera- nunca se acaba. Nunca puedes tener la seguridad de que has agotado el caudal de repertorio que puede haber en una isla. La primera recolección en Fuerteventura fue en los años 88 y 89. Luego, seguí viniendo a Fuerteventura y siempre volvía a determinados lugares y, sobre todo, a determinados informantes que yo suponía que no habían agotado la información. En esta edición, quise incorporar no solo los poemas clasificados dentro del género del romancero sino aquellos otros géneros poético-narrativos, como las décimas o las coplas a la Virgen de la Peña, que complementan y amplían la anterior. Por tanto, esta segunda edición da una visión mucho más completa del repertorio romancístico o poético-narrativo. Además, incorporo aquellas versiones que habían sido publicadas antes de mi romancero o posteriormente y que yo no conocía. Por ejemplo, los romances que aparecen en las memorias de Ramón Castañeyra o los textos de la Rosa del Taro de Pedro Cullen.
-¿Cuántas versiones de romances aparecen en este libro?
-376 versiones de 174 temas romancísticos.
-¿Qué particularidades tiene el romancero de Fuerteventura?
-La característica principal es la función que cumplió el canto de los romances. En cada lugar, el romancero siempre ha cumplido una función y desde el momento que deja de ser funcional, poco a poco, desaparece. Eso es lo que está ocurriendo en la actualidad. Los romances ya no cumplen una función. La gente ya no canta los romances. La función principal de Fuerteventura era en las arrancadas de la mies. Ahí, se formaban grandes grupos, que se llamaban las pionadas, donde la animación consistía en el canto de los romances. Ese canto de los romances se convertía en un canto colectivo, responsorial. Había un solista que cantaba el romance y el resto de la cuadrilla respondía con un pie de romance. Esa es la característica exclusiva de Fuerteventura. Como canto de trabajo en la arrancada de mies, no existió en ningún otro lugar. Esa manera de cantar de un solista con el coro viene a Fuerteventura con el fenómeno de las arrancadas.
-¿Existe alguna otra particularidad que solo se dé en esta Isla?
-Otra característica del romancero de Fuerteventura es la gran abundancia de romances de pliego dieciochesco, que son unos romances de dimensiones enormes. Dentro de esos romances fueron muy importantes en Fuerteventura los Doce pares de Francia. Eran muy largos y servían para las tareas largas de arrancada. Ahí, el gran conocedor del romancero presumía de saber los grandes romances y colectivamente era muy apreciado por esa gran memoria.
-¿Cómo llegan esos romances de pliego a la Isla?
-La difusión del romancero ha tenido dos vías fundamentales. La primera y más importante es la oralidad. Los romances se aprendían de haberlos oído a la madre, los abuelos, etcétera, pero había otra forma de divulgación que era a través de los pliegos. Eran hojas sueltas muy baratas de imprimir. Se imprimían por miles y miles. Eran un papel muy endeble y al pasar de una mano a otra llegaban a desaparecer. Era una manera muy popular, barata y efectiva en la divulgación del romance.
“La función principal del romancero en Fuerteventura era en las arrancadas”
-Las tareas del campo han ido desapareciendo y los grandes romanceadores de la Isla ya no viven. Ante esta situación, ¿cómo se puede hacer para que no se pierdan los romances?
-Puede haber varias acciones a desarrollar. Los grupos folclóricos podrían incorporar en su repertorio los romances, tal y como han hecho Los Sabandeños o Mestisay. Otra fórmula es la escuela. Se trata de que los niños, de la misma manera que conocen la historia de Canarias, puedan conocer el fenómeno del romancero, que es uno de los aspectos culturales más importantes de la historia de la literatura española. Seguramente no hay ningún otro género literario que pueda compararse con el romancero, tanto en la pervivencia de ese género como en la extensión sociológica del fenómeno. También a través de estas jornadas organizadas por Marcos Hormiga, en Betancuria. Me parece admirable que durante tres días en Betancuria se hayan organizado unas jornadas para recordar que existe un género vivo aún, aunque no con mucha salud, y para reivindicar los valores que el romancero ha tenido a lo largo de la historia.
-Acaba de mencionar salud. ¿Qué salud tiene en Fuerteventura este género?
-Muy poca. En la presentación de este libro en Fuerteventura tuvimos la suerte de contar con una extraordinaria romanceadora de Fuerteventura: Ana Guerra, de Villaverde. Es un caso muy excepcional. Cuando hice la recolección de los romances, en los años ochenta, mis principales informantes eran gente de ochenta años. Todas aquellas personas han muerto y se han llevado consigo un tesoro acumulado durante siglos en la historia de Fuerteventura. Si tuviéramos que iniciar ahora las encuestas para recopilar el romancero de Fuerteventura, posiblemente no recogeríamos el diez por ciento de lo que hay en este libro.
-Cuando ha regresado a Fuerteventura para la revisión del romancero, ¿se ha encontrado con nuevas versiones no recogidas?
-Sí. Una muy importante de Eulalio Marrero: El marqués de Mantua, un romance que se recoge por vez primera en la tradición oral de Canarias y de España. Es un romance carolingio. El marqués de Mantua es uno de los doce pares de Francia. ¿Cómo le llega a Eulalio Marrero ese romance? Muy posiblemente por los pliegos de cordel, pero él lo oraliza. Cuando Eulalio Marrero lo conoce ya no es la versión del pliego. Es una versión resumida, pero es totalmente tradicional.
“La Isla tiene un cancionero muy rico, son muy famosas las polcas majoreras”
-Usted ha llegado a decir que Eulalio Marrero es la memoria más privilegiada que ha conocido...
-En todos los lugares que he estado, y han sido muchos, nunca he encontrado una memoria tan portentosa como la de Eulalio Marrero.
-También ha estudiado el cancionero de Fuerteventura. ¿Qué es lo más importante que atesora la Isla en su cancionero tradicional?
-Fuerteventura tiene un cancionero muy rico. Son muy famosas las polcas majoreras. Son muy satíricas. También tiene elementos importantes en el resto de los géneros. En Fuerteventura, fueron muy importantes los ranchos de ánimas. Ahora, se mantiene exclusivamente en Tiscamanita, pero antes existió en Tuineje, Antigua y en otros muchos lugares. Aunque no es propiamente cancionero, en Betancuria ha pervivido el Auto de los Reyes Magos. Se trata de una tradición literaria popular muy importante. Los cuentos de brujas también son importantes y las adivinanzas. Publiqué el libro Cien adivinanzas poéticas de un pastor de Fuerteventura de Luis Chacón, un pastor de El Roque especializado en adivinanzas. Conocía algunas adivinanzas por tradición oral, pero él era especialista y creaba las suyas propias.
-¿Qué queda por investigar de la literatura oral en la Isla?
-Nunca se acaba la investigación. Hay que ir tocando las puertas. Nunca sabes dónde vas a encontrar una buena informante y buena conocedora de la tradición. Toda esa tradición está prácticamente moribunda, fundamentalmente los romances. Las coplas tienen una vitalidad mayor porque siguen cantándose.
-¿Qué papel juega la décima dentro del compendio de la literatura oral de la Isla?
-La décima tiene dos manifestaciones diferentes. Una como poesía narrativa y otra como poesía lírica: cancionero y romancero. Como poesía narrativa viene a ser una sucesión del romance, pero también son un género cancioneril lírico donde se manifiesta un sentimiento amoroso, de desamor, canto a la naturaleza... En Fuerteventura, son muy importantes. En la Isla, hay creadores de décimas. Por tanto, es un género vivo.
-¿Se estudia el romancero en las universidades canarias?
-He sido profesor de la Universidad de Las Palmas durante muchísimos años y no he logrado incorporar el romancero como asignatura monográfica. Sí lo convertí en cursos de doctorado. El romancero ha figurado durante muchos años como cursos de doctorado. Por lo demás, el romancero se da en asignaturas de literatura. Por ejemplo, en la de literatura Medieval y Renacimiento. Ahí, aparece el romancero antiguo y escrito.
“Fuerteventura tiene un corpus de toponimia guanche interesantísimo”
-¿Se interesan los jóvenes investigadores canarios por estudiar el romancero?
-Sí. He tenido alumnos que han hecho sus tesis doctorales sobre el romancero. No son muchos los inclinados a ello, pero existen. Tanto en la Universidad de La Laguna como en la de Las Palmas ha habido alumnos que se han dedicado al estudio del romancero y se han doctorado con tesis sobre el romancero.
-¿Hacia dónde se centran ahora sus investigaciones?
-Estoy ahora a manos llenas en la investigación de la toponimia de Canarias.
-¿Cómo resumiría la toponimia existente en Fuerteventura?
-De las más interesantes. Fuerteventura tiene un corpus de toponimia guanche interesantísimo y cuantiosísimo. Basta ver los nombres de los pueblos. Ese es el estrato más antiguo. También está la impronta francesa de los normandos, cosa que no tienen otras islas salvo un poco Lanzarote. Betancuria es el ejemplo más evidente. Por otro lado, la orografía es determinante. La manera de las montañas tiene características que se reflejan en la toponimia. Por ejemplo, un topónimo muy común en Fuerteventura es cuchillo o cuchillete. Un cuchillo es un lomo no muy extendido por la enorme erosión que ha tenido Fuerteventura a lo largo de los siglos.
-¿Cómo afecta la toponimia de la Isla?
-Los topónimos tradicionales son siempre motivados. Por ejemplo, cuando se llama Río Palmas es porque había una corriente de agua. Todo topónimo tradicional está motivado. Los neotopónimos no tienen motivación. Son nombres creados estéticamente para ponerlos en un folleto turístico y para atraer al turismo. Cuando son nuevos esos nombres no pasa nada, se suman a los tradicionales. El problema es cuando uno de esos nuevos topónimos borra, suple y se pone por encima de uno tradicional. Ese es el problema porque está borrando una parte de la historia de la Isla.
-Humboldt decía que la lengua era el único testimonio vivo que tenemos de la cultura de los aborígenes. ¿Qué puede aportar el estudio de la lengua a la arqueología?
-Todo. Donde haya un lugar que se llame Los Caserones tenemos la seguridad de que allí hay un yacimiento aborigen; donde hay un topónimo que se llama Los Canarios tenemos la seguridad de que allí hay un yacimiento o resto arqueológico. La toponimia tradicional es indicativa de hechos históricos vinculados con la arqueología.
Comentarios
1 Fefa González. Lun, 26/12/2022 - 14:43
Añadir nuevo comentario